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Haz el bien porque no sabes a dónde llega
3 comentariosEl bien es difusivo, se expande, se contagia. También el mal, desgraciadamente. Como el mal hace más ruido parece que se contagia más. Pero seguramente no es así, porque el bien, por silencioso que sea, tiene más fuerza que el mal. Cierto, a veces es más fácil saber a dónde llega el mal que a dónde llega el bien. Pero eso no es motivo para dejar de hacer el bien. A veces no sabemos a dónde llega, pero puede llegar muy lejos. La influencia de las clases de teología que he dado a lo largo de mi vida se ha multiplicado gracias a mis buenos alumnos, que se han aprovechado de ellas para sus catequesis, sus homilías, sus reflexiones, que han oído muchas personas que no conozco ni conoceré.
No pretendía hablar de mi. Pido perdón. Pretendía hablar de un alumno mío que, gracias a sus méritos propios, se ha convertido en un excelente artista, un pintor modernista, cuyos cuadros de tipo religioso se pueden encontrar ya desperdigados por el mundo entero. Estoy hablando de Félix Hernández Mariano, fraile dominico. Supongo que no te importa que te cite y utilice el género literario de dirigirme a ti. Me he llevado una sorpresa mayúscula y agradable cuando he visto que, en una parroquia de Santo Domingo, en la República dominicana, diez de las vidrieras de la Iglesia son “tuyas”, o mejor, están decoradas con tus pinturas. Debajo de cada vidriera, además de poner el motivo del cuadro, pone tu nombre. Es un ejemplo más de como tu influencia artística, pero también tu influencia catequética a través del arte, ha llegado muy lejos.
Vivimos tiempos difíciles a causa de este virus peligroso que se contagia con relativa facilidad. Es otro ejemplo de cómo el cuidado que podamos tener, las precauciones que debemos tomar, van a llegar más allá de lo que podamos imaginar. Quizás nunca lo sabremos, pero el gesto sencillo de lavarnos las manos o de taparnos con el brazo al estornudar, han evitado que otro se contagiase. Quizás nunca lo sabremos, pero el bien estará hecho, sin darnos cuenta. Porque lo importante no es que nos demos cuenta o que nos den las gracias. Lo importante es hacer el bien.
La foto que acompaña a este post la he tomado yo. Se trata de una de las vidrieras de las que antes he hablado, titulada “Santo Domingo de Guzmán”.