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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

29
Jul
2018

De la mesa a la misa

4 comentarios
misa

Los primeros cristianos celebraban la Eucaristía en el curso de una cena, alrededor de una mesa. Al hacerlo así manifestaban que el contexto adecuado de la celebración es el amor fraterno y el compartir los bienes, que es lo propio de los hermanos. En esta cena se consagraba el pan y el vino, y los hermanos se ofrecían unos a otros la comida que llevaban, como gesto de fraternidad. Cuando estos “ágapes” degeneraron y, en vez de compartir, cada cual comía de lo suyo, unos buenos manjares y otros una pobre comida, san Pablo se enfada, porque han olvidado lo que en realidad significa la mesa (ver 1 Cor 11,20-22). Estos abusos, la evolución histórica y el crecimiento de la Iglesia hicieron que, en el transcurso del tiempo, la celebración de la eucaristía, prescindiera del contexto de la cena.

Así la mesa se convirtió en misa. Ahora bien, esta evolución de la mesa a la misa pudiera tener su interés. La palabra “misa” tiene dos significados. Por una parte, el término misa era una palabra usada, a partir del siglo IV, para despedir a los fieles al final de la ceremonia. En Roma se decía “ite, missa est” para despedir a las asambleas. Pero el término misa significa también “enviado”. Misa viene de missio, de misión, de misionero, de enviado. Al final de la celebración los fieles son “enviados”. ¿Enviados a qué? A dar testimonio de lo que acaban de vivir.

La palabra misa nos orienta hacia un aspecto importante de la mesa, a saber: que la mesa no es para quedarse en ella, sino para dejarla, para salir afuera y pregonar lo que significa y ocurre alrededor de la mesa. Los cristianos vivimos dentro lo que queremos extender fuera. El amor entre los hermanos es un signo para que el mundo crea. No es un signo que nos encierra en nosotros mismos, sino que nos abre a los demás, sin excepciones. De ahí que el amor cristiano comienza por ser fraterno y se convierte en universal, llegando al extremo del amor al enemigo. La comunión con Jesús resucitado, la eucaristía, nos impulsa a un amor universal. Entre otras cosas porque la eucaristía remite a una vida que se entregó por todos los hombres, buscando la misericordia y el perdón para todos.

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Fabian Cardenas
30 de julio de 2018 a las 15:01

Me cautivo el titulo del articulo. Quisiera saber mas de como fue mudandose de la teunion agape al memorial, sacrificio y prescencia de Jesucristo.

Martín Gelabert
30 de julio de 2018 a las 15:46

La presencia sacramental siempre fue creída. Y el memorial del sacrificio redentor también. Pero ha cambiado el contexto y los modos de la celebracion. Gracias Fabian por su participacion

Mayor thomson
4 de agosto de 2018 a las 19:42

Algunos neocatecumenales hacen algo parecido
Saludos fray Martin

bertobus@gmail.com
29 de agosto de 2018 a las 09:28

gracias por ayudarme a darme cuenta de nuevo y recordarme de manera tan simple y hermosa lo que es mi misa diaria

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