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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

1
May
2014

El modelo es el poliedro

11 comentarios

Entre los preciosos dones que Jesús dejó a los suyos están la paz y la alegría. Estos dones contribuyen a la fraternidad. La Iglesia debería ser un reciento de paz, justicia y fraternidad, en el que reina la alegría. Cuando lo es, la Iglesia se convierte en un sacramento para el mundo, en un signo de aquello a lo que están llamados todas las personas y sociedades. En la Iglesia debería darse la prueba visible de que es posible vivir en el amor y es posible entenderse no a pesar de las diferencias, sino asumiendo y respetando las diferencias. De ahí que el Papa nos exhorte a superar las pequeñas guerras, las disputas y los celos en el seno de la comunidad eclesial. Más bien debemos alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos.

Un recinto de paz y fraternidad no es un lugar de uniformidad. Precisamente por eso no está exento de tensiones. En vistas a desarrollar una comunión en las diferencias, el Papa Francisco propone la imagen del poliedro. La realidad es un asunto poliédrico, porque en la vida y en la convivencia aparecen aristas. La solución no es anularlas o destruirlas, sino armonizarlas. “El modelo, dice el Papa, no es la esfera, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad”. En el poliedro social y eclesial es posible recoger la mejor de cada uno. A este respecto el Papa dice algo sumamente interesante: “aun las personas que puedan ser cuestionadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse”.

No se trata solo que del error haya que aprender a no repetirlo. Se trata también de que no todo es rechazable en el error (en sentido amplio: error doctrinal y error moral). Hay cosas buenas mezcladas con cosas malas, como está mezclado el trigo con la cizaña. Es necesario ir con cuidado a la hora de los rechazos o de las quemas, no sea que terminemos por rechazar o por quemar algunas o muchas cosas buenas. No hay nadie tan malo que no tenga algo bueno, ni alguien tan bueno que no tenga muchas cosas que mejorar y rectificar. Necesitamos una mirada que nos ayude a ver despuntar el trigo en medio de la cizaña. Si somos capaces de ello no nos quedaremos solo con reacciones quejosas y alarmistas, sino que, como Jesús, no apagaremos la mecha vacilante; más aún, sabremos valorar y aprovechar esa vacilación. Dios valora los pequeños pasos, aprecia la bondad que hay en cada uno. A la hora de valorar la vida de cada uno, quizás un día nos sorprenda comprobar lo mucho que pesa la pequeña bondad.

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Desconocido
2 de mayo de 2014 a las 17:15

Bonita comparación la del poliedro, con sus tres dimensiones, no como una figura plana. En ella caben todos y es conducida por el Espíritu Santo. La educación creo que juega un papel importante, en cuanto a educar en el respeto del otro (del que es diferente o es de otra Iglesia)somos todos personas con una dignidad. Pero, se perciben también miserias (yoes heridos, despreciados, o mal tratados).
Hay tarea para realizar y construir, no destruir.

Que la Virgen, imagen también de la Iglesia nos ayude a todos.

Feliz día a todos!

modo cuántico
2 de mayo de 2014 a las 23:38

Y este poliedro, ¿ no es el modo cuántico del círculo cuyo Centro está en todas partes ? Muy actual esta metáfora de Papa Francisco. Supone un reto a encontrar formas nuevas en nuestro acercamiento al Misterio, que incluye diálogo de la teología con la ciencia. Y en la presentación de la Buena Nueva hecha vida encarnada en las diferentes caras del poliedro. Todo en todos.

Gracias Fray Martín

Luciana
4 de mayo de 2014 a las 20:25

¡Qué bonita y,acertada,la comparación al poliedro¡¡Cuánta verdad lleva¡¡Cuánta paz puede imprimir en las almas doloridas por los rechazos y,los olvidos¡ "Es necesario ir con cuidado a la hora del rechazo.no sea que,terminemos por rechazar algunas o muchas cosas buenas.Ver despuntar el trigo en medio de la cizaña"y lo que sigue apuntado por el P.Martin en el post de esta semana,tan acertado.

isabel
5 de mayo de 2014 a las 13:02

Me hagustado mucho estas reflexiones, pero sobre todo, pensar en elvalor que el amor de nuestro Dios, puede dar, alo poquito bueno, que haya en mí. Gracias,por toda la alegria y paz que estas palabras ,han aportado hoy a mi vida

Juan
5 de mayo de 2014 a las 19:03

Gracias, fray Martín, por recordarnos que no debemos resignarnos a nuestro presente histórico, a nuestra experiencia del mal, del dolor, del sufrimiento, de la finitud, sino abrirnos a la paz que nos da el Resucitado y a su promesa de un futuro de fraternidad y alegría.

Myriam Chaguala Rodríguez.
5 de mayo de 2014 a las 20:18

Padre Martín y hermanos: trabajaba con los estudiantes un tema : "los seres humanos no son iguales" y la lógica reacción era que si!!!!!! y hacían toda una disertación argüllendo los Derechos Humanos y la Constitucion Política y etc., les daba el ejemplo de la bicicleta y de como para que existiera una bicicleta todas las piezas tenían que ser diferente y "DELICIOSA O MARAVILLOSAMENTE COMPLEMENTARIAS", en el Camino nos dicen: "en La Comunidad no sobra ninguno" y vaya si es verdad ... como me denuncia "mi incapacidad de amar" en especial este hermano que considero diferente en gustos y criterios... Un abrazo fraterno y Felices Pascuas.

Anónimo
6 de mayo de 2014 a las 04:19

Gracias Hno Martin. Muy acertado este comentario y que fortalece en lo personal, para pedir la asistencia del Espíritu de Dios y tener la tolerancia e identificar los valores que en ocasiones se minimizan por comportamientos que resultan molestos.. La paz contigo

Maria Rosa
6 de mayo de 2014 a las 14:41

¡gracias F.Martin¡, con tanta claridad como siempre, el otro día leía que el Papa pedía que los teólogos fueran humildes y mente amplias, ¡gracias por todos tus comentarios¡, se ha abierto el noviciado en Torrent, y te leemos.

Armando Jarquín
6 de mayo de 2014 a las 18:02

Me parece acertado, reconocer las diferencias y aprender a vivir respetándolas,es lo que nos va permitir pulir nuestra santidad, cargándola de paciencia y tolerancia y de mucha perseverancia.

Juanjo
9 de diciembre de 2021 a las 20:40

Se hace necesario, yo diría imprescindible, aceptar el modelo del poliedro en la visión que se tiene sobre muchos temas de nuestra vida cotidiana, y en especial en temas religiosos. Para mucha gente solo existe la visión dual; o bueno o malo, o blanco o negro, o de los míos o mi contrario.
Quizá este dualismo maniqueo que aflora sin que a veces nos demos ni cuenta, nos hace posicionarnos en actitudes poco evangélicas. Y enseguida aparece el exclusivismo. Me gusta no olvidar el pasaje del evangelio; “«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros». Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro” (Mc 9, 38-40)

Valero
11 de diciembre de 2021 a las 08:46

Sto. Tomás de Aquino dijo "La verdad siempre viene del Espíritu Santo, la diga quien la diga" y tu Martín añades "no hay nadie tan malo que no tenga algo bueno y viceversa" es lo que como escritor, intento mostrar cuando creo un personaje. Gracias de nuevo Martín por ese don que Dios te ha dado para decir con sencillez complejas realidades de la fe.

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