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El Rosario, una buena forma de oración
6 comentariosDado que el 7 de octubre se celebra la fiesta de la Virgen del Rosario, resulta oportuno hacer una pequeña reflexión sobre esta oración, una de las más conocidas y extendidas en el mundo católico. La oración es una actitud básica de todo creyente. Es una manifestación de fe y confianza en Dios. Es una toma de conciencia de lo mucho que necesitamos de Él. Es, sobre todo, la relación más profunda que en este mundo puede establecerse con Dios.
La oración del rosario ha sido alabada por los Papas. Con razón, sin duda. Su inspiración es netamente evangélica. Gira en torno a la meditación de los misterios de la vida de Jesús. Y se acompaña de plegarias tan evangélicas como el padrenuestro y el Ave María. Una manera de profundizar en los misterios del Rosario, tanto en el rezo personal como en el comunitario, podría ser acompañarlos de la lectura y meditación de algunos textos evangélicos referentes a los mismos.
Los quince misterios tradicionales inciden en aspectos fundamentales de nuestra fe que nunca debemos olvidar: la encarnación, la crucifixión, la resurrección de Jesús y el envío del Espíritu Santo; a estos aspectos fundamentales se añaden otros que recuerdan la implicación de María en la vida de Jesús; la figura de María podemos muy bien considerarla como prototipo de todo creyente que debe implicarse en el seguimiento de Cristo, so pena de no comprender bien quien es Jesús. Solo cuando vamos con Jesús y nos implicamos personalmente con él comprendemos quién es, dónde mora, a dónde nos conduce y que quiere de nosotros. Es posible también considerar otros misterios de la vida de Jesús; ese ha sido el intento de Juan Pablo II al añadir a los misterios tradicionales, los misterios luminosos.
Rezar el Rosario es, pues, una forma de oración que ha hecho y puede seguir haciendo mucho bien. Hay también otras maneras de hacer oración. Todas son buenas siempre que conduzcan a lo esencial: el encuentro del creyente con Dios y el descanso del ser humano en Aquel que es fuente de paz, de comunión y de amor.