Jun
Vacaciones de unos, trabajo de otros
2 comentariosEs inevitable, de cara al verano, hablar de vacaciones. Muchos las esperan con impaciencia. Y bastantes las necesitan. Necesitan un poco de descanso, ya que han trabajado mucho y bien; necesitan cambiar de ambiente, alejarse de preocupaciones y problemas que, a veces, resultan agobiantes, quitan la paz interior y nos impiden ver la realidad con un poco de objetividad. Pero, claro, con más de cinco millones de parados en este país nuestro, con muchos que tienen problemas hasta para comer, da un poco de vergüenza hablar de vacaciones. Las vacaciones se han convertido en un lujo para aquellos que tienen otro lujo, un trabajo bien remunerado, que puede permitirles disfrutar de vacaciones. Trabajo y vacaciones son dos lujos que van unidos y que, por contraste con la situación de muchas personas, parece que hay que lucir con discreción, prudencia y humildad.
Y, sin embargo, no se trata de descalificar a las personas que pueden tomarse unas merecidas vacaciones. Ni de criticar que durante ese tiempo, esas personas realicen algún viaje o vayan a pasar unos días en un hotel. Porque eso da trabajo. España necesita conservar y aumentar su cuota turística, nacional y extranjera. Muchas personas, al menos durante los meses de verano, encuentran trabajo. El descanso de unos produce trabajo y riqueza para otros. No son criticables las vacaciones de funcionarios y trabajadores, sino la mala administración de tantas empresas públicas, sobre todo, de los bancos; el despilfarro de bienes públicos, la corrupción de algunos políticos y la hipocresía de algún magistrado. Bien venidas sean las vacaciones para aquellos trabajadores que se las han ganado honradamente y para aquellos que tendrán trabajo unos meses gracias a las vacaciones de otros.
Una última reflexión. Hay personas, sobre todo jóvenes, que aprovechan las vacaciones escolares para ayudar a los demás, bien a través de ONGs católicas o no católicas, o bien a través de las ayudas misionales de algunas congregaciones religiosas. Eso está bien. Pero para ayudar a los demás no hace falta irse muy lejos. También en España hay ocasión de aprovechar el tiempo vacacional para colaborar con instituciones de ayuda a enfermos, pobres, parados, inmigrantes, personas con sida, ancianos, que no pueden pagar la ayuda que necesitan y reciben gracias a la solidaridad de otros. Es una buena ocasión para hacer sustituciones y echar una mano, para hacer de las vacaciones un tiempo de descanso, de cambio (y los cambios ayudan a descansar) y de solidaridad.