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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
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15
Abr
2012
Diferencias bienhechoras
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Tenemos miedo al diferente. En muchas ocasiones lo vemos como un rival. Peor aún, como un ataque a lo propio. Y, sin embargo, el diferente puede enriquecernos. De hecho, todas las criaturas tenemos algo en común. Hoy la ciencia tiene claro que toda la vida, la vegetal, la animal y la humana, procede de un único principio. Por eso, puede y debe hablarse de “solidaridad de creación” entre todos los seres creados. Lo que atenta contra uno, atenta también contra el conjunto.

Pero también podemos hablar de “diferencias bienhechoras” entre las diversas criaturas. Afirmar estas diferencias es un modo de defender la posición singular del ser humano frente a los restantes organismos vivientes, cosa que algunas éticas no dejan nada claro al afirmar la plena igualdad de estos organismos con el hombre. El cristianismo mantiene con firmeza las diferencias bienhechoras, ya sea entre Dios y la creación o entre los mismos seres creados.

La diferencia entre el Creador y la criatura es bienhechora y liberadora para la criatura misma. Ni el hombre, ni las estructuras por él generadas, ni nada de este mundo es Dios y, por tanto, no puede reclamar que todo lo demás se ponga al servicio de sus fines. Se dan igualmente diferencias bienhechoras dentro de la creación misma, de unos hombres con otros, o entre el varón y la mujer, o entre los hombres y los animales, entre los animales y las plantas, entre los seres animados y la materia inanimada. Estas diferencias nos permiten descubrir la genuina condición humana y otorgar a los animales su valor propio.

Cuando damos espacio al diferente podemos reconocer lo propio de cada uno y su valor. Nos comprendemos a partir del diferente. Desde la diferencia comprendemos también la responsabilidad que tenemos para con los otros, con el resto de la creación y con los otros seres humanos, tan iguales y tan diferentes. En esta diferencia percibimos una huella de la riqueza de Dios y podemos adivinar que la “diferencia” se encuentra también en el mismo seno de la divinidad. Esta diferencia es la que permite la comunión y, en definitiva, el amor. Si estamos hechos para el amor, es porque somos imágenes de un Dios que es distinción de personas, cada una con algo propio que las distingue de las demás y, precisamente por esto, pueden estar en relación.

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12
Abr
2012
Ética y religión, distintas pero no distantes
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El relato del juicio final de Mt 25,31-46, deja muy claro lo que Dios tendrá en cuenta para dejarnos entrar en su Reino. No será la religiosidad ni la piedad, sino el comportamiento que cada cual tuvo con sus semejantes, especialmente con los más necesitados, los que pasan hambre, los enfermos, los extranjeros, los que están en la cárcel. Los que en este mundo les auxiliaron y acogieron, serán aprobados por Dios, sin que importe si tenían o no tenían creencias religiosas, si eran personas piadosas, y otras cosas parecidas. He comprobado que esta lectura plantea dificultades a algunas buenas personas practicantes y religiosas, porque se preguntan: ¿entonces para que sirve rezar? Si lo que importa es el comportamiento con el prójimo, parece que Dios sobra y que no es necesario dar testimonio de nuestra fe en Jesucristo. Con esta lectura del texto de Mateo reducimos el cristianismo a una ética.

Estoy de acuerdo con que la religión no se reduce a una ética. Pero el texto de Mt 25,31 ss., dice lo que muchos temen que diga. Surge entonces la pregunta de para qué sirve la religión y cuáles son sus beneficios. Algunos responden que necesitamos la religión para saber cuál es la voluntad de Dios. Pero se puede cumplir la voluntad de Dios sin ser una persona religiosa y sin saber que esa es la voluntad de Dios. En el juicio final los que ayudaron al prójimo no sabían en realidad el alcance del bien que habían hecho. Otros dicen que el diablo es muy tramposo y ponen como ejemplo que se puede ser un hipócrita redomado y trabajar en una ONG en pro de los demás, y que este trabajo no hace a uno cristiano. Pero ya Jesús dijo que, suponiendo que él expulsase demonios en nombre de Satanás, entonces eso significaría que Satanás trabaja contra sí mismo. Pues bien, si un hipócrita redomado hace caridad, eso significa que estamos ante un hipócrita que trabaja por el Reino de Dios. Deberíamos alegrarnos, no de su hipocresía, pero sí de su trabajo.

En suma, lo que cuenta ante Dios no son las prácticas religiosas, sino nuestro comportamiento con el prójimo. Si a esto ayuda la religión, entonces es una buena religión; si hace que nos olvidemos del prójimo, es mala religión. En el encuentro con el necesitado alcanzamos a Dios, sabiéndolo o sin saberlo. Eso sí, el que lo sabe vive con más alegría, con una mejor calidad de vida. Es importante conocer el secreto escondido en el prójimo. Ese secreto Jesús nos lo ha dado a conocer.

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10
Abr
2012
Tienda del encuentro
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Algunos catecismos dicen que la finalidad de la creación es la felicidad del ser humano: Dios ha creado al hombre para que sea feliz. Habría que añadir: y esta felicidad sólo se consigue cuando, de un modo u otro, el ser humano se encuentra con Dios. En esta línea podríamos hacer la siguiente lectura del relato de la creación según el libro del Génesis: con el establecimiento de un espacio vital para hombres y animales no se ha logrado aún el fin de la creación. La creación está llamada a convertirse en el espacio de Dios, en la morada de Dios en medio de sus criaturas. Dios quiere morar con ellas. Por eso la Biblia establece una conexión entre el relato de la creación y el relato del Sinaí. Del mismo modo que, al cabo de seis días de trabajo creador, Dios descansó el día séptimo, así también en el Sinaí, una nube cubrió durante seis días la gloria de Yahvé. Al séptimo día Yahvé llamó a Moisés de en medio de la nube (Ex 24,16). Y allí recibe el encargo de construir una “tienda del encuentro” en la que Dios quiere encontrarse con todo Israel (Ex 29,43). En esta tienda se descubre el sentido pleno de la creación. Sólo cuando el pueblo se encuentra con Dios, la creación alcanza su meta.
 

Resulta que, en este mundo, nunca alcanzamos a Dios plenamente. Por este motivo, la creación no ha alcanzado todavía su meta. Está ansiosa, con dolores de parto, anhelando una liberación definitiva. La “tienda del encuentro” de la que habla el Antiguo Testamento no es más que un símbolo de una promesa todavía no cumplida. Esta promesa se cumplirá cuando aparezca “un cielo nuevo y una nueva tierra”. El último libro del Nuevo Testamento califica de “morada de Dios entre los hombres” (Ap 21,3) esta tierra y cielo nuevos en el que el ser humano encontrará su definitivo descanso. Cuando la humanidad esté plenamente reconciliada con Dios quedará claro el sentido de la creación. Mientras tanto, el Señor está llamando a la puerta, buscando quién le abra para entrar en su casa y cenar con él (Ap 3,20). “Su casa” somos nosotros. Cuando escuchamos su voz y le dejamos actuar en nuestra vida, nos convertimos en tienda del encuentro, en lugar en el que Dios reposa. Pero una tienda que todavía anhela un encuentro mejor, más claro, más pleno.

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7
Abr
2012
Pero Dios le resucitó
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Este “pero” es importante. Indica que hay un antes con el que contrastarlo. En este caso, un antes con el que no se está de acuerdo. Dios no está de acuerdo con la muerte de su Hijo. Por eso le resucita. Y no está de acuerdo porque él siempre está a favor de la vida buena y de la buena vida. Y Jesús fue, con sus palabras y obras, promotor de vida: “Yo he venido para que tengan vida abundante”. Fueron los hombres, unas malas personas, que estaban en contra de la vida y de todo lo que conlleva, amor, justicia, verdad y belleza, los que le mataron. Pero Dios le resucitó.

Repito lo que he escrito en “Con acento”, en una reflexión complementaria a la que aquí ofrezco: Durante toda esta semana de Pascua la primera lectura de la Eucaristía está tomada de los sermones del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hay un estribillo que se repite en todas esas lecturas: “Vosotros le crucificasteis, pero Dios le resucitó”. Está claro, no fue Dios quien rechazó a Jesús, fueron unas malas personas que no pudieron soportar su Palabra. Dios, al resucitarlo, dio la razón a Jesús y se la quitó a las autoridades que le habían crucificado: una vida como la suya es la que Dios acoge. En su seguimiento nosotros podemos vivir con esperanza.

Y podemos vivir con esperanza porque la resurrección de Cristo es inseparable de la nuestra. El resucita como el primero de una larga lista de hermanos. Resucita como cabeza nuestra, para que nosotros, miembros de su cuerpo, si honramos este cuerpo suyo que se prolonga en el pobre, el hambriento y el necesitado, podamos seguirle también en su victoria sobre la muerte. La Pascua de Cristo es nuestra Pascua. Cierto, con su Pascua se ha abierto un camino de esperanza para todos los seres humanos. Pero, desgraciadamente, no todos se han enterado. Eso de que con la resurrección de Cristo “el mundo entero desborda de alegría”, como dicen los prefacios de la Eucaristía del tiempo pascual, estrictamente hablando no es verdad. Quienes desbordan de alegría somos, o debemos ser, los creyentes, lo que estamos al tanto de tan buena noticia. Eso sí, nuestra alegría debe ser contagiosa y por eso la resurrección de Cristo es una exigencia de testimonio para que, poco a poco, pueda ser verdad eso de que el mundo entero desborda de alegría.

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5
Abr
2012
Fuertes y valientes de corazón
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“Sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor” son las últimas palabras del salmo 31. Este salmo la Iglesia lo canta en la liturgia del viernes santo. Según el evangelista Lucas, Jesús, clavado en la cruz, pronunció uno de los versos del salmo 31: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”. Lucas quiere subrayar la esperanza con la que Jesús muere, una esperanza en medio de la desesperación más absoluta. De hecho el salmo 31, que comienza con unas palabras de esperanza (“al Señor me acojo, no quede yo nunca defraudado”) es la súplica de un acusado inocente, de un moribundo, expuesto a la persecución y excluido de la comunidad. A pesar de las acusaciones injustas de que es objeto, sigue confiando en Dios.

Lucas no pretende decir que Jesús muriera recitando este salmo. Pero sí quiere decir que muere con los sentimientos que en él se reflejan y, por tanto, que el salmo es aplicable a la situación de Jesús crucificado, abandonado por los suyos y hasta por el Padre, según dicen Mateo y Marcos. Su obra parece un fracaso absoluto. Ahora bien, si las palabras finales del Salmo (“sed fuertes y valientes”) pueden aplicarse a Jesús crucificado, abandonado y aparentemente fracasado, entonces hay que afirmar, para ser consecuentes con el imperativo de la frase y el plural de los que esperan en el Señor, que Jesús tenia conciencia de que no moría para él solo. Se dirigía a todos. Él es el icono de toda persona que se encuentra en trance de morir. Estas palabras: “sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor”, puestas en labios de Jesús, hay que ponerlas en nuestros propios labios. Y repetirlas con tanta más fuerza cuanto mayores sean las dificultades a las que nos enfrentamos.

En este mundo hay demasiados crucificados. Conozco gente sin trabajo, que tienen dificultades para llegar a fin de mes. Personas afectivamente cercanas sufren una situación de profunda tristeza, sienten la fragilidad de su propia vida. De todos ellos me acordaré en la liturgia de este viernes. Y me acordaré de mí, que también soy frágil y débil. Todos nosotros, si somos creyentes, deberíamos escuchar con esperanza las palabras que reflejan los sentimientos de Jesús y que, como he dicho, él pronuncia también pensando en nosotros: en vuestra desesperanza, tristeza, soledad, fragilidad y precariedad “sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor”.

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3
Abr
2012
Viernes Santo, festivo en Cuba
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Uno de los resultados que ha dejado la visita de Benedicto XVI a la república de Cuba ha sido que el gobierno ha decretado día festivo el próximo viernes santo. De forma excepcional, dice el gobierno. Ya dijeron lo mismo cuando tras la visita de Juan Pablo II decretaron festivo el día de Navidad. La excepción del primer año ha durado hasta hoy. Probablemente ocurra lo mismo con esta nueva excepción. Evidentemente, que el viernes sea festivo facilitará enormemente la asistencia de los fieles a las Iglesias. Insisto: de los fieles. Porque es totalmente seguro que no ocurrirá como en la Misa celebrada por Benedicto XVI en La Habana, a la que, probablemente, acudieron más simpatizantes del partido comunista que católicos, porque el Gobierno se ocupó de presionar a sus militantes para que estuvieran en la Plaza de la Revolución y así dejar contento a su huésped. Esta vez, gracias a Dios, solo acudirán a las celebraciones de la Pasión, en las Iglesias, los fieles convencidos y habituales. Digo gracias a Dios porque no es bueno mezclar las cosas, aunque sea con la buena intención de agasajar al Papa.

Los cubanos que no sean creyentes (o sea, la mayoría) harán exactamente lo mismo que la mayoría de los españoles en estos días de semana santa: aprovechar los días de vacaciones laborales para ir a la playa, descansar y, algunos, para asistir como espectadores pasivos a las procesiones consideradas un espectáculo cultural o folklórico. ¿Qué otra cosa se puede esperar? Hoy celebrar la semana santa cristianamente es un modo de ir a contra corriente, es una propuesta contra cultural. Siempre ha sido así, aunque no lo queramos reconocer. Los cristianos convencidos y practicantes (lo que no significa santos, porque, quien más quien menos, todos somos pecadores) siempre han sido minoría. Su papel no es el ocupar todo el espacio, sino ser fermento en la masa. Un fermento consciente de su importancia, pero también consciente de su poca notoriedad. Consciente de que la masa ni siquiera le va a agradecer su papel fermentador. El ser minoría nos ayuda a vivir la fe de forma más personal y a buscar más la intimidad con el Señor. Porque, al fin y a la postre, lo que importa es ser uno mismo, digan lo que digan los demás.

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1
Abr
2012
A Dios acuden los hombres en su angustia
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El texto poético que ofrezco fue escrito por Dietrich Bonhoeffer (teólogo protestante que murió mártir), en 1944, en la prisión nazi de Tegel. Puede ser una reflexión oportuna para comenzar la semana santa.

 

A Dios acuden los hombres en su angustia,
imploran ayuda, suplican dicha y pan,
ser libres de la enfermedad, la culpa y la muerte.
Así lo hacen todos, cristianos y paganos.

 

A Dios acuden los hombres en la necesidad,
y lo encuentran pobre, inerme, sin techo y sin pan,
envuelto en el pecado, la debilidad y la muerte.
Los cristianos están junto a Dios cuando Él sufre.

 

A todos los hombres auxilia Dios en su necesidad,
con Su pan sacia su cuerpo y su alma.
Muere en la cruz por los cristianos y los paganos
y a todos concede su perdón.

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31
Mar
2012
El legítimo pluralismo teológico de Queiruga
16 comentarios

Mi nombre ha salido a la palestra a propósito de la Nota de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, advirtiendo sobre algunos aspectos discutibles de la obra del Profesor Andrés Torres Queiruga. Me han llamado muchos amigos, diciéndome, entre otras cosas, que era necesario que publicara un post sobre el asunto. No pensaba hacerlo, pero finalmente lo hago, porque no tengo nada que ocultar. Ayer noche me llamaron del diario “El Levante” de Valencia y hoy ha salido una página en la que incluyen mis respuestas. Dentro de unas horas (si no ha salido ya al publicarse este post), aparecerá una entrevista que me hacen en “Religión Digital”. ¿Podía haberme negado a hablar, una vez que ha salido mi nombre?

Yo estuve, en calidad de teólogo, en la entrevista que Torres Queiruga tuvo con algunos representantes de la Comisión Episcopal. Fue el propio Queiruga el que solicitó la presencia de un teólogo y el que, entre otros nombres, sugirió el mío, que finalmente fue aceptado por la Comisión Episcopal. Técnicamente a mi me llamo la Comisión. Evidentemente los Obispos presentes respetaron escrupulosamente mi papel de “abogado defensor”. La conversación fue amable y correcta. Y tanto los Obispos como el propio Queiruga se agradecieron mutuamente el tono y el buen ambiente en el que discurrió la reunión.

Mi opinión sobre el fondo del asunto: 1) La nota de la Comisión Episcopal no condena a Andrés Torres Queiruga, yo creo que ni siquiera condena su teología; es una nota suave y suavizada; 2) Desgraciadamente, algunos sectores católicos la entenderán como una condena y, ese es uno de los motivos por los que yo considero inoportuna la nota; peor, esos sectores se han alegrado mucho de la nota; estas alegrías hacen un daño enorme a la Iglesia; 3) En mi opinión, la teología de Andrés Torres Queiruga no atenta contra la fe de la Iglesia y hay que situarla y entenderla dentro del legítimo pluralismo teológico; evidentemente, se trata de una teología que tiene aspectos discutibles, pero el lugar adecuado para esta discusión son los foros teológicos; 4) Hay personas que se han jugado la vida por la Iglesia; me parece que merecen agradecimiento y un trato acorde con esta entrega.

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28
Mar
2012
Visita pastoral con algo de política
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La visita del Papa a Cuba ha tenido aspectos polémicos. Muchos la han leído no en clave pastoral, sino en clave política, o sea, han interpretado los gestos y palabras del Pontífice en función de sus intereses. Quizás era inevitable. Cierto, el Papa se ha expresado claramente a favor de las legítimas aspiraciones del pueblo y ha expresado su solidaridad con los privados de libertad. En cuanto aterrizó en la isla dijo: “Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados”. Palabras similares repitió en posteriores discursos. ¿Es posible decir más? El problema no es sólo lo que se dice, sino el modo como se dice. Y seguramente, algunos han entendido mejor al disidente que durante la Misa en Santiago de Cuba gritó “abajo el comunismo” que las no menos importantes palabras pronunciadas por Benedicto XVI.

Hay católicos que no han entendido que el Papa tuviera tiempo para saludar a Fidel Castro y no para las damas disidentes. ¿Un minuto de tiempo con Berta Soler (presidenta de las damas de blanco) hubiera cambiado algo la situación o hubiera supuesto alguna información que la Santa Sede no tenía? Sin duda los gestos valen más que mil palabras. También es cierto que hay lugares en los que no se pueden decir o hacer algunas cosas. Y lugares en los que se consigue más con guante de seda que con puño de hierro. Es lo que ha debido pensar la Santa Sede. “Cuba necesita cambios” ha dicho el Papa en la Plaza de la Revolución, en una Misa a la que también han asistido no creyentes (cosa interesante y significativa si hubieran ido por un interés por el Evangelio y no porque así el gobierno quedaba bien con su huésped). En su homilía ha criticado la irracionalidad y el fanatismo de los que, encerrándose en su verdad, intentan imponerla a los demás. Por lo demás, el Papa también ha recocido “con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe”.

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27
Mar
2012
Semana Santa: no perder la perspectiva
3 comentarios

Con el domingo de Ramos comenzamos la Semana Santa, la Semana grande. No convendría que esta semana perdiésemos la perspectiva de lo verdaderamente importante y nos quedásemos en las manifestaciones externas, mezcla de folklore popular, arte, y sensibilidad religiosa. Estas cosas son legítimas y buenas, pero siempre que no sean una pantalla que impida vivir el acontecimiento central de nuestra fe, a saber, la muerte y la resurrección de Cristo. Los humanos somos así: necesitamos de lo sensible, de lo externo, de lo corporal y de lo festivo, para manifestar nuestros sentimientos. Pero no podemos quedarnos en lo externo. Debemos ir más allá, para buscar un encuentro personal con el Jesús que nos salva. Esta semana será santa en la medida en que nosotros nos hagamos santos.

La liturgia de este domingo de Ramos comienza haciendo memoria de la entrada de Jesús en Jerusalén, montado sobre un borrico. No entra sobre un caballo, propio de los guerreros. Entra sobre un borrico, animal manso y pacífico, porque Jesús viene en son de paz. Luego escucharemos el relato de la pasión según san Marcos. En este momento, en el que las fuerzas del mal buscan deshacerse del príncipe de la paz, Jesús sigue siendo coherente con sus designios de paz. Por eso no responde al mal con el mal, ni al insulto con el insulto. En su pasión no profería amenazas.

Y por si a alguno le interesa, en este enlace está mi propuesta de homilía para el Domingo de Ramos.

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