Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

19
Jul
2025

Distinguir entre individuo y persona

6 comentarios
individuopersona

En la parábola del hijo pródigo de la que hablaba en el post anterior, hay dos palabras fundamentales: hijo y hermano. Las dos tienen que ver con la relación, o sea, con la disponibilidad. Las dos son la negación del individualismo. A veces buscamos seguridad en el individualismo, porque abrirnos al otro supone un riesgo. Si nos abrimos al otro, a lo mejor nos pide lo que nos incomoda. Pero lo que nos hace humanos no es el aislamiento, sino la relación. Es importante distinguir entre individuo y persona. El individuo es el ser humano aislado de los demás, que solo interactúa con ellos en la medida en que le conviene. El individuo actúa siempre en función de sí mismo. Reconocernos como personas, y no solo como individuos, supone aceptar que soy yo gracias a los demás, gracias a que otros me han dado la vida, a que otros me han ayudado de crecer y madurar, a que otros me sostienen.

La persona es el ser en relación: “la persona humana más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas” (Francisco, Laudato si’, 240). Ser hermano y ser hijo es ser persona, porque es afirmarse a sí mismo en relación a los demás. El hijo mayor de la parábola es un individualista. El padre es el ser de relaciones. El individuo a veces está dispuesto. La persona siempre está disponible. Disponibilidad es una actitud permanente a salir de sí mismo, para poner al otro en el centro de la propia vida, de modo que el otro sea siempre mi punto de referencia. Disponibilidad es lo contrario de autorreferencialidad.

En nuestra sociedad hay mucho individualismo. Según Francisco, el individualismo es el virus más difícil de vencer. En él se recapitulan todos los males. Un buen ejemplo de individualismo social es que cada vez son más las familias sin hijos, porque (son palabras literales leídas en una página de Facebook) “tener hijos supone perder horas de sueño, capacidad económica y de hacer viajes, de disfrutar… complica mucho la vida, por lo cual, mejor no tenerlos”.

La prevalencia de los intereses individuales, denuncia el Papa, hace que otros se conviertan en “objeto de descarte”. Ancianos, enfermos, inválidos, incapacitados son abandonados como basura inservible, se prescinde de ellos porque ya no sirven. El descarte, además, asume formas miserables como el racismo que se esconde y aparece una y otra vez. Los cristianos, y toda persona de bien, deberíamos ser una alternativa a esta cultura del descarte, y crear con nuestra vida y con nuestras palabras una cultura de la sinodalidad, del caminar juntos, del darnos la mano. Una vida abierta a los demás es la única que tiene futuro. Nuestra vida o es relación permanente o es fracaso permanente, porque quien no está integrado se desintegra.

Posterior Anterior


Hay 6 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


juan garcia
19 de julio de 2025 a las 16:46

Todos tenemos alguna relación humana entre manos: Relaciones
de familia, de negocios, de amor, pasa tiempo. L a difrencia entre individuo y persona es lo que califica al ser humano como un ser
consciente y responsable, mlentras el individuo no quiere ni participa en la labor social y política de su comunidad. El individualismo es la peor actitud que puede tomar la persona.
No sólo deja de realizarse como persona, si no que cierra las puertas de un destino que está llamado a conseguir. Toda relación humana tiene un riesgo en nuestras matemáticas, pero debemos luchar contra esta actitud mezquina de mirar la vida.
Sólo una vida abierta a los demás nos podra dar un sentido cristiano a nuestro ser y felicidad a nuestra labor cotidiana.

Tereza Andrei
20 de julio de 2025 a las 08:28

Es un articulo muy acertado para los tiempos de ahora.
Deberiamos tomarlo muy en serio para poder salvaguardar un futuro seguro y digno de nuestro entorno.
Salud y fuerza por muchos articulos como éste.

Fidel
20 de julio de 2025 a las 08:47

Muchas gracias por tan acertado y lleno de verdad constructiva y magnánima,del artículo.
Desde ahora mismo un español en la iglesia inmaculada concepción en londres.

Pedro grayde
20 de julio de 2025 a las 22:21

Las personas tendemos a invisiblizarnos frente a un individualismo ..brusco,agresivo,descortés.
Comunicar mis sentimientos es difícil pues no suelen escucharnos.

MILTON
22 de julio de 2025 a las 22:03

Varios santos son conocidos por haber vivido en aislamiento, a menudo como ermitaños o monjes en comunidades religiosas. Algunos ejemplos notables incluyen a San Antonio Abad, San Pablo Ermitaño, y San Benito de Nursia, quienes eligieron la vida solitaria para la oración y la contemplación. También hay santos como Santa María Egipcíaca y San Fructuoso, quienes vivieron como ermitaños después de experiencias de vida diferentes.
Santos que vivieron en aislamiento:
Ermitaños:
San Antonio Abad: Considerado uno de los padres del monasticismo, pasó gran parte de su vida en el desierto, buscando la soledad para la oración.
San Pablo Ermitaño: Vivió como ermitaño en el desierto egipcio durante gran parte de su vida, conocido por su intensa vida de oración.
San Fructuoso: Un eremita castellano del siglo VIII que, junto con sus hermanos, se retiró a una zona rocosa cerca de Sepúlveda para vivir aislados, según la tradición.
Santa María Egipcíaca: Después de una vida de pecado, se retiró al desierto donde vivió como penitente y ermitaña.

Hormias
25 de julio de 2025 a las 18:35

Las relaciones humanas son difíciles
Intento aplicar la doctrina Cristian
Curiosamente me llevo mejor con la gente humilde q con los soberbios

Logo dominicos dominicos