Sep
El punto de vista de lo que será
5 comentariosConcentrar la mirada en el presente, o en lo que aparentemente se ve, sin tener en cuenta que debajo de lo que aparece puede haber aspectos desconocidos que apuntan a algo mejor, conduce a condenas precipitadas que nos alejan de los demás. Esta reflexión me ha venido a la mente leyendo unos textos de Martín Lutero sobre cómo Dios se manifiesta: “bajo lo contrario” de lo que la razón espontáneamente piensa. Se revela en la cruz y no en la gloria, en la pobreza y no en la riqueza, en la debilidad y no en el poder. Añade Lutero que mientras los filósofos concentran la mirada en las cosas tal como se presentan, el Apóstol Pablo mira las cosas “desde el punto de vista de lo que ellas serán”, y por eso habla de “la espera de la creación”. De modo, dice Lutero, “que apenas se percata el ánimo de que la creación espera, no vuelve ya su interés a las realidades creadas mismas, sino a aquello que la creación espera, y sólo esto busca saber”.
Estas palabras, por una parte, nos recuerdan la importancia de la escatología, de lo que ahora no tenemos, pero esperamos tener. Pero no sólo lo esperamos, sino que en la fe ya lo poseemos de forma anticipada, hasta el punto de que este poseer anticipado es el que nos mantiene en pié en medio de las dificultades y decepciones del momento presente. El futuro que aguardamos, y que tenemos la certeza de alcanzar, nos permite relativizar tantas desgracias que hoy nos acosan. Si sólo nos fijamos en ellas, la vida se hace insoportable.
Esta mirada de la fe, tiene también repercusiones en el modo de juzgar a las personas. A veces sólo nos fijamos en lo malo que hay en ellas, en sus pecados, su heterodoxia, sus protestas, su malestar. ¿Qué hay debajo de todo ello? Sería bueno descubrirlo y encontrar así puentes para acercarnos a ellas con simpatía y, desde este acercamiento, ayudarles a ellas y ayudarnos a nosotros. Porque en la protesta, la heterodoxia y el malestar del otro, lo que muchas veces hay es la contrapartida de tanto bienestar, exageración, intransigencia, descalificación e incomprensión por parte nuestra.
Ver a las personas “desde el punto de vista de lo que ellas serán”, para emplear la expresión de Lutero, puede ser un camino para nuestra propia conversión y un modo de vivir el amor evangélico. Eso no significa ninguna aprobación de lo que no podemos aprobar, pero es un modo de no condenar demasiado fácilmente y de ver la realidad como amada por Dios, sea cual sea su apariencia.