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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Jun
2014

Trinidad: unidos por la relación

5 comentarios

Las religiones asiáticas conciben a Dios de forma no personal, pero las religiones abrahámicas entienden que Dios no puede ser menos que personal. Ahora bien, es posible entender la persona como encerrada en si misma o como abierta a los demás. Este segundo modo de entender lo personal parece más rico, más dinámico, más acorde con la experiencia. La concepción cristiana de Dios como Trinidad ha ayudado a concebir la persona como solidaria más que como solitaria. La persona es tal cuando vive en comunión con otras personas. La comunión entre personas la sustenta el amor. Precisamente el amor es lo que une a las personas. Por eso, el amor crea unidad. La unidad más fuerte no es la del átomo, sino la que brota del amor. En esta línea se comprende el Dios cristiano: un solo Dios en comunión de personas. Por eso, los cristianos tenemos con Dios una relación personalizada: somos hijos del Padre, hermanos del Hijo, amigos del Espíritu.

A partir de ahí podemos comprender que el ser humano, creado a imagen de Dios, es tanto más persona cuanto más se asemeja a las personas divinas. Una imagen significativa (aunque limitada) de tres personas entendiéndose como unidad es la del matrimonio abierto al hijo. Ahí podemos encontrar un reflejo del misterio trinitario: por una parte, el amante ama al amado y el amado al amante. Pero si la relación se queda en dos, corre el riesgo de entrar en un “egoísmo de dos”. El amor necesita ser no solo mutuo, sino compartido. El círculo cerrado del amor mutuo entre dos personas es insuficiente para la perfección del amor. Los dos necesitan compartir su amor recíproco con un tercero. Para la perfección del amor es necesario abrirse al tercero. El amor pleno no es binario, sino ternario: el amante, el amado y el co-amado (o los co-amados). El amante no solo ama al amado, sino que desea que los dos (el amante y el amado) tengan la alegría de amar juntos a un tercero, y que ambos sean amados por ese tercero.

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caminante
8 de junio de 2014 a las 19:47

Creados a imagen de la Trinidad somos hermanados en Amor. Esta tarde, fiesta de Pentecostés, orarán por la Paz en el Vaticano tres representantes de las religiones del Libro. Necesitamos dejarnos impregnar por la brisa suave del Espíritu, que nos renueve como personas, como sociedad . Al final del ciclo histórico, social y religioso, en que nos encontramos debemos ponernos a la escucha unos de otros. Todos los dones son necesarios, para sumar sinergias, para renovar ilusiones. Con esperanza. En todo y todos, la Vida viva.

Ven Espíritu divino
manda tu Luz desde el cielo

Gracias Fray Martín

Valero
10 de junio de 2014 a las 11:56

Me gusta pensar que el Espíritu Santo es el amor en movimiento, el amor que se mueve entre el Padre y el Hijo y que a su vez nos busca y nos impulsa a buscar al otro y nos ayuda a encontrar el rostro de Cristo en el otro. Gracias Martín por explicar de forma tan sencilla que Dios es comunión de amor, sobre todo cuando utilizas la imagen de los esposos y el hijo. La paz

vicente
11 de junio de 2014 a las 23:08

amigos del Espíritu o amigos del Hijo?????

Luciana
14 de junio de 2014 a las 14:04

Pienso en la Vida Consagrada.Mañana día 15 se celebra,es el día de la Sntísima Trinidad.Esas personas,tánto hombres como mujeres siempre, me han impactado al pensar en la gracia recibida para,dedicar toda su existencia a este Misterio Trinitario.Es el Espíritu Santo el que sustenta la existencia;es el Amor del Padre el que,les llena el alma para sentirse en plenitud y,es en el Hijo donde toda esa riqueza recibida la pueden expandir en el prójimo para sentirse plenamente realizados.Una verdadera gracia que reciben para verse colmados y realizados.

Wilson Rodríguez
21 de julio de 2014 a las 21:20

Dice la Escritura, que si Dios hubiese llamado a su ser, ser para si mismo, la humanidad no existiría.El Dios Trinitario nos creó a su semejanza, la semejanza en la muerte de Jesucristo.Lo saca hacia fuera San Pablo: Cristo murió para que los que viven, no vivan más para sí, sinó para Aquel que murió y resucitó para nuestra justificación. Corremos el peligro de llevar una semejanza narcicista.Yo tengo algo de cizaña=que no muere.Para el Santo Cura de Ars, el orgullo es un pecado duro de morir.El hombre cuando acepta morir a su egoísmo antropocéntrico,comienza a amar a un tercero.El deseo humano recubre su entorno social,buscandose a si mismo.Sólo aceptando el bautismo de Jesucristo,en la fe,no en nuestras fuerzas propias,quedamos abiertos a la vida:amando como Dios ama.Perdiendo la vida para trasmitir al que aún no tiene abierta la escucha, nuestra docilidad y sensibilidad para la vida eterna.(El punto final denuncia mi propia insuficiencia.)

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