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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Feb
2014

¿Por qué morimos?

21 comentarios

Las preguntas que pueden formularse a propósito del mal son incontables. He llegado a la conclusión de que todas se resumen en una: ¿por qué morimos? En efecto, la muerte no es solo algo no deseable, es el fracaso total de la existencia. Si la muerte es el final de todo, entonces todo está definitivamente perdido y la vida acaba por no valer nada. Esta es la gran cuestión que, de una u otra forma, todos nos planteamos, la cuestión del sentido de la vida. El mal nos resulta inaceptable porque queremos que la vida tenga sentido y sea buena y favorable. Pero, en definitiva, todos los males no son más que un presagio de la muerte y a ella conducen. La muerte los recapitula a todos. Por eso digo que todas las preguntas sobre el mal se resumen en una pregunta omniabarcante: ¿por qué morimos?

Se pueden dar muchas respuestas a la pregunta por la causa del morir: la muerte es el precio que hay que pagar para vivir, pero para vivir limitadamente y con muchas penurias. ¿Vale la pena? Solo viven los que pueden morir. Ser viviente es ser falleciente. En definitiva, la muerte es la expresión suprema de la finitud humana. No somos dioses. Precisamente ahí, en el ser criatura, está la necesidad de la muerte y, por ende, la posibilidad del mal. La creatura, siendo buena, no es perfecta. Sólo Dios es perfecto. Nuestro ser finito, creatural, es lo que nos distingue de Dios. Necesitamos de un cuerpo, de una materia para vivir. En la corporalidad está la diferencia, la alteridad respecto a Dios. Si sólo fuéramos “espirituales” seríamos divinos. Pero nuestro ser, nuestra identidad, exige ser “diferentes”. Solo en la diferencia somos nosotros.

En suma, sólo los dioses, si existen, son inmortales; los humanos somos mortales. Nos gustaría ser como dioses, pero es un deseo vano e inútil. Por eso, hubo quien dijo que el ser humano es una pasión inútil, porque quiere ser dios, y esto es imposible, porque Dios no existe. En vez de dar gracias por lo que somos, nos quejamos, no asumimos nuestra identidad. En nuestro ser “de Dios” está la raíz de nuestras ambiciones y la posibilidad de la rebeldía contra Dios. Queremos ser dioses autónomamente, pero solo podemos serlo por participación.

Ahora bien, si el mal solo fuera el paso a una vida mejor, si fuera el precio que hay que pagar para vivir bien y para que nunca más volviera a aparecer el mal, entonces lo pagaríamos gustosos o, al menos, lo aceptaríamos, del mismo modo que un enfermo acepta ciertas privaciones si sabe que le van a devolver la salud. En esta línea se han expresado algunos santos y santas, convencidos de que la muerte es un paso a una vida mejor y más auténtica y, de una u otra forma, han dicho con San Pablo: “quiero morirme, porque morir es con mucho lo mejor”. Es el único modo de “estar con Cristo”.

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Un amigo
18 de febrero de 2014 a las 17:43

Es la pregunta más natural y espontanea, quizá la más lógica, sí ¿Por qué morimos? Pero me parece que lo razonable es avanzar y seguir preguntado. Y ¿Qué hay detrás de la muerte? ¿Me muero para siempre? ¿Puedo esperar otra vida? ¿Puedo vivir siempre?. Porque las respuestas que dé condicionarán mi forma de vivir, pero más importante es encontrar y razonar argumentos compatibles con la fe, o complementarios a ella que me abran a la esperanza en una vida para siempre. Y hay muy buenas razones.... pero eso ya es quizá tema de otro post.

Anomimo
18 de febrero de 2014 a las 18:52

Esta reflexión hubiera estado más apropiada para todos santos.
Podemos plantearnos en todo caso, ¿Para qué vivimos? ¿vivimos en plenitud la vida que Dios nos ha dado? Si es así, que la vivimos con plenitud, ahí está la felicidad en este mundo. Es diferente vivir en plenitud que vivir amargado y siempre de mal humor o quejándose de todo, hasta del tiempo... Seamos felices por favor.

Valero
19 de febrero de 2014 a las 13:16

En una escena de una pelicula Wody Allen define el catolicismo como un "pague hoy y recibirá mañana" Es decir, reprímase en esta vida y no peque, y cuando muera, irá al cielo. No obstante yo creo que estamos aquí para ser felices, pero ¿Qué es la felicidad? La mayoría de la gente la identifica con una ausencia de dolor, ya sea moral o físico, y desde ese punto de vista, la muerte, el supremo mal, es algo terrible y sin sentido. Pero si descubres que ser feliz no es una alienación sino que es vivir conforme al designio de Dios, es decir, que ser feliz es vivir amando, y que amar comporta una renuncia, es decir, una pequeña muerte, al final se da la esperanzadora paradoja de que es posible experimentar un anticipo de la vida eterna, participando en el morir de Jesús. Porque el ser humano es, en cuanto que ama, mientras que vivir en el no amor, es ya un anticipo de la muerte final.

Luciana
20 de febrero de 2014 a las 10:51


Este post,es valiente. El plantearlo,ya lo es,el aceptarlo,no lo es menos. Pero,una saldría gritando a los cuatro vientos que,el meditarlo,nos llena de Vida. Con la Fe recibida estamos salvados. Por qué murió el Hijo de Dios? Por qué se sometió a una muerte tan cruel? Por que lo consintió su Padre Dios?. Porque con su Vida y muerte nos vino la salvación eterna y,aprendimos a recibir las penurias de esta vida apoyándonos en Jesucristo y,fortalecidos en El,poder llegar hasta el final.
A la expresión del P.Martin "No somos dioses" me atrevo a comentarle: somos templos de Dios,por la gracia del bautismo SÏ lo somos.Si nos respetamos,y nos veneramos unos a otros es, porque lo aceptamos.Sï,somos templos de Dios.Somos hijos de Dios.

Miaumiau
20 de febrero de 2014 a las 11:35


La muerte es la natural consecuencia a la vida, como apunta la reflexión, todo lo vivo muere.
Lo vivo, lo existente, es una llamada, estamos llamados a la existencia y la existencia viva, en nuestro ser de Dios, como dice el enunciado, está parte de lo que conocemos y esperamos. No vivimos para morir, definitivamente, vivimos para vivir completamente, eternamente.La experiencia de vida, nos descubre o nos oculta, el cómo vivimos, el cómo respondemos a la llamada de la vida. El transcurso de ella, es el mismo misterio de lo vivo. Lo que escoge el hombre es lo decisivo, entendido esto como responsabilidad íntegra de lo que asume o declina. La llamada a la vida no conlleva la muerte, exige la contestación del amor, del vivir amando a la vida y a la muerte
a ambas y a su destino.

Anónimo
27 de mayo de 2015 a las 18:17

MORIMOS PORQUE TENEMOS QUE DEJAR ESPACIO PARA LOS QUE NACEN O SINO DONDE NOS METERIAMOS TODOS...

Rob
11 de febrero de 2018 a las 05:07

es tonto creer que seguimos viviendo cuando el cuerpo muere pues ya no existimos y no hay pruebas ni en la biblia de que tenemos espiritu y si lo tuvieramos en que momento nace el espíritu o alma en nuestro cuerpo ademas un alma o espíritu no tiene ojos o boca ni oidos como es que goza en el cielo y alaba a Dios acaso se lo han preguntado a si mismos?

Elizabeth estefania solorzano bravo
27 de abril de 2018 a las 15:56

Por qué morimos

Anonimo
8 de junio de 2018 a las 21:37

La vida es un camino hacia la muerte y la muerte es el precio que hay que pagar por vivir.
El control de la vida por el ser humano es tal que el camino y el precio es demasiado cruel.

Vicente
18 de agosto de 2018 a las 12:46

morimos a causa de nuestra condición pecadora, pero al dejar este mundo somos recibidos en los brazos del Padre Dios.

Conde de Cabra
19 de agosto de 2018 a las 17:01

La muerte es parte de la vida morimos por que nuestras selulas se vuelven viejas y se mueren de viejas y nosotros somos in saco de células que se vuelven viejas por eso acaba mos por morir y eso es así

Vicente
19 de agosto de 2018 a las 23:46

Muy buen post, muy valiente, como ha dicho alguien, y qué lástima leer algunos comentarios de gente obtusa y sin fe.

Ángela
22 de agosto de 2018 a las 00:27

Los que caminamos a la muerte llaman vivos. En un poema de Unamuno a la hora de la muerte termina diciendo " ya me canse de luchar aquí me quedo y cuando abras la puerta veré si este tu, o sólo la tumba. Tengamos esperanza es la mejor forma de vivir felices

MIguel Angel
9 de abril de 2019 a las 13:17

No podemos asegurar que hay vida perdurable tras la muerte, la que se suele llamar vida eterna, Pero podemos apostar por ella, como hizo Pascal, asumiendo que serña la plenitud del ser humano y su sentido absoluto.
Apostar por ella no es ser irracional ni cobarde, como pretenden algunos. Cierto que es consolador apostar por nuestra perduración, pero no nos quedamos tranquilos si no lo ligamos a un esfuerzo moral que da sentido a esta vida.

Cuando se dude, piensese en el milagro insondable que significa la existencia, frente a la nada. No puede deberse a la casualidad o a la ilusión. Hay leyes en este Universo, pero ninguna apunta a que seamos una pasión inútil. Nuestra existencia implica el sentido y perdurabilidad. Qué papel tiene el sufrimeinto es otra cosa, aunque hay sí que podemos afirmar lo relativo del mismo comaprado con la vida perdurable. Esta vida no estará en el espacio tiempo del Universo sensible, sino fuera de toda sensación de sucesión temporal, será un presente continuo.

Correo Volver
21 de mayo de 2019 a las 20:35

Unamuno, ferviente católico y ferviente descreído, reflexionó acertadamente sobre todo esto. Una figura cercana en muchos aspectos, que nos acercó Pedro Cerezo Galán en su obra Las máscaras de lo trágico, dedicada al bilbaíno.

Aranza Chávez
24 de mayo de 2019 a las 02:39

Yo de sed hace tiempo estaba buscando esa respuesta y por fin la encuentro
(Soy niña y todavía no comprendo si quiero morir o no

nose
1 de julio de 2020 a las 17:11

poruqe si porqu asi es la vida

Una vida
15 de noviembre de 2020 a las 05:06

En la biblia se dice que morimos porque Adán y eva probaron el fruto prohibido y después esa herencia fue pasada a la humanidad, pero.... ¿Qué es el fruto prohibido exactamente?
Nosotros lo imaginamos como un fruto que crece en un árbol, pero que tal si la unión entre las palabras fruto y prohibido son en realidad una metáfora para referirse a algo totalmente diferente

Héctor
6 de enero de 2021 a las 18:52

Desde siempre me hice la misma pregunta, si tenemos que morir inexorablemente, ¿para que sirvió vivir?, ¿queda algo de nuestra experiencia de vida de la cual podamos aprovechar mas allá de nuestra muerte?, seguramente a los que siguen con vida les podrá servir y aprovechar, ¿pero a los que mueren?... eso jamás lo sabremos en vida porque los que mueren no regresan para contarlo, entonces sólo podemos especular, imaginar, deducir, creer en Dios o en algo superior que excede nuestra inteligencia, la vida en si misma es un misterio igual que la muerte, cuando nacemos no sabemos que estamos con vida hasta los dos o tres años de edad, que es cuando comenzamos a entender las primeras cosas que nos enseñan nuestros padres, sin embargo a esa edad o algo más, tenemos la sensación que hemos vivido siempre, al menos eso me ha pasado a mí, y ni pensamos en que podemos morir, no existe esa sensación en nosotros, recién después de varios años, cuando vemos que algún amigo o familiar nuestro se muere, tomamos conciencia de la muerte pero aún así no lo asumimos que nos pueda ocurrir, claro. pasan los años y si tenemos la suerte de que no nos mate alguna enfermedad, accidente, o lo que fuera, empezamos a visualizar nuestra finitud y a tomar conciencia de que ella existe y entonces la pregunta de rigor, si tenemos que morir, ¿ para qué sirvió vivir?, yo me niego a creer que después de morir existe la nada, alguna razón tendría que haber para tener que vivir y morir, tal vez se cumple un ciclo que tiene un comienzo y un fin como ocurre en muchos casos y nosotros formamos parte de esa rueda, tal vez después de ese fin en cada uno de nosotros, comienza otro ciclo igual o diferente, no sé, esto es un misterio ...
.

Anonimo
15 de enero de 2021 a las 17:32

Hace algunos años hablaba con un sobrino de la muerte
Como seria despues de que se muere
Dijimos que el que muriera vendria a decir al otro el murio ocho dias despues en la madrugada me tocan la pierna me llaman abro los ojos y era el me paralizo el susto cerre los ojos y los abri hasta que aclaro
No lo volvi a ver mas

Rita Castro Hernández
2 de diciembre de 2023 a las 18:22

23 Porque la apaga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es dvida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Romanos 6

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