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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

3
Mar
2021

Precauciones para dar la comunión

9 comentarios
eucaristiasac

Con mucha sabiduría nuestros Obispos han dictado una serie de normas para administrar la eucaristía en estos difíciles tiempos de pandemia, entre otras que el celebrante, antes y después de repartir la comunión, se lave las manos con gel hidroalcohólico. Sin embargo, hay quién tiene sus reticencias ante esta necesidad, argumentando que la divinidad de Jesucristo tiene más poder que cualquier virus.

Para comprender que se tomen precauciones para dar la comunión, puede ser bueno recordar algunas verdades teológicas a propósito de la presencia de Cristo en la eucaristía. La teología siempre ha distinguido en el sacramento la substancia de los accidentes. Los accidentes, o sea, la apariencia de pan y de vino (con sus componentes químicos) no cambia. Lo que se convierte en el cuerpo y la sangre de Cristo, y por tanto cambia, es la substancia del pan y del vino. La substancia es lo que hace que algo sea lo que es. No es una realidad física, está más allá de la física.

La Iglesia entiende que la palabra que mejor define lo que ocurre en este sacramento es “transubstanciación”: la substancia del pan y del vino desaparece al convertirse en substancia del cuerpo (la persona) y la sangre (la vida) de Cristo. Precisamente porque la substancia no es visible a los ojos, la presencia de Cristo en el sacramento no se conoce por los sentidos, sino solo por la fe. Porque los sentidos ven lo visible. La fe percibe lo invisible. Invisible pero muy real, porque la realidad no se limita a lo que puede tocarse con las manos. Por eso se dice que la presencia de Cristo en la eucaristía es verdadera, real y substancial. Estamos, como dice la liturgia, ante el misterio de nuestra fe. Un misterio que es prenda de inmortalidad.

Santo Tomás de Aquino tras explicar que los accidentes del pan y del vino permanecen en el sacramento después de la consagración, se pregunta si estas especies (accidentes, apariencia de pan y vino) pueden inmutar, o sea, afectar a algo exterior a ellas. Y responde que después de la consagración conservan la misma capacidad de obrar que tenían antes de la consagración. Por tanto, si pongo encima del pan consagrado un trozo de azúcar y me lo tomo, este pan, que contiene sacramentalmente a Cristo, introduce también en mi boca el trozo de azúcar. Donde digo azúcar póngase virus. Me parece que así se comprende la gran conveniencia de tomar las debidas precauciones a la hora de dar la comunión.

Los sacramentos no son magia. Son la prolongación en nuestra historia de la humanidad de Cristo. Y así como la humanidad de Cristo (dicho con todo respeto) podía llevar las manos manchadas, también el pan eucarístico puede contener polvo o partículas ajenas al pan. Cristo resucitado no llega a nosotros espectacularmente, sino bajo apariencias humildes. De forma muy real, muy verdadera, pero no de forma física, material, sino en virtud del Espíritu Santo, que hace presente a Cristo bajo la apariencia del pan y del vino.

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Eloy Enrique Rico Ríos
3 de marzo de 2021 a las 17:05

Muy bien explicado algo que no es fácil para los que no tenemos una formación teológica y litúrgica sólida. Excelente. Muchas gracias.

Teresa
4 de marzo de 2021 a las 09:46

Tan conservan la misma capacidad de obrar que antes de la consagración, que los celíacos tienen un problema con la toma de la Sagrada Forma

RUT
4 de marzo de 2021 a las 09:51

Qué profunda claridad incluso para los fundamentalistas. Gracias..

Pablo Barragan
4 de marzo de 2021 a las 10:46

En Colombia hay personas que por escrupulo dicen que el recibir la Sagrada Eucaristia en la mano, se comete sacrilegio, que decir de esto? Dios lo bendiga feliz dia.

María Elena
4 de marzo de 2021 a las 11:06

Por esta razón me considero tan indigna de recibirlo en mi mano. No obstante, puesto que el amor a Dios incluye el amor a los hermanos, por amor a los sacerdotes y el deseo de preservar su salud, estoy segura de que comulgar en la mano, en estas circunstancias, es lo mejor que podemos hacer, observando, claro está, la debida reverencia a Dios, Nuestro Señor

J.Garcia
4 de marzo de 2021 a las 12:08

Gracias, Fry Martín, por tus sabios mensajes. No entiendo como algunos sacerdotes ni se lavan las manos ni usan máscara para dar la comunión: qué pena que estés señores no obedezcan las sabias "precauciones" de sus obispos, ni respeten la salud de sus feligreses.

Hormias
4 de marzo de 2021 a las 18:13

Hay personas fray Martín tozudas y soberbias wue erre qué erre... Y luego pasa lo de las monjas de la región murciana

Javier
4 de marzo de 2021 a las 22:25

No cree Vd. que bastaría decir TRANSSIGNIFICACION Y no complicaríamos tanto el asunto?, lo digo porque la capacidad de resistir la duda tiene un límite¡
Gracias por su explicación.

Loreto
6 de marzo de 2021 a las 10:45

“En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad"
San Agustín
Está claro en su comentario qué es lo esencial y qué es lo accidental y necesario, en estas circunstancias.
Gracias.

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