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Domingo mundial de las misiones 2023
3 comentariosCon el lema: “corazones ardientes, pies en camino”, el domingo 22 de octubre se celebra el día mundial de las misiones.
La misión no es algo opcional, pues ella es consustancial a la fe. La fe exige un testimonio. Hasta el punto de que quién no confiesa su fe es sencillamente porque no cree o, dicho de forma más suave, porque tiene una fe muy débil, en el fondo, una falsa fe. Pero cuando hablamos de misiones no nos estamos refiriendo solo a esta necesidad de proclamar la fe. Estamos pensando en el testimonio que dan algunos (no sólo miembros de la vida consagrada o sacerdotes, sino también matrimonios y otros seglares) en lugares donde el Evangelio no ha sido escuchado; o donde los pocos o muchos cristianos que hay tienen necesidad de ayuda para fortalecer y consolidar su fe o sencillamente para vivir. Ocurre que hace unos 60 años estos lugares de misión parecían estar lejos de Europa. Hoy también Europa tiene necesidad de buenos misioneros.
En 1943 dos capellanes franceses de la Juventud Obrera Católica (Henri Godin e Yves Daniel) publicaron un libro que fue todo un aldabonazo: “Francia, país de misión”. Ellos constataron que las condiciones socio-culturales de la supuestamente católica Francia (“la fille ainée de l’Eglise”: la hija primogénita de la Iglesia) la convertían (al menos, en muchos de sus sectores) en un país de misión. Hoy la misión ya no es algo propio de tierras a las que nunca ha llegado la Iglesia, sino algo propio de los seis continentes, cosa que ya anunciaban proféticamente los autores del libro citado.
Los ciudadanos de España y de Europa viven en un ambiente claramente secularizado. Secularizado no es lo mismo que antireligioso. La secularización hoy se manifiesta como indiferencia ante lo religioso. Incluso parece que para muchos creyentes la fe tiene poca repercusión práctica en su vida. Las personas de nuestro mundo “desarrollado” viven bastante satisfechas con las cosas de este mundo. No necesitan nada más. O más exactamente: necesitan más y mejores cosas, pero mundanas. La vida de la mayoría de las personas (incluidos muchos creyentes) está organizada prescindiendo de Dios. Parece que a Dios ni se le ve, ni se le espera, ni se le necesita.
Por eso el lema propuesto para este domingo mundial de las misiones es de suma actualidad: todos los creyentes estamos llamados a ponernos en camino hacia todas las personas con las que nos encontremos para comunicarles que nuestra vida y nuestro corazón ha cambiado gracias a Jesucristo. Y hacerlo con buenos modos y respeto, como un amigo se dirige a otro amigo y comparte con él lo mejor que le ha ocurrido en su vida.