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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

21
Abr
2024

Falta una palabra en el Padre nuestro

8 comentarios
yo

En una de sus catequesis el Papa afirmó que en el Padre nuestro hay una ausencia impresionante, pues allí falta una palabra. Precisamente una palabra por la que en nuestros tiempos todos tienen una gran estima. ¿Cuál es la palabra que falta en el Padre nuestro que rezamos todos los días?

Copio literalmente la respuesta de Francisco: falta la palabra «yo». «Yo» no se dice nunca.  Jesús nos enseña a rezar, teniendo en nuestros labios sobre todo el «Tú», porque la oración cristiana es diálogo: «santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad». No mi nombre, mi reino, mi voluntad. Yo no, no va. Y luego pasa al «nosotros». Toda la segunda parte del Padre nuestro se declina en la primera persona plural: «Danos nuestro pan de cada día, perdónanos nuestras deudas, no nos dejes caer en la tentación, líbranos del mal». Incluso las peticiones humanas más básicas, como la de tener comida para satisfacer el hambre, son todas en plural. En la oración cristiana, nadie pide el pan para sí mismo:  dame el pan de cada día, no, danos, lo suplica para todos, para todos los pobres del mundo. No hay que olvidarlo, falta la palabra «yo». Se reza con el tú y con el nosotros.

La razón está en que no hay espacio para el individualismo en el diálogo con Dios. La oración que elevamos a Dios es la oración de una comunidad de hermanas y hermanos. Y los buenos hermanos no solo piensan en sus dificultades sino, sobre todo, en las dificultades de los hermanos. Por eso, en la oración, Dios y los hermanos, sobre todo los más necesitados, van siempre unidos.

El individualismo, que conduce a pensar solo en mis propios intereses y en utilizar a los demás en mi propio provecho, es un mal que nos afecta a todos y en el que confluyen todos los males. El mejor antídoto contra el individualismo es pensar en “nosotros”, en que nada es mío y todo es nuestro, empezando por los bienes de la tierra. Una clara muestra de individualismo insolidario es lo que ocurre con los migrantes. A veces, cuando rezamos, se nos cuela, consciente o inconscientemente, el individualismo. Entonces oramos mal. Y cuando oramos mal, Dios no nos escucha. La oración del Padre nuestro es un recordatorio de que la vida cristiana no está centrada en el yo, sino en el tú y en el nosotros, en el Padre del cielo y en los hermanos de la tierra. La oración nos abre al llanto de muchas personas cercanas y lejanas. No es una anestesia para quedarnos más tranquilos.

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Hormias
21 de abril de 2024 a las 13:09

Nunca habis caído en ello
Gracias fray Martín

juan garcia
21 de abril de 2024 a las 17:55

No podía ser de otra forma, pues en el "otro" están todas nuestras inversiones. "Donde haya dos o más, allí estoy yo en medio", dice el Señor. Preocuparse por las necesidades de los otros es tarea principal del cristiano. El Señor Jesús murió y resucitó por todos nosotros. Nosotros somos todos hermanos y estamos llamados a vivir en caridad, y por tanto el tu y el nosotros se llevan nuestra labor cotidiana.

Chiquet
22 de abril de 2024 a las 07:33

La realidad del ego pienso que es agobiante; a mí las primeras peticiones del Padrenuestro me resultan menos comprensibles. Debo pues agradecer al Maestro su pedagogía para llevarme, llevarnos, al buen rezar. Pero el yo existe, por ello falta. Cada uno enamorado de Cristo, (Cristo enamorado de cada uno), respondiendo al amor particular de Él. Y aprendiendo a amar a los hermanos que llegan a ser más importantes en nuestro corazón individual.
Qué gran necesidad de aprender a orar como conviene, y de verse a sí mismo, la propia debilidad, para ser justificado.
Creo que a Jesús hay que seguirlo todos los días en su enseñanza. Los pastores deberán cuidar a sus ovejas en todo y muchos días.
Toda misión parece llevar dificultades, también las vemos en los pastores, son ellos los que deben apacentar el rebaño, yo no me iré detrás de un colectivo de ovejas, buscaré la figura del amado bien encarnada, como Él indicó (por la puerta).
Gracias a Francisco y a usted fray Martín por su dirección. Sigan en lo suyo, enséñenos desde la Verdad única de Cristo; rezaré (rezaremos) por los pastores y los retos que se les presentan y parecen requerir tiempo y aciertos.

Francisco G
22 de abril de 2024 a las 11:10

Como para rezarlo mecánicamente..
. Mejor orar con esta oración valga la redundancia

Josevelezfunes@gmail
23 de abril de 2024 a las 12:51

Genial reflexión de papá Francisco, que implica un cambio cultural si se hace carne. Se contrapone al salva tu alma como enseñó la iglesia. En consecuencia mucho de lo que vivimos de i dividualismo en el cristiano es fruto del error en la catequesis que se "escapo" del evangelio. Se moralizo demasiado y se racionalizo en exceso alejándonos del conocer bíblico, es decir del encuentro con Jesus. No hay descripción posible que haga conocer lo que cada uno percibe siente cuando come una manzana. Gloria a Dios en todo !!. José Adolfo Velez Funes.

Ángel Chacín
29 de abril de 2024 a las 18:44

Apreciado hermano Martín Gelabert, le escribo para consultarle algo: Las señoras de la parroquia a la que asisto, (las que llevan años y años asisitiendo a MIsa todos los días) afirman que los niños que mueren sin haber recibido el bautismo, no entran al cielo. Igual dicen de las personas adultas que también fallecen sin haber recibido el mismo sacramento. Y para afirmar semejante inhumanidad, se basan en el texto evangélico en el que Jesús dice a Nicodemo que si no nace de nuevo del agua y del espíritu, no podrá entrar al Reino de los Cielos. Para competar la insesatez, aducen que "eso" se los dijo el padre Zambrano, que es doctor en teología y tiene autoridad para afirmalo.
Hace poco llegó a la parroquia una señora llorando que acababa de perder a su hijo de 27 años por una neumonía. Venía buscando al cura para ver qué se podía hacer porque el joven había muerto sin recibir el bautismo. Las "señoras", al escuchar la petición de la madre, le cayeron encima y la aguijonearon con sus argumentos inhumanos. Le dijeron que ya nada se podía hacer; que su hijo ya estaba en el infierno por culpa suya; que por qué nunca lo había traído a la iglesia ni le había enseñado valores cristianos; que nunca la habían visto en misa dominical; y para qué lloraba, si ya el mal estaba hecho. Imagínese la escena.
Yo, por mi parte, nunca he entendido la actitud de algunos curas y la dureza de las viejas (señoras) que dsifrutan condenando a quien se les cruza en elcamino cual si se tratara de cualquier cosa. Estoy que me retiro de la Iglesia y me quedo solo con mi fe en un Dios que es Misericordia y nos ama bautizados o sin bautizar. Me pregunto: ¿cómo pueden hablarle con tanta altanería a una madre que acaba de perder a su hijo? ¿Cómo es ese Dios que deja fuera de su bondad a un hijo sólo porque incumplió unsacramento? ¿El bautismo es un sacramento que me integra a la Iglesia y me remite al Padre, o es un ídolo que la Iglesia me suministra para salvarme del mismo Dios? Así me surgen miles de preguntas.
Ahora quisiera preguntarle: ¿Ha escrito usted algo sobre eso? ¿Podría escribir algo sobre este tema? ¿O podría orientarme sobre alguna lectura que me aporte luces sobre este tema?
Perdone hermano por fastidiarlo con mi cuita desconocida. Es que a veces la falta de amor y misericordia, me descorazona. Gracias, hermano Martín Gelabert.

Martín Gelabert
29 de abril de 2024 a las 19:08

Para Angel Chacín: como comprenderá, este no es el lugar adecuado para hacer una catequesis sobre el bautismo y sobre lo que ocurre con los niños muertos sin bautismo. Solo le digo una cosa: los niños muertos sin bautismo van directos al cielo, porque no son responsables de ningún pecado. Y los adultos muertos sin bautismo pueden salvarse si siguen los dictados de su conciencia. Al respecto, le recomiendo la lectura de "Lumen Gentium", 16, que es doctrina del magisterio solemne de la Iglesia. De todos modos, tendré en cuenta su comentario por si me inspira algún post. Lo importante: las cosas que usted cuenta solo denotan absoluta ignorancia de la doctrina de la Iglesia, ignorancia teológica y hasta falta de caridad. Pero no son asuntos para resolver por este medio.

Martín Gelabert
29 de abril de 2024 a las 19:21

Para Angel Chacín: pregunta usted si he escrito algo y si le puedo recomendar algo. Ahí va. En mi libro "La astuta serpiente" editorial Verbo Divino, páginas 141-145. Y el documento de la Comisión teológica internacional: "La esperanza de salvación para los niños muertos sin bautismo", del año 2007. Y como le he dicho en mi respuesta anterior: "Lumen Gentium", 16.

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