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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Nov
2012

Creación permanente

1 comentarios

La distinción entre origen y comienzo que hemos hecho en el post anterior, permite comprender mejor la compatibilidad entre fe cristiana y teoría de la evolución (teoría no quiere decir algo opinable o poco seguro, indica cómo los científicos entienden el conjunto de los datos disponibles hasta este momento). Pues bien, el comienzo tiene un tiempo. El origen es permanente. En este sentido cabe decir que la teoría de la evolución ayuda a entender mejor el espacio en el que se despliega la creación. Dios no sólo es creador en el comienzo. Se manifiesta como creador a lo largo de todo el proceso de la evolución. La evolución tiene un calendario; el acto creador es permanente. En el calendario están los comienzos, pero el origen de la humanidad no está en el calendario, sino en un permanente Amor.

Decía Tomás de Aquino que la acción divina no entra en conflicto con el dinamismo de la naturaleza. De modo que toda la realidad tiene una doble causa: Dios y los procesos naturales. Ambos intervienen directamente para dar origen a lo creado. Directamente, sí, pero no de la misma manera. Cuando un músico interpreta una pieza, todo es producido directamente por el músico y todo por el instrumento, y no es posible separar lo que es de uno y lo que es del otro. Dios no condiciona la naturaleza, ni corrige sus procesos, ni los interrumpe. Dios actúa a través de la libertad (la ciencia diría: a través de movimientos aleatorios y sin finalidad, en el sentido de que podrían haber producido otro resultado) de la naturaleza. Así se explica que se necesite tanto tiempo para que aparezca la vida y, sobre todo, la vida humana. Dios “no podía” haber creado desde un principio y en un solo instante a los seres humanos. Y sin embargo, él está presente, alentando con su espíritu todo el proceso, y sigue estando presente, sosteniendo con su espíritu, una vez que el proceso ha llegado a su cumplimiento.

Por tanto, la acción creadora de Dios no puede concebirse como una cooperación (sea continúa o sea sólo un impulso que pone en marcha un proceso), puesto que los que cooperan están en el mismo nivel. Dios no colabora con la naturaleza, se une a la acción de lo natural sin desnaturalizarlo. Porque Dios y la naturaleza están en distintos planos. La acción creadora está en un nivel de causalidad distinto de la acción transformadora de la evolución. La acción de Dios hace posible que el ser sea y que el ser se desarrolle. Por eso está presente a lo largo de todo el desarrollo, como el que lo hace posible.

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Isabel
10 de noviembre de 2012 a las 18:47

El tema y su exposición me resulta tan sublime para mis conocimientos que,considero un atrevimiento el poner un comentario,a la comprensión de su autor me remito pidiéndole una vez mas por lo que me ayuda con gozo intervenir en ello.
Solamente decir que,me llama la atención el que,el Profesor P.Martin nos hable con tanta seguridad cómo pudo ser la creación del hombre permanente"Dios,no podía haber creado desde un principio y en un solo instante a los seres humanos", No he estudiado teología,por esto quedo admirada de lo expuesto."Que Dios está presente y sigue estando con su espíritu todo el proceso.La acción de Dios hace posible que,el ser,sea y se desarrolle.El está presente en todo el desarrollo". La verdad que es una riqueza lo que nos expone y,termino este comentario con la frase de Sor Isabel de la Trinidad" NESCIVI"

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