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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

25
May
2023

Espíritu de amor

7 comentarios
cruzamor

Tras las dos reflexiones precedentes sobre la relación del Espíritu con la libertad y con la verdad, ofrezco una última sobre la relación del Espíritu con el amor. Pues, el Espíritu derrama en nuestros corazones el amor de Dios (Rm 5,5). El amor es lo que da sentido a la libertad y a la verdad, y lo que prueba la calidad de ambas. Una libertad sin amor se pervierte y se convierte en egoísmo y opresión. Y la verdad sin amor también se pervierte y se transforma en idolatría y absolutismo.

La verdad no es un tener, es un ser. Cristo no dijo: tengo la verdad, sino: “yo soy la verdad” (Jn 14,6). Si la verdad no fuera un “ser” y no se convirtiera en amor, caeríamos en la ilusión de creer que la vida cristiana queda circunscrita cuando está cuidadosamente definida. Pero ya el Nuevo Testamento advierte que no son los que dicen “Señor, Señor”, los que entrarán en el reino de los cielos, sino los que cumplen la voluntad del Padre. Y la voluntad del Padre es que “os améis los unos a los otros como yo os he amado”. Por este motivo san Pablo nunca separa la fe (que implica el conocimiento de la verdad) del amor. Y Santiago califica de diabólica una posesión de la verdad sin amor.

La gran prueba de la posesión del Espíritu termina siendo el amor. El amor que implica verdad y libertad. Pues el amor siempre conduce a la verdad, ya que respeta profundamente al otro y busca su bien. Y también conduce a la libertad: solo desde el amor la libertad germina. Sin amor no hay respeto del otro, ni compasión, ni comprensión, ni perdón. Solo el amor permite que el otro sea verdaderamente otro, es decir, que sea libre.

El ejemplo de Jesús resulta aleccionador: la verdad no se impone desde el poder. Por eso reprende a sus discípulos que pretenden que baje fuego del cielo sobre aquellos que no le reciben; por eso no pide que el Padre mande legiones de ángeles para que le defiendan. De ahí que su palabra tenía autoridad y no las tenían las palabras de los escribas, que eran los que detentaban el poder religioso y el poder armado. La verdad, para Jesús, sólo es tal cuando brota del amor, se proclama con amor y se acoge con amor. Más aún, sólo el amor termina imponiéndose, pues es la única fuerza que tiene valor de eternidad.

Si queremos que nuestra catequesis y nuestra predicación resulten creíbles, tienen que estar respaldadas por el amor, acompañadas de signos de amor. Muchas de nuestras verdades se descalifican de entrada por la manera como las ofrecemos, por ejemplo, en un tono amenazante o con palabras alejadas de la experiencia de nuestros oyentes. Muchos superiores sólo se soportan, pero no crean comunidad, porque su gobierno no está arraigado en el amor ni se ejercita en un clima de libertad. Si Dios ha hecho al hombre libre es porque tiene en él una confianza absoluta. Cuando nosotros no nos fiamos de los hermanos dejamos de actuar con el Espíritu de Dios.

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juan garcia
25 de mayo de 2023 a las 11:02

"Cuando el amor llega así de esta manera,uno no se da ni cuenta",
dice una canción. Jesus nos promete su Espíritu, y uno no se da ni cuenta. No se dan cuenta los discípulos de Jesus que les conviene que El se vaya para que venga el espíritu a santificarlos y les entristece la despedida del Maestro. El Espiritu vino a santificar la Iglesia, y nosotros no nos damos ni cuenta.
No celebramos su presencia y es para nosotros el gran desconocido: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende la llama de tu amor"..

Hormias
25 de mayo de 2023 a las 15:33

Qué acertado y qué enseñanzas nos envia el señor

Néstor Morales
25 de mayo de 2023 a las 16:50

Gracias Martín por este comentario sobre el Espíritu de amor. Santo Tomás explica que el Espíritu Santo es la persona divina más estrechamente asociada al don creado de la gracia habitual, porque las propiedades personales del Espíritu son su ser amor y don en la Trinidad. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como su amor mutuo, y tiene una aptitud o adecuación eterna para ser dado a las criaturas en el tiempo como el don increado de la santificación. Más específico, allí donde la virtud sobrenatural de la caridad (amor) está presente en el alma de alguien, el Espíritu Santo está haciendo que esa alma sea como el propio Espíritu Santo que procede por medio del amor. (cfr. S Th III, q.7, a.13)

Valero
26 de mayo de 2023 a las 08:37

"aunque diera todos mis bienes a los pobres y echara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no tengo nada" dice san Pablo o como dice Jesús en el evangelio "también los demonios creen y tiemblan" porque no tienen amor y sin amor nada existe ni es. La vocación a la que me siento llamado cada día es a que el amor tome forma en mi a través de mis obras y esto sólo es posible si dejo que el Espíritu Santo venga a mi.

Francisca Sanchez
28 de mayo de 2023 a las 10:06

Yo he hecho actos de solidaridad y no le deso mal a nadie, al contrario, quiero lo mejor para los demás, pero no sé que es el amor no siento emoción, lo hago por empatia ¿es eso amor o una manera de amar?. Es que no lo sé.

Martín Gelabert
28 de mayo de 2023 a las 12:25

Para Francisca Sánchez: El amor no es solo ni principalmente un sentimiento o una emoción. El amor es fundamentalmente una actitud. Son las obras las que prueban el amor. Quizás pueda ayudarle este antiguo post: https://nihilobstat.dominicos.org/articulos/amar-con-obras-y-segun-la-verdad/

Francisca Sanchez
28 de mayo de 2023 a las 17:37

Gracias padre Gelabert por la respuesta que me ha dado.

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