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Universitarios no ven conflicto entre ciencia y religión
5 comentariosUn estudio reciente realizado entre universitarios norteamericanos revela que el 70% de los 10.000 encuestados no ven conflicto entre ciencia y religión. Las posibles respuestas eran: 1) están en conflicto (y me considero partidario de la ciencia); 2) están en conflicto (y me considero partidario de la religión), 3) son independientes entre sí (la ciencia y la religión se centran en aspectos distintos de la realidad), y 4) colaboran una con otra (respaldándose mutuamente). El 70 % de los encuestados se inclinaron por las respuestas 3 y 4. Tengo mis dudas de que un estudio similar realizado entre universitarios españoles diera unos resultados tan “alentadores” para la religión.
Me gustaría matizar las dos respuestas por las que se inclinaron los estudiantes. La respuesta “son independientes porque se centran en aspectos distintos de la realidad” se podría matizar así: en algunas ocasiones se centran en aspectos distintos; y en otras se ocupan de la misma realidad aunque consideraba bajo diferente perspectiva. La ciencia y la religión se ocupan del origen del universo y del ser humano, pero mientras la ciencia busca entender el mundo natural, las condiciones y modos de su evolución y desarrollo, la religión busca dilucidar la relación que este mundo tiene con Dios. Sin duda, algunas de las aportaciones de la ciencia pueden ayudar a comprender mejor la relación que busca la religión, en la medida en que la ciencia descubre la gramática de la que se ha servido Dios al crear este mundo. Pero la finalidad de la búsqueda es distinta.
La “colaboración” de la que habla la cuarta respuesta, más que en términos de “apoyo mutuo” habría que entenderla en términos de un contacto que invita a la teología, a ofrecer una imagen de Dios que sea coherente con los datos más seguros de las ciencias. Por ejemplo: la visión judeo-cristiana tradicional sostenía que los primeros seres humanos, Adán y Eva, fueron creados en el Jardín del Edén. Pero la teoría evolutiva mina la idea de que hubiera un paraíso sin conflicto, muerte, y sufrimiento, y afirma que nosotros somos los descendientes de seres prehumanos anteriores. Así que la doctrina tradicional del pecado necesita ser reinterpretada. Esta reinterpretación de algunas presentaciones religiosas es necesaria porque, como ya decía Tomás de Aquino, “el error sobre las criaturas redunda en una opinión falsa sobre Dios y aparta las mentes humanas de Dios”.