Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

5
Abr
2012

Fuertes y valientes de corazón

5 comentarios

“Sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor” son las últimas palabras del salmo 31. Este salmo la Iglesia lo canta en la liturgia del viernes santo. Según el evangelista Lucas, Jesús, clavado en la cruz, pronunció uno de los versos del salmo 31: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”. Lucas quiere subrayar la esperanza con la que Jesús muere, una esperanza en medio de la desesperación más absoluta. De hecho el salmo 31, que comienza con unas palabras de esperanza (“al Señor me acojo, no quede yo nunca defraudado”) es la súplica de un acusado inocente, de un moribundo, expuesto a la persecución y excluido de la comunidad. A pesar de las acusaciones injustas de que es objeto, sigue confiando en Dios.

Lucas no pretende decir que Jesús muriera recitando este salmo. Pero sí quiere decir que muere con los sentimientos que en él se reflejan y, por tanto, que el salmo es aplicable a la situación de Jesús crucificado, abandonado por los suyos y hasta por el Padre, según dicen Mateo y Marcos. Su obra parece un fracaso absoluto. Ahora bien, si las palabras finales del Salmo (“sed fuertes y valientes”) pueden aplicarse a Jesús crucificado, abandonado y aparentemente fracasado, entonces hay que afirmar, para ser consecuentes con el imperativo de la frase y el plural de los que esperan en el Señor, que Jesús tenia conciencia de que no moría para él solo. Se dirigía a todos. Él es el icono de toda persona que se encuentra en trance de morir. Estas palabras: “sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor”, puestas en labios de Jesús, hay que ponerlas en nuestros propios labios. Y repetirlas con tanta más fuerza cuanto mayores sean las dificultades a las que nos enfrentamos.

En este mundo hay demasiados crucificados. Conozco gente sin trabajo, que tienen dificultades para llegar a fin de mes. Personas afectivamente cercanas sufren una situación de profunda tristeza, sienten la fragilidad de su propia vida. De todos ellos me acordaré en la liturgia de este viernes. Y me acordaré de mí, que también soy frágil y débil. Todos nosotros, si somos creyentes, deberíamos escuchar con esperanza las palabras que reflejan los sentimientos de Jesús y que, como he dicho, él pronuncia también pensando en nosotros: en vuestra desesperanza, tristeza, soledad, fragilidad y precariedad “sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor”.

Posterior Anterior


Hay 5 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Manolo
5 de abril de 2012 a las 15:28

Pues sí, tiene usted razón, hay demasiados crucificados: niños obligados a trabajos penosos, a combatir en la guerra, a quedarse solos mientras sus padres emigran, niños hambrientos, abandonados. Hay demasiadas cruces y sobre todo hay crucificadores. ¿Celebrar el jueves santo, día del amor fraterno, o el viernes santo es solo cuestión de procesiones y oficios o es necesario denunciar tantas situaciones que se oponen al amor, a las cruces y a los crucificadores? ¡Qué Dios nos ayude a resucitar a todos, o sea, a vivir de otra manera! Y que la Iglesia sea un lugar donde se curan heridas y no donde se abren.

Marcelo
6 de abril de 2023 a las 21:46

Gracias Padre por sus oraciones las necesito. Abrazo fraternal y Bendiciones

juan garcia
6 de abril de 2023 a las 23:04

Ciertamente se necesita ser fuerte de corazon para penetrar en el sufrimiento profundo del crucificado: "Una espada atravesara tu corazon", le dice el profeta a la madre, y si somos buenos hermanos y buenos discipulos atravecera tambien el nuestro.
El sufrimiento del crucificado supera toda imaginacion y nos hace culpables a todos: perdonanos, Senor!

Alberto TROISI
7 de abril de 2023 a las 18:19

Sí, hay que ser fuertes aunque la mundanidad nos abrume. Tomar conciencia del sufrimiento espíritual y físico de Jesús es rediseñarse cómo ser humano frágil, soberbio, ególatra, cruel, etc para adentrarse en el misterio de la Misericordia de Dios. Abrirse al Espíritu y tener FE en el único bien perdurable

Valero
8 de abril de 2023 a las 11:13

Como dice otro salmo: "Espera en Dios, que volverás a alabarlo". Es precisamente este salmo el que acude a mi, cada vez que la tristeza o la desesperanza me rondan y me invitan a tirar la toalla. Como dice San Pablo: "en esperanza fuimos salvados".

Logo dominicos dominicos