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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

11
Jun
2019

Cuando la oración se convierte en amuleto

8 comentarios
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O cuando la fe se convierte en superstición. Un poco de formación evita convertir la oración en lo que no es. Eso viene a propósito de un comentario al artículo más visitado de este blog. Se trata de “la oración del estudiante según Tomás de Aquino”. Pues bien, hace un tiempo alguien dejo este comentario que no dejé pasar: “Me funcionó (esa oración), en serio, no fake. Fui sin estudiar al examen de mates y me salió de puta madre, me las puso un amigo antes del examen, los 5 minutos de antes y me salió todo, de verdad, ya no vuelvo a estudiar en la vida, al fin algo bueno por parte de la religión”.

Un consejo: si quieres aprobar el próximo examen estudia, porque recitar esta oración no te servirá de nada. Otro consejo: lo mejor que puedes hacer es hablar con alguien que te ayude a purificar tu fe. La verdad es que en el mundo religioso hay de todo. Lo triste es que se considere religioso lo que en realidad es superstición. La oración no es magia. A veces se reciben, por internet, mensajes en los que se invita a recitar una fórmula a algún santo o advocación más o menos estrambótica, con la estúpida promesa de que, si se reenvía el mensaje a un número de contactos, se conseguirá lo pedido. He visto cosas parecidas en los bancos de las Iglesias. Incluso en los anuncios por palabras de los periódicos se han puesto este tipo de mensajes: rece diez padrenuestros a san Judas Tadeo y conseguirá dinero. Dejemos de lado que los padrenuestros no van dirigidos a ningún santo.

Todos necesitamos seguridades. Así se comprenden muchas manifestaciones de la religiosidad popular, que merecen respeto. Pero estas cosas a las que acabo de referirme no son religiosidad popular, son una estafa o producto de la ignorancia. De ahí que para vivir mejor la fe es importante la formación religiosa. Cierto, el saber no salva. Pero puede ayudar a vivir con un poco de dignidad, a no hacer el ridículo y a no estar engañado. Un poco de espíritu crítico en cuestiones de religión es más necesario que en otras cuestiones, pues se supone que el tema religioso es decisivo para la vida. Además, estas supersticiones sólo logran que los no creyentes se burlen de los creyentes, confundiendo ellos también (los no creyentes) fe y superstición. No hay nada más contrario a la fe que la credulidad.

Ya el autor del Eclesiástico adver­tía: “el que es fácil en creer de ligero, y en esto peca, a sí mismo se perjudica” (19,4). Crédulo es quien elimina el pensamiento de la fe y acepta lo que se le dice sin juicio crítico. El crédulo confunde deseos y sentimientos con realidad, se muestra incapaz de examinar y así corre el riesgo permanente de vivir en la ilusión y la mentira. La credulidad está muy emparentada con el gusto por los horóscopos, sueños y visiones. Precisamente porque la fe tiene una pretensión realista y busca alcanzar la ver­dad, se muestra crítica consigo misma y acepta el control de la razón. Esto es lo que hace digna a la fe e indigna a la credulidad.

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Elena Guillot
11 de junio de 2019 a las 10:18

La Fe, nuestra fe en Dios es Razonable.

Mayor thomson
11 de junio de 2019 a las 17:51

Que razo'n tiene fray martin de eso hay mucho en las cofradias y demas fiestas....admiro la espiritualidad de ciertas personas

Hormias
11 de junio de 2019 a las 17:55

Yo por ejemplo en romerias no veol la espiritualidad por ningun ditio las

Micaela
13 de junio de 2019 a las 08:08

Casi todas las manifestaciones de religiosidad popular han alentado esta manera supersticiosa de vivir. Por desgracia, han ocupado la casi totalidad del espacio y el tiempo eclesial y la práctica devocional de los 'fieles' que han sido estantes, portaestandartes, mayordomos, cofrades, cabos, etc., este feligrés de especial compromiso desaparece de la iglesia en cuanto se vuelve a colocar la imagen del 'santo' en la peana de su altar y el templo se silencia y el ambiente se hace propicio para la oración. Esta es mi experiencia, fray Martín, y creo que la de muchos cristianos.

Mayor thomson
14 de junio de 2019 a las 18:43

Suscribo el comentario de micaela

Emilio
14 de junio de 2019 a las 21:34

Tema interesante al que quizás se podría añadir el de las llamadas "promesas", del cual algún día podría hablarnos Fray Martín .
Creo que la oración, además de fe, es un ejercicio de la libertad que Dios nos ha dado, en base a la cual le pedimos, con esa fe, que actúe para bien de la humanidad o incluso de uno mismo, pero sin olvidar dos cosas fundamentales por no decir obvias, que todas las personas de los ejemplos olvidan, que Dios es libre y que nunca nos va a dar nada que sea malo para nosotros aunque en apariencia nos pueda parecer bueno o necesario.
La autentica oración es indispensable para la persona y para el mundo, e incluso se debe insistir, pero siempre en la confianza que Dios nos escucha siempre y que solo nos da lo que verdaderamente es bueno.

Barnaby Warrior
14 de junio de 2019 a las 22:07

Hay otro asunto en el mundo de la religión bastante peliagudo: los dogmas. Algunos de ellos van contra la fe y contra la razón. Debemos ser personas que pensemos antes de actuar y recemos antes de pensar.

Hormias
15 de junio de 2019 a las 11:55

Acaban de llegar desde almonte gente de mi pueblo y solo hablan de los vestidos de sevillanas.
Que bueno es el silencio para escuchar al Señor

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