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¿Bromas de mal gusto o burlas ofensivas?
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Ahora que han pasado unos días, voy a referirme a dos acontecimientos directamente sociales e indirectamente religiosos, porque está claro que la religión es otra cosa muy distinta, que han llamado la atención, han sido muy comentados, y han sido calificados de broma por sus protagonistas, el Dalai Lama y el equipo del programa “Està passant” de TV3.
Resumo los hechos, sin entrar en detalles: el Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano, a un niño que quiso abrazarlo, le pidió que le besará en la boca y que le chupara la lengua. El hecho ha provocado una catarata de comentarios, la mayoría negativos. La oficina del Dalai Lama ha pedido perdón al niño, a su familia, y ha explicado que se trataba de una broma más de las muchas que suele hacer el líder budista. Sea lo que sea, a mi la foto que se ha publicado no me ha gustado nada. Y lo ocurrido me parece totalmente impropio de un personaje público, que además tiene fama de ser muy espiritual, como es el Dalai Lama.
El otro hecho ha ocurrido en un programa de humor de TV3. Los dos presentadores, junto con una actriz, disfrazada de Virgen del Rocío, han pretendido decir cosas graciosas, no sé si con mucha gracia, pero sí desafortunadas, pues podían interpretarse como una burla a la religión católica y a la Virgen María. Hacer bromas sobre una figura como la Virgen es siempre delicado, porque son muchas las personas que se sienten ofendidas o, al menos, muy molestas. El humor, cuando busca reír con el otro es sano; cuando se ríe del otro es insano. El humor puede degenerar en burla y herir a las personas. Hay un humor corrosivo, agresivo, injurioso, muy extendido en nuestra sociedad. El humor nunca puede ser ofensivo ni utilizarse para descalificar a nadie. El humor no es burla, tampoco es ridiculizar a los débiles. Cuando esto ocurre se convierte en algo zafio y barato. El humor es inteligente.
Otro asunto, que me interesa tanto o más que los anteriores, del que no se han hecho tanto eco ni los medios ni las redes sociales, y que se puede calificar de broma de mal gusto, pero en un sentido distinto a los dos hechos anteriores, es la reciente expulsión, por parte de la pareja dictatorial nicaragüense, primero de dos, y 24 horas después de una tercera, hermanas dominicas de la Anunciata, que se dedicaban a atender a los ancianos. Se ve que el bien es siempre molesto a los ojos del mal y que el mal es insaciable.
Ni los dos primeros hechos tienen nada de humorísticos, ni el tercero tiene nada de broma. Calificándolo de broma de mal gusto me he quedado corto. Más allá de calificaciones insuficientes, bien se puede aplicar a estas tres hermanas dominicas de la Anunciata eso que dice la primera carta de Pedro (4,16): “si uno sufre por ser cristiano, que no se avergüence, que dé gloria a Dios por este nombre”.