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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

12
Ago
2025

Asunción de María: en Dios hay un lugar para el cuerpo

7 comentarios
asuncion2025

La fiesta de la Asunción de María es un día de alegría. María fue elevada al cielo en cuerpo y alma: en Dios hay un lugar para el cuerpo. En el cielo tenemos una Madre: el cielo tiene un corazón.

Al hablar de la Asunción de María, estamos también hablando de nosotros: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría, nos indica con claridad que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa. Y estamos llamados a entrar en esta Casa divina con toda nuestra realidad, con todo nuestro ser, en cuerpo y alma, porque Dios conoce y ama toda nuestra realidad humana, todo lo que somos, tal como proclamamos en el Credo: “espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”. Dios no nos abandona ni siquiera en la muerte; nos tiene reservado un lugar en el cielo y nos da la eternidad; en Dios hay un lugar para nosotros. Mirando el destino de gloria de María, estamos llamados a mirar lo que el Señor quiere también para nosotros.

El cristianismo no anuncia solo una salvación del alma en un impreciso más allá, sino que promete la vida eterna, “la vida del mundo futuro”. Nada de lo que para nosotros es valioso y querido se corromperá, sino que encontrará plenitud en Dios. Esta promesa implica una tarea: como cristianos estamos llamados a anticipar y edificar ya este mundo nuevo, a trabajar para que esta tierra en la que habitamos ahora se convierta cada día en un mundo de Dios. Solo viviendo evangélicamente resulta posible esperar las promesas divinas. María nos señala no solo la meta del cristiano, sino también el camino que conduce a la meta, expresado sintéticamente en estas palabras que ella dirige a los sirvientes de una boda en Caná de Galilea: “haced lo que Jesús os diga”, palabras que deben ser la norma de nuestra vida en este mundo para así poder vivir con esperanza.

Seguimos en el año jubilar de la esperanza. Mirando a la Virgen comprendemos que nuestra vida de cada día, aunque marcada por pruebas y dificultades, corre como un río hacia el océano divino. Los cristianos, ante el triste espectáculo de angustia y dolor que se difunde por el mundo, debemos ser signo de esperanza y de consuelo, y anunciar con nuestra vida que el mal no tiene futuro. Solo tienen futuro la verdad, la justicia, el bien y el amor. Vivimos en tiempos grises. Necesitamos tiempos azules, pues el azul es el color del cielo hacia el que sube María.

María, desde el cielo, nos acompaña y estimula en nuestra tarea, pues estando en el cielo, sigue estando muy cerca de cada uno de nosotros, precisamente porque está con Dios y en Dios. Cuando estaba en la tierra solo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, que está cerca de nosotros, más aún que está dentro de nosotros gracias al Espíritu santo, María participa de esta cercanía de Dios. Porque está cerca de nosotros, conoce nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones y ayudarnos con su bondad materna. Ella nos escucha siempre.

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juan garcia
12 de agosto de 2025 a las 15:13

Que lindo! Un canto sublime a la esperanza cristiana! Este blog abarca todas las posibilidades que tenemos los que creemos en la resurrección de la carne y la vida eterna. El alma de los cristianos se alegra al saber que su cuerpo está aceptado por Dios para el goce de los que le aman. Es labor nuestra la promoción de "Un mundo nuevo" en donde todos nos encontremos fekices. Tus bellas ideas de la salvación del género humano. fray Martín, expresan una condición escatologica de lo mejor de la salvación eterna. Cristo nos trajo esa salvación coon su muerte y resurrección. Gracias, fray Martin por tus elevados pensamientos y la bella forma de exponerlos. Que el Señor te recompence tu misión apostólica con la bienvenida a su casa en el cielo.

Chiquet
13 de agosto de 2025 a las 11:48

Fray Martín, los teólogos, los pastores, nuestra madre la Iglesia, tienen trabajo por todos lados.
La maternidad espiritual de María fue providencia De Dios y una enorme ayuda para tantos y tanto. Bueno es delimitar y explicar. Servidor fue formado con algunos trasfondos que (en analogía con la revelación) debo interpretar e ir aplicando. El dogma de la Inmaculada fue discutido y por fin definido: estoy agradecido, especialmente a la Orden de Predicadores, por precisar la gracia, apoyando que María fue Llena de Gracia, y por ello “preservada” de cualquier mácula. Nuestros hermanos ortodoxos orientales (por ejemplo) enaltecen de modo singular pero diverso a nuestra Madre espiritual.
He recibido (también) una sentencia:“sólo en la Iglesia hay salvación”; tengo claro el mensaje en su finalidad y su delimitación. Hay que situarse.
También hay que ir situando la resurrección de nuestro cuerpo que será gloriosa. También podemos aventurarnos en la alegría que supondrá ésta para los últimos, para los maltratados, para los que incluso no han conocido el rostro de su madre …. ?Cómo recuperará nuestro Padre todos los rasgos que nos anticipó? … Lo veremos todo en Él y perfeccionado, es lo que he concluido.
!Fr. Martín siga pasándome información y dándome formación! Mi agradecimiento

Félix Nadal
14 de agosto de 2025 a las 15:44

Pido permiso al profesor para analizar sin dogmas, la coherencia de la vida eterna con cuerpo físico, de que se habla en el encerado.

Si los musulmanes tienen un sincretismo de dos coranes contradictorios: Meca y Medina, nosotros tenemos un sincretismo de dos reinos contradictorios:

a) el Reino de Dios en espíritu en un plano espiritual, del que se habla en Juan, y
b) el Reino de Dios en cuerpo físico en la Tierra, del que hablan los sinópticos.

Para evitar un cisma entre partidarios de uno y otro, se intentó aceptar ambos reinos contradictorios como verdaderos: el del espíritu duraría desde la muerte hasta la resurrección, y el de la carne, desde la resurrección hasta siempre.

Jesús dice en Juan 6,63 que la carne no sirve para nada. ¡Pero el reino de la carne será etreno! Eso se arregló suponiendo que el cuerpo sería “glorioso”: tan bueno como el espíritu. Pero esa teoría contradice a Jesús, que desprecia la carne, y no la glorifica. En realidad, el cuerpo glorioso rechaza la carne y abraza el espíritu.

Jesús dice en Juan 16,10 “me voy al padre y ya no me veréis”. ¡No volverá por segunda vez! O sea: no hay reino en la tierra, ni juicio, ni resurrección de cuerpos. Entonces ¿no creemos al Jesús de Juan y si al sinóptico? ¿Creemos que quien habla en Juan es un predicador pseudoepigráfico, que utiliza el prestigio de Jesús?

Cabe tener un cristianismo coherente basado en Juan, y otro cristianismo coherente basado en los sinópticos, para poder elegir. Pero no cabe aceptar contradicciones.

Y por encima de las teorías exegéticas está la evidencia de los hechos experimentales:

a) Las experiencias de “vida después de la vida” demuestran que la vida en espíritu es mucho mejor que la del cuerpo físico, como dice el Jesús de Juan. Yo si creo que el Jesús escatológico de los sinópticos, es pseudoepigráfico.

b) La segunda venida incumplida de Marcos 13,30, Mateo 24,34, y Lucas 21,32 demuestra que no era Jesús quien hablaba de escatología, y no hay que indagar mucho para darse cuenta que quien predicaba el reino terrenal, era Juan el bautista: el esenio indigno de abrochar Su sandalia.

En Qumrán se hallaron muchos precedentes escatológicos. Es posible que los discípulos del bautista, exigieran para aceptar a Jesús, poner en su boca cosas que dijo el bautista. Y la incoherencia no fue ningún problema. Pero Jesús hablaba del reino del espíritu del que venía, y el bautista, de un reino carnal imaginado por los esenios.

Para sugerir al Islam eliminar contradicciones, demos ejemplo con las nuestras.

Félix Nadal
14 de agosto de 2025 a las 21:24

No dudéis ni por un momento, que María fuera asunta al cielo. Si tengo razón, fue asunta en auténtico espíritu glorioso, y no en una imitación de materia. Y no fueron ángeles quienes lo hicieron, sino su propio hijo: En Juan 14,1-3, Jesús promete a sus discípulos venir cuando mueran, para acompañarles a la mansión que les tendría preparada en el cielo. ¿Acaso su madre iba a ser menos?

Hormias
15 de agosto de 2025 a las 11:04

Busquemos con alegría el azul mariano

juan garcia
15 de agosto de 2025 a las 19:39

La Asunción al cielo de la Virgen María en cuerpo y alma nos consuela y nos conforta y nos da la esperanza final de algún dia disfrutar del cuerpo en el cielo, para poder relacionarnos con nuestros seres queridos. Me da la iimpresión de de que sin cuerpo no sería posible conocer nuestra identidad ni la de nadie. Nos esperan mujchas sorpresas en el cielo. Primero tenemos que contqr con la misericirdia divina que nos reciba como autçénticos amigos del señor: "Virgen María, madre de gracia y madre de misericordia, ruega por nosotros"

Félix Nadal
16 de agosto de 2025 a las 21:14

Mi abuelo y mi padre dijeron antes de morir que veían a sus padres al pie de la cama, que venían a recogerlos para guiarlos al más allá. Y en muchos testimonios de “vida después de la vida” o de “Experiencias Cercanas a la Muerte”, quienes ven a parientes fallecidos, no los ven con la edad con que murieron, sino con la que tenían mejor aspecto.

Los cuerpos no pueden imitar a los espíritus atravesando muros, siendo transparentes a la materia. Los espíritus sí pueden hacerse visibles, audibles y tangibles u opacos a la materia, para contactar con nosotros.

Tras “resucitar”, Jesús elegía parecerse o no a su cuerpo, para ser reconocido o no. Entraba donde los apóstoles, a través de las paredes, como el espíritu que era, para enseñarles en una clase práctica, cómo serían ellos tras la muerte. Pero como el único que entendía el reino del espíritu era su discípulo predilecto Juan, y el resto de apóstoles se asustaba, tenía que volverse tangible para parecer un cuerpo físico: para poder coger la comida, evitar que la comida ingerida atravesara su cuerpo, coger la mano de Tomás, y que Tomás tocase la llaga. La magdalena, primera en verle, intentó tocarle, y Él se lo prohibió: Quizá aún no sabía volverse tangible, y no quiso asustarla. En la película “Ghost” al fallecido le costó trabajo aprenderlo. Es normal que lo desconocido nos de miedo.

Todo lo que haga el cuerpo, incluido el sexo, puede imitarlo el espíritu. Pero teniendo éxtasis místicos, el sexo puede que nos parezca infantil. No despreciemos a nadie por esperar sexo en el mundo futuro.

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