Oct
Mina de Copiapó: menos memorial y más medios
6 comentariosHoy es un día de alegría para los mineros de la mina de San José en Copiapó y para sus familias. Alegría compartida por todos los chilenos y las personas de bien. Conozco Copiapó, una ciudad de casas bajas en el sur del desierto de Atacama. Allí hay un humilde convento de formación de monjas dominicas, en donde he dado Ejercicios espirituales y varios cursillos. En los locales del Obispado he impartido charlas teológicas a seglares que manifestaban un enorme interés, y he hablado a religiosas y sacerdotes de la diócesis. Desgraciadamente, en Copiapó hay barrios de gente pobre. Tuve ocasión de conocer uno de esos barrios y entrar en una de sus casas, en una chabola. Me recordó la casita que tenía mi abuelo en el campo, con dos diferencias: en la casa de mi abuelo el suelo no era de tierra, sino que estaba empedrado; y en la casa de mi abuelo los animales tenían su lugar fuera de la casa. La persona que me acompañaba me dijo: “aquí no entra nadie y menos un extranjero”. Yo entré y pude apreciar la bondad de la gente pobre.
Me ha emocionado la salida de los mineros. Es un buen motivo para dar gracias a Dios. Pero la alegría y la acción de gracias no deben hacernos olvidar que la mina no reunía las condiciones mínimas de seguridad. Es de esperar que a los propietarios se les exijan responsabilidades económicas, no solo para compensar a los mineros, sino también para abonar los costes del rescate. Para que les quede claro que el querer ganar más a costa de la seguridad termina siendo una pérdida económica, que es donde les duele. El dispositivo de rescate que se ha montado es la prueba evidente de que disponemos de medios técnicos sobrados para que pueda trabajarse en condiciones mejores, en las minas y en otros muchos sitios.
No me gustaría que la consecuencia del rescate fuese la creación de un monumento, un memorial, o una capilla, que sin duda satisfaría a un pueblo religioso. No. Lo que hay que reclamar son medios técnicos en vez de memoriales. Mejores condiciones de trabajo. Mejores condiciones de vida. Mejores salarios. Porque en la técnica, en la mejora de las condiciones de trabajo, en el salario digno y justo también está Dios, un Dios que se sirve de la inteligencia del ser humano y de su bondad para hacerse presente. Y ahora, ¡a vivir! Porque, acabada la fama, empieza la vida.