Ago
Unos a favor, otros en contra
8 comentariosEstos días he recibido varios correos en los que se me invita a firmar en contra de los que están en contra de la visita del Papa a Madrid. Con estas firmas se pretenden evitar manifestaciones y protestas que podrían molestar a los participantes en las Jornadas de la Juventud católica. No sé si también pretenden evitar posibles conflictos, aunque, en principio, el que dos expresen posiciones antagónicas no tiene porqué derivar en un conflicto. Es bien sabido que si uno no quiere, dos no riñen. Cosa distinta sería que se pretendiera impedir las celebraciones, romper o boicotear los actos.
No hace falta recordar que ya Jesús fue una bandera discutida. Por allí donde pasaba unos estaban a favor y otros en contra. Eso de que haya gente en contra pudiera ser hasta un signo evangélico. Pero, además de posible signo, el estar a favor o en contra de un acontecimiento es una realidad antropológica, una manifestación de libertad, que todos deberíamos respetar. Muchos grupos católicos, cuando una obra de arte, una película, una ley, una reivindicación no les gusta, hacen notar su desacuerdo. A veces rezando el rosario delante del local donde se proyecta la película; otras manifestándose en contra de la ley o recabando firmas; y otras pidiendo a las autoridades que prohíban determinadas actuaciones públicas.
Es lógico que ante un acontecimiento tan importante como la presencia del Papa en Madrid haya reacciones encontradas. Unos se quejan porque dicen que allí no estarán representados, otros protestan porque les molestan las formas o lo que esas formas representan. Y otros muchos estarán contentos y felices de tener cerca al Obispo de Roma, que viene en nombre del Señor a confortarles en la fe. Voy a expresar un deseo, de esos que, a veces, se consideran utópicos: me gustaría que unos y otros, en vez de descalificarse, se tolerasen; mejor aún, se respetasen. El “no va más” sería que se escuchasen. ¿Es esto pedir lo imposible? ¿Cómo lograr un clima propicio a la mutua escucha? En definitiva, ¿cómo convivir? Convivir es anticipar ya la comunión plena que los cristianos esperamos en la fe y los no cristianos anhelan, unos sin saberlo y otros sabiéndolo, cada uno diciéndolo a su modo.