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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Feb
2010

Conocimiento e interés

7 comentarios

A los discípulos de Jesús no les resultó fácil entenderle. Entre otras cosas porque sus intereses eran distintos a los de Jesús. El evangelio de Marcos (9,30-36) cuenta una escena significativa: Jesús instruía a sus discípulos sobre su próxima muerte y ellos “no entendían”. Porque en realidad lo que les interesaba era saber “quién era el más importante”. Algo parecido ocurre en el relato de la Cena de despedida tal como lo cuenta Lucas (22,16-27): mientras Jesús les habla de su Pascua y les reparte la copa y el pan, diciendo: “esto es mi cuerpo”, los discípulos están en otra cosa, discutiendo sobre quién de ellos parecía ser el mayor. Resulta difícil entender a Jesús cuando falta la actitud adecuada.

Hay realidades que solo se conocen desde una determinada postura. Hay conocimientos que suponen una actitud. El conocimiento de los valores, por ejemplo. El que solo piensa en como encontrar dinero para tomar droga, difícilmente comprenderá los valores espirituales o mirará al prójimo con compasión. Hay terrenos en los que solo el amor da el conocimiento verdadero. Así ocurre con el conocimiento de Dios. Para encontrarle no hay que preguntar dónde está, sino cómo voy a situarme para encontrarle. Dicho de forma provocativa, Dios está en todas partes, también en la casa de prostitución; pero lo que van a esas casas no están en la disposición adecuada para encontrarle, por mucho que Dios está también allí. Ya la Escritura se refería a estas malas disposiciones del oyente cuando habla de sordos que no quieren oír y ciegos que no quieren ver (Mt 13,13).

Un viejo aforismo dice que “nada se quiere si antes no se conoce”. Hay quien entiende que es más exacto decir que “nada se conoce si antes no se ha querido”. Solo el que necesita a Dios puede descubrirle. Para conocerle hay que empezar por anhelarle, por tener hambre de él. No se entra en la verdad sino por el amor, decía San Agustín.

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Bernardo
18 de febrero de 2010 a las 22:40

El título del post coincide con un conocido libro de Habermas, pero el contenido difiere completamente. Mientras el alemán se empeña en que todo conocimiento es interesado, grosso modo, tú nos llevas hasta el corazón del Evangelio: no puede haber verdadero interés humano si no hay conocimiento, en sentido bíblico, del otro y de lo otro: don, misericordia, entrega...

Manolita
19 de febrero de 2010 a las 07:41

En mi trayectoria, buscando justificar la existencia de Dios, siempre terminaba pasando gágina por no encontrar nada. Cuando le busqué desde otra actitud, con otros intereses, desde el silencio y la gratuidad entonces descubrí el Dios de Jesús en su Evangelio. ¡Tantas veces que lo había leído sin que me dijera nada!. Dios está en todas las situaciones del hombre, pero no desde todas las actitudes se le descubre.
Esto me ha servido para comprender al que camina por distintos tramos de nuestro peregrinar.¡Dios siempre espera el encuentro con cada hombre y llega!
Estoy de acuerdo que "nada se ama si antes no se conoce" y no es mi experiencia que "solo el que necesita a Dios puede descubrirle".

entreluces
19 de febrero de 2010 a las 08:12

Y sin embargo ya nos advierte Jesús que las prostitutas os adelantarán en el Reino de los cielos. Ellas, que ofrecen sus servicios por el pan de cada día para ellas y sus hijos, y no aquellos que siguen manteniendo una doble moral en sus aparentes respetables vidas, y mantienen un sistema de explotación sexual. Clérigos incluidos.

A quien tiene se le dará, nos recuerda el texto bíblico. Sin aceite en su lámpara,no prende la Llama. Y a quien no tiene se le quitará hasta lo que tiene.Los semejantes se reconocen mutuamente. El conocimiento por connaturalidad requiere dedicación de cuidado amoroso. Como toda relación. Conocerse es amarse en profundidad, y amarse es conocerse más allá de lo aparente. Ir descubriendo-se. Las diferencias de la alteridad son matices de lo Uno. No-dos. Saludos

valero
19 de febrero de 2010 a las 12:08

Totalmente de acuerdo: para encontrar a Dios hay que tener hambre de Dios. Por eso son bienaventurados los pobres en el espíritu. Yo siempre me he preguntado porqué a unos se les concede el don de la fé, y a otros en cambio parece negárseles. Yo creo que la fé es en primera instancia, un acto de humildad. He conocido a muchas personas estupendas que sin embargo no se sienten necesitadas de Dios. No es esto en absoluto un juicio moral, ya que no sentirse "necesitado" no es pecado, pero creo que detrás de este no necesitar a Dios, subyace un un deseo de autosuficiencia que me recuerda a lo que dice la serpiente cuando tienta a Adán: "Si coméis de este fruto, seréis como dioses".Quien quiera entender, que entienda.

Anónimo
19 de febrero de 2010 a las 15:07

Pues si no están en disposición de encontrar a Dios los que van a las casas de prostitución, o los que no piensan más que en buscar dinero para droga... no se quién va a estar en disposición de encontrar a Dios. Porque según dijo Jesús mismo, y también según mi experiencia, "no envió Dios a su Hijo al mundo para salvar a los justos sino a los pecadores" Y lo maravilloso de esto es que primero "encerró a todos en la rebeldia para poder usar con todos de miresicordia". O es que acaso tiene mayor pecado, o está más ciego, el que solo piensa en buscar dinero para droga que el que lo hace para que nadie le tosa; o el que acude a los prostibulos más que el que no duda en pisotear a su compañero de trabajo para medrar él....? La fe es un don y un regalo siempre inmerecido y siempre gratis...que nos llega a través de Jesucristo, que no es una idea sino una realidad, por tanto una persona...una persona que algún dia tentremos que ser tu y yo para otro...y que por serlo seremos llevados a la cruz.
Inés

Juanjo
20 de febrero de 2010 a las 14:05

¡Perdón ya antes de empezar! Sé que no se debe hacer, pero varias veces me muerdo la lengua y evito no hacer comentarios a los comentarios. Los leo y me ineteresan todos.
Pero me preocupa los que no entienden el significado profundo del post. El conjunto, la idea principal, más que una palabra o una frase aislada y además mal sacada de contexto.
Así, todo es criticable y todo puede ser mal - entendido.
¿Por qué no entienden adecuadamente?.
¿Falta de formación, afán de protagonismo, querer ser siempre más listo, tener la última palabra....?
Bueno y me callo ya.....

Luz-Sombra
24 de febrero de 2010 a las 07:41

Juanjo, estás perdonado pero has sido poco oportuno, a no ser que el blog sea sólo para grandes teólogos.

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