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Víctima de un error y de un mal titular
6 comentariosEl pasado sábado los lectores de prensa “seria” se encontraron con un titular sorprendente y desafortunado: “La mirada del asesino de una niña de tres años”. En el periódico ABC, a toda página, aparecía la fotografía de un joven, cuya cara y mirada reflejaba estupor, desconcierto, tristeza, impotencia. Pero como la policía le detuvo como presunto asesino, la prensa aprovechaba para colocar titulares sensacionalistas y, en este caso, injustos. El mismo periódico de la fotografía a toda plana, al día siguiente, domingo, en un pequeño recuadro de la portada, publicaba la misma fotografía, bajo el título: víctima de un error.
Todos estamos en contra de la violencia. Resulta especialmente repugnante la violencia cometida sobre los niños. Pero hay muchos modos de manifestar nuestra repulsa. Y, sobre todo, hay que tener cuidado con las afirmaciones no probadas. Porque resulta que este joven el sábado estaba acusado de malos tratos y vejaciones sexuales a una niña; el domingo parecía claro que todo era un error, que la niña cayó de un columpio y murió a causa de los daños causados por la caída. ¿Qué decían los informes médicos? Alguien se ha columpiado sobre la verdad y la justicia. Y sobre este pobre hombre siempre quedará una sombra de sospecha de maltratador.
Con este asunto de los malos tratos todos salimos malparados. No solo los niños y las mujeres. También hay varones injustamente acusados y no se puede presuponer, de entrada, que siempre tiene razón la acusadora, como parece que se tiende a presuponer. Hay mujeres que se aprovechan de esta sensibilidad cultural y judicial para sacar ventajas económicas en procesos de divorcio, aludiendo a malos tratos, cuando no poniendo a hijos por medio. Conozco algunos casos. Daría algún detalle, pero me da miedo que algún lector pueda reconocer a las personas. El hecho es que algunos varones también son víctimas de malos tratos por parte de mujeres sin escrúpulos, que pretenden seguir viviendo a costa del divorciado, dejándolo sin casa, con la mitad del salario, y poniendo a los hijos de su parte, en vez de ponerse a trabajar. Eso también hay que decirlo y denunciarlo.