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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

17
Mar
2018
José, el de los miedos
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sagradafamilia

La figura de José, el esposo de María, es fundamental para entender el misterio de Jesús, tal como lo proclama la fe cristiana. José, de la casa de David, es el que entronca a Jesús con la gran historia de salvación de Israel y hace posible que el Mesías sea descendiente de David. El Hijo de Dios ha “nacido del linaje de David según la carne” (Rm 1,3).

Pero aquellas personas que Dios elige para formar parte directamente de su plan de salvación tuvieron que superar muchas tentaciones y vencer muchas dificultades. No lo tuvieron fácil. Los elegidos de Dios en bastantes ocasiones experimentan la oscuridad de la fe y sienten eso que dice san Pablo: la fuerza de Dios se realiza en la debilidad humana (2 Cor 12,9). En el evangelio de Mateo se traslucen algunas de las dificultades y debilidades de José. En dos ocasiones en las que estaba en juego “la vida” del niño Jesús, el evangelista habla del “miedo” de José.

Cuando José comprobó el embarazo de su esposa tuvo que plantearse, como es natural, un montón de preguntas. Seguramente no entendía nada. Posiblemente su no entender aumentaba porque amaba a María y porque era un hombre bueno. Y le entró miedo (Mt 1,20). Una vez que el niño ha nacido, José tuvo que emigrar a Egipto porque la situación política hacia peligrar la vida de su hijo. Pero cuando la situación había cambiado y tomó la decisión de regresar a la tierra de Israel, “tuvo miedo de ir allí” (Mt 2,22), porque tampoco acaba de fiarse de los nuevos gobernantes.

Para los elegidos de Dios la vida, a veces, no es fácil. Es normal que tengan miedo. En el caso de José, superó sus miedos porque un “ángel” del Señor le reconfortó y le orientó. Un ángel es un signo de la presencia de Dios. Dios puede hacerse presente de muchas maneras. No sabemos cómo Dios se hizo presente en la vida de José, pero sí sabemos que José se fió de Dios, se apoyó en Dios, y así encontró la paz y la capacidad de vencer los miedos. Hay miedos (precisamente los más fundamentales de la vida) que solo desaparecen cuando uno se apoya en el Señor.

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15
Mar
2018
Stephen Hawkin: el futuro está más allá
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Hawkin

Ayer al mediodía, durante la comida, uno de los hermanos de mi comunidad, me dijo: “ha fallecido este famoso científico ateo”. Como durante la comida, al menos en mi comunidad, nos hacemos unos a otros bromas que contribuyen al buen ambiente comunitario, se me ocurrió responder: “Seguro que si se encuentra con Dios su sorpresa no será mayor que la de los creyentes”.

Aunque Dios sea más íntimo que nuestra propia intimidad, y esté más presente en cada uno de nosotros de lo que jamás podamos imaginar, no es menos cierto que también es el gran desconocido. En el fondo, no sabemos nada de Él. Sabemos, quizás muy imperfectamente, “lo que no es”, pero no sabemos cómo es. Cierto, podemos afirmar que es bueno y justo, pero el modo como se realiza en él la bondad y la justicia se nos escapa.

Sirvan estas líneas como homenaje a un gran científico. Aunque se declaraba ateo era miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias. Decía una cosa interesante: el futuro de la humanidad a largo plazo pasa por salir de la tierra. Ahora seguro que se habrá dado cuenta de cuanta razón tenía. El presente de este mundo no augura ningún buen futuro. Nuestro futuro está en otro mundo, algunos pensamos que en el mundo de Dios, aunque también es cierto que todos los mundos son de Dios.

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13
Mar
2018
La fiesta y la magia del fuego
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fallas02

Las fallas tienen otras dimensiones, incluso más evidentes que las señaladas en el post anterior. En las fallas hay sobre todo fiesta. Y detrás hay también trabajo. Puestos de trabajo. De hecho, una de las teorías más difundidas sobre el origen de las fallas es la que habla de una antigua costumbre del gremio de carpinteros de quemar trastos viejos el día de san José. Sea lo que sea de esta teoría, las fallas están directamente relacionadas con el trabajo artesanal y con un buen modo de ganarse el pan. Por eso, fallas es también dignidad humana.

Finalmente, fallas es acogida de tantos turistas y visitantes que pueblan esos días las calles de Valencia. En este sentido, fallas es fraternidad con los de fuera y con los de dentro, con los de cerca y los de lejos. Alrededor del fuego las buenas personas se unen en corro, dándose las manos en señal de amistad, como hacen los jóvenes alrededor del fuego de campamento o hacían los antiguos humanos alrededor del fuego que les calentaba.

Hay una cierta magia en el fuego: es símbolo del Espíritu Santo y es el símbolo que utilizan los místicos para referirse a la unión del alma con Dios. El fuego es símbolo de la acción de Dios en el ser humano. Por eso une al ser humano con Dios y a los humanos entre sí.

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9
Mar
2018
El simbolismo del fuego
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fallas

El fuego desprende luz y calor, pero también es destructor y terrorífico; da la vida y produce muerte, sirve para curar y para torturar. El fuego se ha convertido en uno de los símbolos fundamentales de los grupos humanos, símbolo del mal y del bien, del castigo y del premio. En la cultura judeocristiana está relacionado con el castigo de Dios a causa del pecado, pero también con el Espíritu Santo: sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra descendió una lluvia de fuego y azufre, mientras el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles como lengua de fuego. El fuego es también símbolo de purificación. Sin entrar en otras consideraciones, en el imaginario de muchos católicos el purgatorio se concibe como un fuego purificador, al contrario del infierno, que se concibe como un fuego torturador.

En muchas culturas el fuego es motivo de fiesta. Cada mes de marzo en la ciudad de Valencia, y en muchos pueblos de la región, se celebran las fiestas falleras. La falla es una obra de arte destinada al fuego. Una obra de arte especial, pues prácticamente todas las fallas aluden a acontecimientos actuales de ámbito social o político. Estas alusiones están plagadas de broma e ironía, de crítica y humor. De hecho uno de los galardones que se otorgan es llamado premio de ingenio y gracia.

Las formas que adopta lo humorístico en las fallas son muy heterogéneas. En muchas se encuentran referencias a personajes políticos actuales o a acontecimientos ocurridos en los últimos meses. Esta crítica, en clave de humor, pero muy explícita, tiene un tiempo limitado. Al quinto día de su exhibición las fallas son quemadas. Toda la crítica desaparece y sólo quedan cenizas. Uno se pregunta si este fuego sustitutorio podría ser algo así como un modo de superar el veneno que hay en todo conflicto y que, en ocasiones, conduce a situaciones de enemistad irreversibles.

Según el libro del Levítico Israel celebraba, cada año, un día de expiación. En ese día, el Sumo sacerdote colocaba simbólicamente todos los pecados del pueblo sobre un macho cabrío, que luego era enviado al desierto para que allí muriera. Para Israel los pecados se borran o purifican con una desaparición, con una muerte. También las fallas buscan simbólicamente que desaparezca la corrupción o la mala gestión política por medio de un fuego simbólico.

Israel no lograba su propósito, puesto que el pecado retornaba siempre. Tampoco las fallas logran su propósito, porque la corrupción y la mala política nunca desaparecen. Pero el simbolismo del fuego fallero podría orientar hacia una manera de resolver los problemas sociales. No por medio de un fuego destructor, sino por medio de un fuego purificador, consciente de que no logra hacer desaparecer el mal, pero sí consigue asumirlo desde el buen humor, que de alguna manera palía la tragedia que anida en todo desencuentro, en todo abuso y en toda corrupción. (Continuará)

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6
Mar
2018
Misericordia y no sacrificios
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cruzanteiglesia

Todo tiempo es bueno para practicar la misericordia. Pero se diría que el tiempo de cuaresma nos lo recuerda con más insistencia.

“Misericordia quiero, que no sacrificios” es un texto del profetas Oseas (6,6) que el evangelista Mateo pone en dos ocasiones en boca de Jesús (9,13; 12,7). En la primera, Jesús pide a los que condenan a los pecadores que sustituyan la condena por la misericordia. De este modo su actuación será un reflejo de lo que Dios es: clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en perdón. En la segunda ocasión los discípulos tienen hambre y arrancan espigas para comer. Como es sábado, los fariseos, defensores de la ley, alzan la voz para criticarles. Jesús cita el texto de Oseas para hacerles comprender que hay muchas cosas previas al cumplimiento de la ley, por ejemplo, el bienestar del ser humano. El criterio de actuación no es la ley, sino la persona, su dignidad y su felicidad. O la ley está al servicio de la persona, o no sirve.

Actualmente la mayoría de nuestros sacrificios religiosos no pasan de simbólicos: privarnos de algún alimento, cuando estamos sobrealimentados; fumar un poco menos, cuando deberíamos dejarlo del todo. Los actos de este estilo sirven para tranquilizar nuestra conciencia. La misericordia, bien entendida, exige una conversión de la mente y del corazón, y una actuación a favor del prójimo. Digo bien entendida, porque la misericordia no es un sentimiento, es una actuación, es hacer el bien gratuitamente, o sea, sin buscar compensaciones.

Los que en nombre de la ley y la justicia buscan descalificar el discurso sobre la misericordia, plantean preguntas sobre casos extremos: ¿misericordia significa ocultar al delincuente o no exigirle responsabilidades? Claro que no. La misericordia exige, en primer lugar, ayudar a la víctima y reparar, en lo posible, el daño causado. Pero sin olvidar que también el delincuente sigue conservando su dignidad: “ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal y Dios mismo se hace su garante” (Juan Pablo II, Evangelium Vitae, 9) Más aún: la misericordia pide tratar al delincuente como te gustaría que te tratasen a ti si un día tienes la desgracia de encontrarte en su situación.

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2
Mar
2018
La salvación según Congregación de la Fe
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salvación

La Congregación para la Doctrina de la Fe acaba de publicar una carta sobre la salvación cristiana, subrayando dos dimensiones fundamentales de la misma que resultan difíciles de comprender por la cultura moderna. Pues esta cultura está marcada por la autosuficiencia y el individualismo. Por una parte, el hombre se considera poderoso, capaz de conseguir por sí mismo todo lo que se proponga. Por otra, el hombre moderno tiende a encerrarse en sí mismo, olvidándose de los demás. Dicho de otra manera: el hombre de hoy no quiere salvadores, se basta a sí mismo; y no le importan los demás, mientras él esté bien.

La fe cristiana deja claro que la salvación viene de y por Otro (el Dios de Jesucristo); que toda liberación humana, por muy necesaria que sea, siempre es insuficiente; que el hombre por sí mismo nunca puede alcanzar una felicidad estable y completa. Toda autorrealización es, por principio, insuficiente, pues siempre topa con los límites de lo humano. Sólo Dios puede llenar el corazón humano. Todos nuestros amores son limitados y siempre buscan más. Esta búsqueda de “más” es la huella de una insatisfacción que sólo Dios puede colmar.

Por otra parte, la fe cristiana deja claro que la salvación no puede reducirse a algo puramente interior, y mucho menos a un menosprecio del cuerpo, pues una salvación completa debe alcanzar a todas las dimensiones de la persona, incluida la corporal, que participa de la imagen de Dios. Más aún, una salvación completa debe llegar a todos los seres humanos. No hay salvación individual. Dios nos salva como pueblo, porque Dios es un Dios de comunión y amor. Por eso, la salvación que Dios prepara consistirá en el encuentro con un misterio de Comunión interpersonal; y esta salvación se anticipa ya en este mundo en la medida en que vivimos en comunión con los otros seres humanos y el resto de la creación.

En la carta se encuentran una serie de consideraciones sobre Jesús como camino de salvación, porque ha asumido plenamente nuestra humanidad y vivió una vida en comunión con el Padre y con los hermanos; sobre la Iglesia como “sacramento universal de salvación”; o sobre como Dios puede conducir a la salvación en Cristo a los creyentes de otras religiones y a todos los hombres de buena voluntad. La salvación definitiva se realizará cuando todos participemos en la gloria de Jesús resucitado, que llevará a plenitud nuestra relación con Dios, con los hermanos y con toda la creación.

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27
Feb
2018
Atribuir al Papa lo que no ha dicho
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frasesfalsaspapa

Eso de poner un escrito que no es suyo bajo la autoría de un personaje famoso, es una práctica frecuente usada por los antiguos (incluidos los autores bíblicos). A ellos lo que les interesaba era que determinadas ideas se difundieran. Si contribuía a ello decir que eran de tal autor respetado, aunque no lo fueran, el asunto no tenía mayor importancia. Probablemente no se pretendía engañar, sino simplemente difundir el escrito. Esta práctica de hacer decir a uno cosas que no ha dicho sigue vigente. Pero como los tiempos han cambiado, esta práctica es peligrosa, porque puede contribuir a mal interpretar o desfigurar la imagen de algunas personas públicas, que merecen respeto y ser tratadas desde la verdad.

En las redes sociales hace tiempo que vienen apareciendo noticias falsas. Una muy recurrente era anunciar la inminente aparición de una película titulada “Corpus Christi”, acompañada de frases alarmistas, protestando contra la mala imagen de Cristo que ofrecía la película, y añadiendo: “con Mahoma nunca se atreverían”. Tal película nunca ha existido. Últimamente han aparecido frases atribuidas al Papa Francisco, que nunca ha pronunciado. Algunas son sensatas y quizás podría haberlas pronunciado. Pero no lo ha hecho y no podemos saber si él está de acuerdo o en desacuerdo, o si matizaría de otra forma las frases que se le atribuyen.

Seguramente, muchas personas difunden noticias y textos falsos con buena intención y sin saber que son falsos. Con la sana intención de defender la religión o difundir determinadas ideas, de una u otra línea ideológica. Lo de menos es la línea ideológica. Lo grave es la falsedad. Por eso, yo recomendaría desconfiar de noticias o frases cuya veracidad no esté suficientemente comprobada. Y dicho con un respeto enorme a todas las personas, no basta para una buena comprobación el que un familiar, un amigo o un conocido las haya publicado en su página “social”.

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23
Feb
2018
¿Dios tiene preferencias?
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iglesiasanmartín

Desde los Estados Unidos de América un amable lector me pregunta: “Moisés nos habla de un Dios que prefiere al pueblo de Israel sobre los otros pueblos. ¿Qué tipo de Dios es ese? Se parece a nuestro presidente. ¿Un Dios que discrimina?”

Cierto, a lo largo de la Escritura, sobre todo en el Antiguo Testamento, hay algunos pasajes de los que parece deducirse que Dios tiene preferencias: Israel es su pueblo elegido. En otros pasajes se dice que elige a uno y rechaza a otro: Isaac en lugar de Ismael o Jacob en lugar de Esaú (cf. Gen 21,12; 25,23). Si Dios elige a un pueblo o un hombre en vez de a otro, parece que tiene preferencias. Si el único motivo de su preferencia o de su elección es su voluntad (cf. Ex 33,19), cabe la pregunta de qué clase de justicia es esa, al menos visto desde nuestro punto de vista: “¿hay injusticia en Dios?”, preguntaba el autor de la carta a los Romanos (9,14).

Lo que la Biblia presenta como privilegios o elecciones en realidad hay que entenderlo como responsabilidades. Quién ha conocido mejor a Dios, está más obligado a darlo a conocer. Cuanto más consciente es uno del favor divino tiene mayores motivos para estar agradecido, y su infidelidad resulta más difícil de comprender. Además, la Biblia se expresa “como puede”, en un lenguaje que no es el nuestro, condicionado por una cultura y unos moldes de pensamiento que no le permitían expresarse de otra manera. De ahí la necesidad de encontrar “las líneas de fondo” de todo el conjunto y, a la luz de estas líneas de fondo, releer los pasajes particulares.

A lo largo del Antiguo Testamento Israel va cobrando cada vez más conciencia de que Yahvé es el único Dios y, por tanto, es el Señor de todos los pueblos. Y a todos llama a participar de su gloria que se manifiesta en Jerusalén. Llegará un día, anuncian los profetas, en que todas las naciones confluirán hacia la Casa de Yahvé (Is 2,2-3). Pues el mismo Dios que sacó a Israel de Egipto es el que saca a los filisteos de Caftor y a los arameos de Quir (Am 9,7). Israel no tiene que jactarse de su elección, ya que Dios ejerce igualmente su solicitud sobre los demás pueblos, incluidos los más acérrimos enemigos de Israel: Egipto conocerá a Yahvé, y él le será propicio, y junto con Asiria e Israel será objeto de la misma bendición (Is 19,21-25). Yahvé cuenta entre sus fieles a Egipto y Babilonia, a filisteos, tirios y etíopes (Sal 87).

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19
Feb
2018
Cuando hacemos las preguntas equivocadas
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espiral03

Cuando hacemos las preguntas equivocadas podemos encontrarnos con respuestas inútiles o desorientadoras.

Cuenta el evangelio de Lucas que un día un maestro de la ley le preguntó a Jesús: ¿quién es mi prójimo? Jesús no le respondió porque la pregunta estaba mal formulada. Lo que hizo fue enseñarle cuál era la buena pregunta, para que así el maestro encontrase la respuesta adecuada. Para ello Jesús le contó la parábola del samaritano misericordioso, que se paró a cuidar de un herido después de que dos clérigos pasaran de largo, y terminó con la buena pregunta: ¿cuál de esos tres te parece que fue prójimo del herido? O sea, la pregunta adecuada no es quién es mi prójimo, sino cómo voy a convertirme yo en prójimo del necesitado. ¿Cómo ser yo prójimo, cercano, solidario con el primero que me encuentro?

Cuando decidimos formar parte de un grupo religioso o incluso de un grupo humano, solemos preguntarnos: ¿qué voy a ganar yo entrando en ese grupo? Es un modo de preguntar: ¿cómo voy a aprovecharme de esta comunidad? A veces, hay quien decide casarse desde presupuestos parecidos: ¿qué voy a sacarle yo a mi pareja, qué me va a dar? Entonces uno se casa por interés. La buena pregunta, cuando decido entrar en una comunidad religiosa es: ¿cómo voy a contribuir yo al crecimiento de la comunidad, a que haya más fraternidad y alegría? Lo mismo cuando uno quiere casarse: ¿cómo voy a hacer feliz a mi pareja?

Preguntar pensando en uno mismo y en los propios intereses, es una mala pregunta. La buena es preguntar lo que puedo hacer por el otro. Y entonces, paradójicamente, la respuesta a esta buena pregunta redunda no sólo en beneficio del otro, sino en mi propio beneficio. Porque cuando atiendo al herido, favorezco el buen ambiente comunitario o trato de hacer feliz a mi pareja, el primero que gana soy yo, puesto que la salud, el buen ambiente y la felicidad del otro me enriquecen a mi, me hacen más sano, más solidario, más amante.

Otra mala pregunta que, a veces, hacemos los creyentes es: ¿cómo voy a encontrarme con Dios? La buena pregunta es: ¿cómo voy a situarme para encontrarme con el Dios que siempre me está buscando? La buena pregunta no es: ¿dónde está Dios?, porque Dios está en todas partes, pero no todos le encuentran en todas partes. Por eso, la buena pregunta es: ¿cuál es la adecuada disposición para encontrarle?

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14
Feb
2018
Ayunar sin engañar a Dios
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ayuno

Lo fácil es que le digan a uno lo que tiene que hacer. Entonces parece que todo está claro. Lo difícil es preguntarse por el bien que uno podría hacer. Lo fácil es quedarse en lo exterior, en lo que se ve. Lo difícil es cambiar la mentalidad y el modo de actuar. Ayunar es fácil. Hay quién lo hace por estética. Otros lo hacen por motivos de salud. Algunos lo califican de cura milagrosa, capaz de tratar con éxito alergias, artritis, trastornos digestivos, enfermedades de la piel. Hay quién ayuna por motivos religiosos. Nada mejor entonces que cumplir la ley, en la que están regulados los días, las horas, los años, las cantidades.

Hay un ayuno mejor, también hecho por motivos religiosos, el ayuno que Dios quiere, que no depende de días ni de edades; es un ayuno permanente. Tiene una vertiente negativa: dejar de hacer el mal (Is 58,6). Pero esta vertiente es insuficiente. Hay que dar un paso más y hacer el bien: “partir al hambriento tu pan, a los pobres sin hogar recibir en la casa y cubrir al desnudo” (Is 58,7). De ahí esta importante exhortación de la carta a los hebreos (13,16): “no os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios”.

Jesús parece estar en contra de un ayuno “que se nota”, que se ve. El ayuno que recomienda es el “no visto por los hombres”, del que no se entera nadie, el ayuno del que parece que no ayuna (Cf. Mt 6,16-18). Pero incluso este ayuno no vale por sí mismo, tiene un objetivo, una referencia positiva. De nuevo este objetivo es el bien del prójimo, el compartir con los que no tienen. Se trata de dejar de consumir lo que nos sobra y no necesitamos, e incluso lo que necesitamos, para compartirlo con los que nada tienen.

Decía Pedro Crisólogo: “Quién no ayuna para el pobre engaña a Dios. El que ayuna y no distribuye su alimento, sino que lo guarda, demuestra que ayuna por codicia, no por Cristo. Así pues, hermanos, cuando ayunemos coloquemos nuestro sustento en manos del pobre”.

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