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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

29
Jul
2012

El necesario encuentro de ciencia y religión

5 comentarios

Hoy, tanto por parte de algunos creyentes como de algunas personas impregnadas de la mentalidad científica que caracteriza a la actual sociedad, se corre el riesgo de disociar y separar la razón y la fe, la ciencia y la creencia. Si esto llegase a ocurrir se produciría, tanto en uno como en otro ámbito, una verdadera catástrofe. Razón y religión se necesitan mutuamente. Una fe sin razón es, no sólo indigna del ser humano, sino que se ve expuesta a cualquier desvarío; una razón sin fe corre el peligro de considerarse el criterio último de todo lo real y de convertirse en un peligro para el ser humano. Religión y razón aisladas la una de la otra se convierten en patológicas.
 

Una religión sin razón busca lo irracional, lo supersticioso y lo mágico; se convierte fácilmente en intransigente y beligerante, en manipuladora de las conciencias; rechaza todo lo que no coincide con su imaginario; ve milagros donde en realidad hay desconocimiento e ignorancia; confunde la imaginación y la fantasía con la voz de Dios; considera que la voluntad de Dios coincide con los más catastróficos acontecimientos, que identifica como justo castigo del pecado.
 

Por su parte, una razón sin religión carece de controles éticos y considera que se debe hacer todo lo que es posible hacer: clonación de seres humanos, producción de fetos con el propósito de utilizar sus órganos para la elaboración de productos farmacéuticos; sólo la guían intereses económicos o, lo que es peor, intereses políticos. No sólo existen patologías religiosas, existe también una ciencia insana que, en su límite, se torna una amenaza para la vida y puede conducir a la destrucción del ser humano.
 

La ciencia es muy útil; nos ayuda a comprendernos mejor y a comprender mejor el universo en el que vivimos; nos explica como funciona la realidad, pero no responde a las grandes preguntas por el sentido de la vida ni a la pregunta por lo que debemos o no debemos hacer. Ahora bien, una religión que no puede armonizarse con las certezas esenciales de la visión del mundo que ofrece la ciencia, se desvanece rápidamente y, a la postre, tampoco puede responder a la pregunta por el sentido.

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Maite
29 de julio de 2012 a las 15:41

Estoy de acuerdo: nuestra fe es razonable. Está usted inspirado con estos dos artículos últimos sobre fe y ciencia. Me ayuda mucho. Gracias

asombro
29 de julio de 2012 a las 18:19

En tiempos en que lo "in" son las espiritualidades liquidas o licuadas de cualquier marco religioso-teológico, su reflexión, Fray Martín, enfoca el tema en su justo medio. Ni Dios se circunscribe a circuitos neuronales ni glándulas pineales, ni la espiritualidad es una nebulosa-sucedáneo de técnicas de autoayuda. Nada que ver por cierto con la clasica nube-del-no-saber, de alta exigencia religiosa. Y los peligros de la sola razón, los estamos padeciendo todos.

Hoy los físicos hablan como los místicos. recobra actualidad la intercomunión del Cuerpo Místico de Cristo. El Cristo Cósmico y Jesús de Nazaret. Sumando. Y los discursos de teólogos como Teilard de Chardín, Eckhart. Referentes en este tiempo de simultaneidades múltiples a diversos niveles.El actual diálogo entre la física cuántica y la mística necesita de profunda reflexión científica y religiosa. Para no hacer de lo finito un ídolo. Ni confundir la defensa de identidad con fanatismos desaforados. El espejismo de un infinito-de-bolsillo.
Necesitamos seguir asombrándonos por todo lo que está por llegar.

Coincido en que está muy, pero que muy inspirado. ¿La dolça marinada d'estiu?.
Saludos cordiales.

Juan
29 de julio de 2012 a las 22:08

La serenidad y paz que infunden tus reflexiones, fray Martín, contrastan con la realidad socioreligiosa de algunas comunidades: el dogmatismo racional de una mayoría de católicos, por ejemplo, que no cree en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, y el dogmatismo religioso promovido por los obispos y el Vaticano, en estes últimos años.. es algo alarmante. Parece como si la iglesia padeciera de nostalgia preconciliar.

Abraham Martínez Delón
12 de noviembre de 2022 a las 22:23

Gracias por publicar, me será muy útil para mis clases de filosofía, formación humana y fundamento de teología

Valero
13 de noviembre de 2022 a las 08:50

Después de todo la razón es una cualidad otorgada por Dios al hombre, para que mediante ella avance en el conocimiento de la verdad y de la impronta de Dios en la creación. Ese sofisma que nació en el siglo IXX y cogió fuerza en el S. XX de que la ciencia es contraria a la fe, es fruto de la arrogancia, que afirma que nada existe a no ser que pueda ser cuantificable y verificable y que la razón humana, es el único criterio válido para buscar la verdad. Y paradójicamente, este razonamiento limita la razón al privarla de la humildad necesaria para observar el universo con una mente abierta.

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