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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

15
Abr
2015

Un Papa que dice estupideces

7 comentarios

El titular es una clara alusión a la irritación que al presidente de Turquía le ha producido el uso del término "genocidio" por el Papa, en una homilía pronunciada el pasado lunes en la Basílica de San Pedro, al conmemorar el centenario del martirio armenio por parte de turcos otomanos durante la Primera Guerra Mundial. En efecto, el presidente Erdogan ha dicho: "Cuando los políticos y los religiosos asumen el trabajo de historiadores, no dicen verdades, sino estupideces". Como el presidente turco es un político se le puede aplicar su propio diagnóstico, pues también él hace de historiador rebajando las cifras que otros dan de un millón y medio de armenios muertos. Por otra parte, los calificativos insultantes y las amenazas (“condeno al Papa y quiero advertirle” dijo también Erdogan) suelen ser el recurso del que no tiene argumentos.

Las palabras de los políticos acostumbran a ser “políticamente correctas”, que es un modo de utilizar circunloquios para decir una cosa queriendo decir otra. El presidente turco hubiera podido predicar con el ejemplo y utilizar el lenguaje “políticamente correcto” que le hubiera gustado que utilizase el Papa. Hubiera podido responder, por ejemplo, que el asunto del que habla el Papa es antiguo, tan antiguo que no vive ninguno de los que entonces participaron o fueron testigos. Y que al tratarse de un asunto antiguo lo más conveniente es olvidarlo. Claro que los que quieren olvidar la historia, muchas veces la repiten. De ahí el interés de la memoria, precisamente como acicate para no repetir determinadas historias. Hay recuerdos que resultan peligrosos. Si lo ocurrido con los armenios no fuera una historia peligrosa, no habría motivo para irritarse cuando alguien la recuerda.

Cada gran cultura, cada pueblo, cada religión tienen sus mártires. Desgraciadamente sigue habiendo mártires. ¿Es oportuno, es conveniente recordarlos? Sí, siempre que no se trate de un recuerdo reivindicativo, sino de un recuerdo que busca la paz y la reconciliación entre las personas y los pueblos. Si se cuentan historias de mártires es precisamente para no repetirlas. Me parece que este fue el contexto y la intención de las palabras del Papa sobre lo ocurrido con los armenios. La homilía papal empezó así: “Desgraciadamente todavía hoy oímos el grito angustiado y desamparado de muchos hermanos y hermanas indefensos, que a causa de su fe en Cristo o de su etnia son pública y cruelmente asesinados –decapitados, crucificados, quemados vivos–, o bien obligados a abandonar su tierra”.

Ese es el problema: todavía hoy. Si calificar al pasado de otra manera sirve para que hoy deje de oírse el grito angustiado y desamparado de tantos indefensos, bien venidos sean los calificativos “de otra manera”. Pero si calificamos “de otra manera” sin preocuparnos del “todavía hoy”, entonces la guerra de calificativos es una burda manera de despreocuparnos de lo verdaderamente importante: el “todavía hoy”.

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Javier
15 de abril de 2015 a las 16:36

Espléndido, Martín.

José María Valderas
15 de abril de 2015 a las 17:33

Dejemos aparte el juicio despreciativo del presidente turco. No es tolerable en ningún caso. Sobre todo si no se prueba. Y es obvio que los cristianos orientales han pasado por numerosos episodios de genocidio, ya sean los armenios o, ahora, los iraquíes de Mossul, por ejemplo. También lo fueron otras persecuciones en otros lares, como la de cristeros en México. Al pontífice no se le ha ocurrido llamar genocida a los gobiernos mexicanos del PRI.

Soy consciente de que mis palabras van a irritar. Pero me parece, avanzado lo anterior, que el Papa Francisco se mueve a veces con excesiva falta de precisión, que en nada favorece la claridad doctrinal que se exige en su cargo. En alguna ocasión expuse aquí mi decepción por la Evangelii Gaudium,que alguien ha considerado incluso tomista por citar algunas veces al Aquinate. Hoy parece que ese juicio mío comienza a tener expresión en otras instancias. Desafortunado es el párrafo dedicado a la autoridad doctrinal de las Conferencias Episcopales,por ejemplo. Ha quedado demostrado con las aberrantes manifestaciones del Presidente de la Alemana sobre moral matrimonial.

Del bien que Francisco produce a la Iglesia con sus gestos no dudo, sino que he sido testigo entre personas alejadas de la misma. Pero el reconocimiento de una cosa no debe cegarnos y defender lo indefendible. Ojalá que la encíclica que le están preparando sobre ecología no produzca tanta perplejidad.

vientosdelibertadnacaome
15 de abril de 2015 a las 18:03

Es que le puso sal a la llaga que lleva por dentro la clase politca turca. La sal, como dice el evangelio, arde y duele, pero al final la llaga puede curarse.

perplejo
15 de abril de 2015 a las 22:46

Estoy con el comentarista anterior, JM Valderas. ¿Dirá algo el papa argentino del genocidio del país vecino, Guatemala, durante los años 1981 al 1983?
Sin duda Erdogán ha faltado a la verdad y ha sido injusto. Pero también quizás sea la única forma de impedir que las fuerzas islamistas que acechan para conseguir otra plaza del Califato en un país muy cercano sigan avanzando. No puede sino hacer lo que está haciendo en el país desde hace 5 años, nos guste o no, pero a él quizás sea al primero que no le guste, para poder neutralizar otras fuerzas. ¿Qué era malo Gaddafi, Saddam o Mubarak? Claro que lo eran, pero no convenía decirlo si no tenemos un repuesto mejor y los repuestos que se alzarán son infinitamente peor que lo que hay? Nada, a apechugar. Más cabeza hay que tener.

eltrigre_eli@outlook.com
16 de abril de 2015 a las 04:24

El mundo necesita saber la verdad de la historia aunque duela, y si lo dice el Papa Francisco, buena corriente. No es sencillo, nos toca denunciar desde abajo las injusticias para evitar la impunidad.

Rogelio Saprissa
16 de abril de 2015 a las 21:26

El Papa es un hombre sabio y valiente que busca el bien de la humanidad aprendiendo de los tristes fracasos del pasado en donde unos poderosos masacraron a los débiles por creerse superiores, pero que como la historia nos cuenta, estos "poderosos" luego pasaron "de moda" y la única herencia que dejaron fue de sangre y dolor, sangre y dolor que después cae sobre sus mismos descendientes que no tuvieron la culpa de nada. Así como ahora en el mundo hay gobiernos de países que masacran a otros para quitarles la tierra o sus recursos y no se dan cuenta que lo que están haciendo es llenando de dolor y muerte el futuro de sus mismos pueblos.
Si nos ponemos a insultar, como este tipo, a los que nos hacen ver las faltas del pasado es porque, como este hombre, no ha aprendido nada de la historia. Pobre el pueblo que esta bajo su dominio...

Juan
17 de abril de 2015 a las 18:37

Me parece totalmente apropiado que el papa denuncie las atrocidades históricas del pasado y del presente, y sobre todo, se sienta libre para expresarse a su manera en favor de los que sufren lo indecible.

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