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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

22
Feb
2016

Cuerpo y sangre de María

4 comentarios

Tuve la oportunidad de participar en un Congreso (en una ciudad americana) con un marcado talante ecuménico. Uno de los participantes fue un Obispo ortodoxo que recalcó con fuerza que no podía comprenderse a Cristo sin María. Efectivamente, si el Hijo de Dios no nace de una mujer (Gal 4,4) se vacía de contenido la verdad de la Encarnación. Desde esta perspectiva el Obispo ortodoxo afirmaba que María era el criterio de la verdad o falsedad de la fe cristiana, pues allí donde estaba Cristo estaba María, hasta el punto de que en el sacramento de la Eucaristía los fieles recibían también el cuerpo y la sangre de María. Al llegar a este punto confieso que me quedé perplejo.

A mi modo de ver lo que separa a la Iglesia católica romana de la Iglesia ortodoxa no es la fe, sino la teología. Ahora bien, la comprensión teológica de los misterios de la fe influye en la vivencia de la fe. Por eso, lo que decía el representante de la ortodoxia sólo puede sustentarse en una peculiar (no sé si también insuficiente) teología de los sacramentos. A propósito de esta relación entre el cuerpo y la sangre de Cristo con el cuerpo y la sangre de María me gustaría hacer dos reflexiones. Una, cuando se habla de “cuerpo y sangre” presentes en el sacramento eucarístico no se pueden entender como si fueran dos realidades separables, por una parte el cuerpo y por otra la sangre. Pues en cada una de las especies sacramentales se contiene la totalidad de Cristo. “Cuerpo y sangre” es un binomio que indica totalidad, como suele ocurrir con otro tipo de binomios. Para designar a todos los seres humanos se habla de altos y bajos, hombres y mujeres, blancos y negros.

En la eucaristía, cuerpo y sangre no puedan tomarse de forma independiente precisamente porque no son realidades materiales, sino sacramentales. El pan y el vino son materiales. Pero la presencia de Cristo en el pan y el vino eucarísticos es una presencia en virtud del Espíritu Santo, que hace a Cristo presente en la apariencia del pan y del vino. Por eso, la teología distingue la realidad invisible (con los ojos corporales) contenida en el sacramento, de la materia (visible) que hace posible el sacramento. La realidad contenida es Cristo resucitado; la materia es el pan y el vino. Un sacramento es una materia de este mundo, que por una parte significa, señala, una realidad divina; y, por otra, realiza aquello que significa, o sea, en la materia (elemento accidental) se hace realmente presente Cristo (elemento sustancial), con una presencia sacramental. Por eso se habla de transustanciación. De modo que al manipular el sacramento no dañamos su sustancia, aunque sí realizamos una ofensa y una profanación, porque destrozamos una materia en la que Dios se hace presente.

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JM Valderas
23 de febrero de 2016 a las 13:22

No entiendo fray Martín su afirmación de que lo que separa a la Iglesia que usted llama romana de la ortodoxa sea la teología, no el contenido de la fe. Justamente en teología hay muchos aspectos que ellos han desarrollado, por ejemplo los relaciones con la pneumática y el misterio trinitario, que encandiló a Zubiri en París cuando lo conoció, y la teología católica (romana en su lenguaje) no ha profundizado. En cambio, en el tema mariológico de la maternidad divina, la teología católica está mucho mejor vertebrada, a mi entender. Pero hay aspectos del dogma, como el reconocimiento de la primacía de Pedro, que no es mera disputa teológica. Por supuesto que en ese dogma habrá que ahondar teológicamente y discernir en qué medida es el Pontifex primus inter pares, a lo que los ortodoxos ni siquiera están dispuestos a aceptar. Lo teológico es discutible siempre, en cuanto opinable por naturaleza. lo dogmático, no. La diferencia no es menor.

ivan grillo
24 de febrero de 2016 a las 18:58

En mi entender, el problema es de fondo, no de forma. El misterio de la Trinidad salio de la interpretacion del Genesis. Fue constituido en doctrina-dogmatica en los primeros concilios.Si hoy tuvieran lugar repetir esas doctrinas estoy mas que seguro no se constituirian tal como se predican en la actualidad. El gran problema planteado por la teologia moderna es los efectos de un "pecado original" que nunca existio, y que creo la necesidad de un reparador, doctrina de la redencion. Hoy nos preguntamos: redimirnos de que??? y por que???
Creamos un redentor de un mito, de unas leyendas, de unos cuentos, de una historia de judios para los judios. Dios es unico en la doctrina biblica de los Hebreos. Eso de hijos de dioses se deja para la mitologia. Dios es unico, y ciertamente AMOR.
Jesus, Jesus, cuan bella es tu doctrina, cuan pocos la practican.
Es la doctrina que salva. El servicio al projimo,que pocos acuden a seguir su ejemplo.
Jesus no enseno teologia, sino comportamiento, desprendimiento. Cuan olvidado estan estos mandamientos.

Martín Gelabert
24 de febrero de 2016 a las 19:20

No hace falta que repita, una vez más, que agradezco todos los comentarios que se hagan con respeto y elegancia. Si intervengo es para hacer notar que el dogma trinitario no sale de una interpretación del Génesis. Otra cosa distinta es que los primeros escritores cristianos quisieran ver indicado o insinuado este misterio en los primeros capítulos del Génesis, sin duda haciendo una lectura errónea del texto. Pero el dogma como tal tiene su fundamento en la relación de Jesús con el Padre y en el anuncio del envío del Espíritu por parte de Jesús; así como en la fórmula bautismal que los evangelios ponen en boca de Jesús: bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. También en las cartas de Pablo aparece esta fórmula trinitaria. Quiero decir con eso que el fundamento escriturístico neotestamentario es fuerte y abundante. Y, por supuesto, el dogma trinitario no sólo no niega la unicidad divina, sino que la reafirma, aunque es cierto que también la interpreta: Dios es único, pero no solitario. Por eso es Amor.

Anónimo
24 de febrero de 2016 a las 20:52

Fray, Martin, es inutil cualquier reflexion al respecto. Nunca nos pondremos de acuerdo. Solo el destino, cuando estemos en la otra dimencion se esclerecera el misterio. Alli se sabra quien tiene razon. Lastima que esto no lo compartamos para regocijarnos unos a otros en esta vida.
Todos, todos los seres humanos que en el mundo han sido, somos hijos de Dios. Dios no esta solo, disfuta de su creacion. Y quien sabe de cuantas otras creaciones ocultas, que no tenga que mencionarlas a los de este mundo.

Un abrazo fraterno, viajamos por distintos caminos hacia una misma direccion, hacia un mismo destino.

De todas maneras, me quedo con la gran admiracion: Cuan precavido es Dios, antes de producirse la enfermedad (el pecado), ya tenia previsto el remedio, (el salvador Jesus)
A.M.D.G.

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