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Domingo de Guzmán: nacer al morir
0 comentariosLa Orden de Predicadores celebra durante este año de 2021 un jubileo, o sea, una gran fiesta conmemorativa. El motivo de la fiesta es celebrar el “dies natalis” de Santo Domingo, o sea, literalmente, su cumpleaños. Si de cumpleaños se trata, en el sentido corriente que damos a esa palabra, entonces hay que decir claramente que no se sabe documentalmente la fecha del nacimiento de Domingo de Guzmán. Por conjeturas (sobre todo por la fecha del matrimonio de sus padres) se estima como probable año de nacimiento de Santo Domingo el 1174. Entonces, en esta celebración del “dies natalis”, ¿de qué nacimiento se trata?
Doy un dato que ayudará a comprender el sentido de la celebración: hace 800 años, exactamente el 6 de agosto de 1221, Domingo de Guzmán falleció en Bolonia. Como para los cristianos el día de nuestra muerte es el día de nuestra entrada en el cielo, de nuestro encuentro definitivo con Dios, y una vez realizado este encuentro ya no se muere más porque se participa de la vida divina, la vida del Eterno, entonces bien podemos considerar ese encuentro como el día del nacimiento definitivo. Nacemos a una nueva vida en la que ya no se muere más. Una vida que es nueva por sus características y modalidades, pero que sigue siendo nuestra propia vida, aunque en una situación nueva y definitivamente feliz. Ese es el cumpleaños que celebramos: el nacimiento de Santo Domingo a la vida eterna.
Los cristianos podemos hablar de tres nacimientos que marcan decisivamente nuestra vida: el día en que nuestra madre nos dio a luz y empezó para cada uno una aventura llena de posibilidades; el día de nuestro bautismo, sacramento del nuevo nacimiento por el agua, la palabra y el Espíritu, que nos hace miembros del Cuerpo de Cristo y nos incorpora a la Iglesia; y finalmente, el día de nuestra entrada en la vida eterna. Los tres nacimientos son importantes. Los dos primeros son condición indispensable del tercero que es el verdaderamente decisivo, pues en el nos jugamos literalmente la vida, la vida plena, feliz, eterna.
En este mundo, prácticamente todas las personas celebran cada año el día de su nacimiento a la vida terrena; muy pocos celebran el día de su bautismo; la Iglesia celebra el día del nacimiento a la vida eterna de algunos de sus miembros, aquellos que están beatificados o canonizados Normalmente su fiesta litúrgica, el “día del santo”, coincide precisamente con el día de su entrada en el cielo, el día de su muerte a la tierra. Celebrar el “dies natalis” de Santo Domingo y celebrar cada año, según el calendario litúrgico el “dies natalis” de aquellas y aquellos que Iglesia presenta como modelos de santidad, podría ser una buena ocasión para invitar a los cristianos a recordar el “día de la muerte” no como el día de la partida para siempre, sino como el día en el que nuestros amigos y allegados entraron en posesión de la mansión eterna que, a todos, nos está reservada en el cielo.