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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

2
Ene
2021

Silencio apacible en la noche

3 comentarios
vela04

“Cuando un silencio apacible lo envolvía todo y la noche llegaba a la mitad de su carrera, tu palabra omnipotente se lanzó desde el cielo”. Así reza una antífona de la liturgia del segundo domingo de Navidad, tomada del libro de la Sabiduría (18,14-15). Es una pena que algunas de estas antífonas no sean escuchadas por los fieles que asisten a la celebración, porque no se suelen leer, ni cantar y, muchos menos, predicar sobre ellas.

El texto bíblico habla de cómo en la noche del Éxodo el ángel bajó para exterminar a los egipcios, dejando ilesos a los israelitas, que estaban a punto de ser liberados de la esclavitud de Egipto. Pero este verso ha sido elegido por la liturgia de Navidad, porque la venida del Verbo es el gran momento en el que ocurre la verdadera liberación de todos aquellos que le acogen: a cuantos le recibieron les da poder de ser hijos de Dios (Jn 1,12). Y los hijos son libres (Mt 17,26).

Para muchos esta Navidad ha ocurrido “en mitad de la noche”, en momentos oscuros y difíciles, en tiempos de pandemia. A pesar de todo, los creyentes hemos podido celebrar el amor de Dios. Precisamente porque ese amor se celebra cuando un silencio apacible lo envuelve todo, y no cuando hay griterío provocado por el descorchar de las botellas. Y hemos celebrado este amor con la esperanza de que la luz de Dios brille en las tinieblas (Jn 1,5). Las visitas de Dios al mundo y a las almas ocurren en mitad de la noche. Pero para reconocerle en el mundo y en nuestras vidas es necesario que hagamos “silencio”. Es necesario callar para escuchar, como al inicio de un concierto. Es necesario el silencio de la oración para captar la presencia de Dios en medio de la noche.

La noche la han notado más aquellos que han sido contagiados por el virus, pero también la han notado aquellos que no han podido estar con sus familias. Y, por supuesto, la han notado las personas más vulnerables (pobres, migrantes, indocumentados). Es necesario callar, hacer silencio, para escuchar las voces de los que se han quedado sin palabras. Y preguntarnos cómo hacerles llegar la palabra omnipotente que ha venido del cielo en forma de consuelo y de ayuda eficaz. Pues los creyentes somos los intermediarios de este consuelo y esta ayuda, la mano de Dios que llega hoy a los necesitados de la tierra.

La noche también la notamos personalmente en nuestros desánimos, en nuestras lágrimas, soledades, cansancios y pecados. Para dar ánimo, alegría y consuelo a todo eso, ha nacido Dios, un Dios que quiere morar en nuestro corazón para sanarlo. Solo espera que le hagamos sitio. No hay epidemia que pueda quitarnos el consuelo de Dios.

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Juanjo
2 de enero de 2021 a las 12:51

La noche es sin duda una palabra que se presta a una evidente interpretación simbólica.
Suele ser el signo obvio de la falta de luz, un periodo de tiniebla, símbolo del mundo hostil. Por tanto denota carencia de Jesús; “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12)
En el evangelio de Juan Nicodemo viene de noche (lleno de miedos y reticencias) Jn 3,2, y la escena terminará afirmando que los hombres han de abandonar las tinieblas y acercarse a la luz.
También en la noche tendrá lugar el rechazo definitivo de Jesús por parte de sus discípulos;
Son numerosas las referencias a la noche/oscuridad en el cuarto evangelio;
La noche se acerca» (9,4);
Uno tropieza si camina de noche, porque le falta la luz. 11,10. Judas camina en la noche sin luz.
Pero creo que destaca la de la aparente contradicción del v. 20,1b en que María va al sepulcro de Jesús y ve la losa quitada; El evangelista dice “por la mañana temprano, todavía en tinieblas” (πρωῒ σκοτίας ἔτι οὔσης )
“Por la mañana temprano” indica un momento en que ya hay luz (18,28); dato inconciliable con “todavía en tinieblas”;
Quizá con esta aparente paradoja el autor quiera expresar que María va al sepulcro poseída por la falsa concepción de la muerte, y no se da cuenta de que el día "ha comenzado ya".
Pues bien, si esta Navidad ha ocurrido ”en mitad de la Noche” (la oscuridad de pandemia) esta no es definitiva, ni es la que tiene la última palabra. Ya está amaneciendo. Llega un nuevo día. Se hace de nuevo la luz. Los cristianos sabemos quien es nuestra luz. Y nuestra misión darla a conocer a los demás.

Spsicologa Clínica Magdalena Narvaez Pazmiño
2 de enero de 2021 a las 23:48

Ei silencio en toda la historia de la Salvación, tiene un papel importante, así vemos en María, en José, en los profetas y en todos los santos, que han escuchado el susurro de Dios en el silencio.
En este retiro de pandemia, hagamos esfuerzo para hacer silencio en nuestros corazones, para escucharle al al Verbo de Dios que nos sigue hablando, pero para lograr este propósito tenemos que dejar de lado todo lo que nos allena.

MARÍA
4 de enero de 2021 a las 10:30

Su comentario como siempre oportuno y directo al corazón creyente.
"No hay epidemia que nos quite el consuelo de Dios..." ni noche, ni temor, ni pecado, ni futuro incierto, ni nada que impida a la humanidad sentir y buscar la salvación, la esperanza, el gozo en el Dios de Jesús todo misericordia y ternura.
Que nuestro corazón esté abierto y ansioso al misterio de la noche silenciosa que llegó la Palabra encarnada del Hijo de nuestro Padre Dios.

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