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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
May
2019

¿Voto católico? ¿Y eso qué es?

5 comentarios
votocatolico

En algunos países, cuando se aproximan elecciones, suele aparecer la pregunta de si hay un voto católico, y de cuál será la influencia de ese voto en el resultado electoral. Tengo la impresión de que estamos ante una expresión que quiere decir mucho, pero bien analizada no dice nada. Veamos: ¿voto católico significa el voto de los ciudadanos católicos? Dejemos aparte que hay distintos grados de adhesión a la fe católica. Pero según cuál sea el fragmento de “población católica” que analicemos, enseguida quedará patente que este grupo de personas votan (votamos) a distintos partidos. Más aún, que este voto no depende sólo de nuestra mayor o menor religiosidad, sino de muchos otros factores. El voto de los ciudadanos que asisten regularmente a las Eucaristías dominicales, es muy disperso. A lo más que puede llegar la convicción religiosa es a delimitar a quién no conviene votar, pero, en positivo, no está claro a quién conviene votar.

Y no está claro porque no hay ningún programa político que, confrontado con el evangelio, no necesite purificarse, rectificarse y mejorarse. Dado que no hay programa político que pueda identificarse o, al menos, aproximarse al evangelio, lo lógico sería no votar. Pero no votar, en la mayoría de los casos, es la peor de las opciones. En este terreno hay que guiarse o bien por el principio del mal menor o por el del bien posible. El mal menor es un mal, pero evita males peores y, en la medida en que evita lo peor, es un bien. El bien posible no es el bien ideal, es el bien que en una circunstancia concreta es posible alcanzar. Por tanto, es un bien parcial, en el que no se excluye que haya algún aspecto menos bueno. La política es el arte de lo posible, porque al moverse en el terreno de lo concreto, las divergencias son grandes. De ahí que, en política, lo ideal es la repetición periódica de elecciones y la división de poderes. La conciencia de que la política es un arte parcial y limitado, hace que ella misma adopte medidas para que lo parcial y limitado no empeore.

Cada ciudadano debe votar de acuerdo con su conciencia. En la conciencia juegan un papel determinante las convicciones religiosas. Pero suele darse el caso de que, desde distintas convicciones, se puedan lograr acuerdos en el terreno de lo concreto. La inversa también es verdad: desde la misma convicción pueden seguirse aplicaciones concretas divergentes. El Vaticano II, en un texto que sigue conservando su validez, se expresaba así: “la propia concepción cristiana de la vida inclinará a algunos cristianos, en ciertos casos, a elegir una determinada solución. Pero podrá suceder, como sucede frecuentemente y con todo derecho, que otros fieles, guiados por una no menor sinceridad, juzguen del mismo asunto de distinta manera. En estos casos de soluciones divergentes aun al margen de la intención de ambas partes, muchos tienden fácilmente a vincular su solución con el mensaje evangélico. Entiendan todos que, en tales casos, a nadie le está permitido reivindicar en exclusiva a favor de su parecer la autoridad de la Iglesia. Procuren siempre hacerse luz mutuamente con un diálogo sincero, guardando la mutua caridad y la solicitud primordial por el bien común”.

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Un amigo
24 de mayo de 2019 a las 17:14

Cada ciudadano debe votar de acuerdo con su conciencia.
Esta es, me parece a mí, la clave, lo verdaderamente decisivo.
Cuando llegan elecciones siempre salen multitud de artículos y comentarios. Y para "algunos" parece que un católico "auténtico" solo pude votar a una de entre todas las opciones políticas. Para cierto sector,sin duda, solo hay un partido que se acomoda a la verdadera esencia católica.
Es más, votar otras opciones es un grave pecado. Sí, eso lo he leído, y se dice, y además recuerdo que se alude a no se qué escrito de Benedicto XVI.
Bueno, que si no voto a dicho partido, será que no tengo la conciencia bien formada.

Marieta
24 de mayo de 2019 a las 18:58

Querido Padre Martín, me ha parecido un análisis muy certero, equilibrado y bien elaborado. Sostengo cada uno de los razonamientos y posiciones.
Esta es una circunstancia "repetitiva" ante la cual siempre nos paramos a pensar, tratamos de informarnos, más allá de lo que publicitan los medios y nunca terminamos de tener la elección clara.
Muchas gracias por compartir la reflexión. Me resulta de especial ayuda la última frase de "hacerse luz mutuamente con un diálogo sincero, guardando la mutua caridad y la solicitud primordial por el bien común", porque a veces mantener posiciones opuestas puede dar lugar a crispación y desencuentros. Y no hablemos ya de los agresivos mensajes que nos llegan por WhatsApp de los "círculos de amigos", siempre con "buena voluntad".
Gracias de corazón.

Antonio
25 de mayo de 2019 a las 23:36

Le tengo en muy alto aprecio y consideración como teólogo, pero su reflexión sobre las votaciones, lo dejo en.............
Muy breve seré.
En la actual esquizofrenia politica, puede existir un verdadero y objetivo y sereno discernimiento para ejercer el voto????????????
Es más. En la actual situación, es lícito y ético votar pregunto??????
Con la dictadura careciamos de libertades y no se podía votar, cierto.
En la actualidad en estos maravillosos 40 y pico años de "democracia" la gente creo, tiene ya, la lógica conclusión de que hay una brutal corrupción que afecta a todos los partidos, pero, paradogicanente se dice que es un deber moral y ético, votar.
En 40 años de dictadura, no teníamos libertad, pero, bien se encargaba el régimen que no hubiera un hogar sin lumbre y con trabajo sobre todo en la etapa ya final.
En 40 años de libertades España está ya quemada de tanta miseria política, moral y un largo etc.......
Creo haber hecho un análisis bastante objetivo.
Por cierto. Si hay un movimiento de reciente creación que si defiende con coraje los postulados cristianos. Es constitucional y es injuriado por los buenísimos del sistema y de determinada JERARQUÍA acomplejada.
Que vergüenza de jerarquía y de democracia.

Martín Gelabert
5 de junio de 2019 a las 14:35

Para D. Nicolás F.A.: estimado señor, no he publicado su comentario porque no quiero crear polémica. Y en estos asuntos de la política siempre aparecen réplicas y contraréplicas. Usted hace una suosición a propósito de mi frase: "a lo más que puede llegar la convicción religiosa es a delimitar a quien no conviene votar", que es totalmente ajena a mi pensamiento. Se lo aseguro. Y no creo que se deduzca de mi artículo. Y ahí lo dejo, como explicación para usted del motivo por el que no he publicado su comentario. Le ruego que me disculpe, pero creo que es mejor así.

Luis
5 de junio de 2019 a las 18:07

Quizás habría que dilucidar antes qué es conciencia (tener conciencia). Dudo que partidos que asumen y promueven una desigualdad que provoca riqueza desmedida e innecesaria en unos pocos e intolerable pobreza en una gran proporción de la población tengan conciencia.
Además con esa nota tan típica de lo humano: quiere para ti lo que no quieres para el prójimo. Uno de los inspiradores del informe del Banco de España que critica el nuevo salario mínimo cobra 12.000 € al mes. La directora del FMI, que cobra una millonada, mientras predicaba austeridad se subió su multimillonario sueldo un 14%. No es que ya no haya generosidad, es que no hay ni un mínimo de elegancia. A mí se me caería la cara de vergüenza.

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