Jun
Cafarnaúm, donde está la casa
10 comentariosJesús, “dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm a orillas del lago” (Mt 4,13). A partir de este momento, Jesús comenzó a proclamar la cercanía del Reino de Dios (Mt 4,17). En Cafarnaúm estaba la casa de Pedro donde, al parecer, vivía Jesús, junto con algunos de sus discípulos. No es su familia carnal, pero es donde lo recibieron, y donde la ciudad entera se reunía para que Jesús curase a los enfermos (Mc 4,33). Estas curaciones empezaron por la suegra de Pedro. Es bueno empezar por los de casa. A veces olvidamos, precisamente, a los que tenemos más cerca.
Como en el caso de Nazaret, Gabriel Napole se pregunta por la significación de Cafarnaúm para nuestro seguimiento de Jesús. Y responde diciendo: de cara a nuestro seguimiento de Jesús, lo que descubrimos en Cafarnaúm es “el significado de la comunidad eclesial… Aquella en la cual nos unen los lazos de la fe y no los de la sangre. Los lazos de la sangre, Jesús los dejó en Nazaret… Los nuevos lazos de Jesús en Cafarnaúm son el fruto del compromiso por el reino… Los que acogen el anuncio del reino y se vinculan con él, esos pasan a ser ahora su familia, su comunidad: Pedro, sus discípulos y sus discípulas, que acuden una y otra vez a escuchar su enseñanza, allí en la casa”
Es interesante notar que Cafarnaúm es el lugar dónde Jesús se queda un tiempo, enseñando en la Sinagoga a la gente. Aunque a sus discípulos les enseñaba “en la casa” que, en su grupo, el primero es el que sirve: “si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9,33-35). Desde Cafarnaúm, Jesús sale a las aldeas cercanas, porque tiene una misión que cumplir. La casa, la Iglesia, es el lugar donde se escucha la Palabra, pero hay que salir fuera para proclamarla. Y, si es necesario, hay que regresar luego a la casa, a la Iglesia, para experimentar la fraternidad y volver a nutrirse de la Palabra de Jesús. La casa es el lugar privilegiado de la formación de los discípulos. Pero el ancho mundo es el espacio donde los discípulos son enviados a predicar.
Finalmente, Cafarnaúm es el lugar en el que Jesús realizó muchos signos y milagros, pero la gente no le creyó (Mt 11,23-24). Siendo su casa y su base apostólica no parece haber recibido toda la acogida esperada. Tenemos ahí una seria advertencia para nuestro seguimiento de Cristo. No todos los que escuchan la Palabra y han vivido la fraternidad, se mantienen fieles al Señor. También dentro de la Iglesia es posible ser infiel. Cafarnaúm es una llamada a revisar la calidad de nuestro seguimiento.