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Transmitir certezas respetando al oyente
4 comentariosEl testimonio es inherente a la fe cristiana. Ahora bien, el testimonio de nuestra fe, nuestra transmisión de certezas y valores, no puede convertirse en proselitismo, en celo desmesurado para introducir dentro a los que están fuera. Hay que respetar la posición de los otros, fundamentalmente porque la acogida de la fe siempre es fruto de la libertad y nunca puede ser resultado de la presión. Y luego, porque hoy nuestro testimonio, ante un mundo plural tanto cultural como religiosamente, debe tomar la forma de diálogo. Un diálogo en el que ofrecemos, pero antes escuchamos, y también recibimos. Así ponemos en práctica el amor cristiano, que es acogida, respeto, comprensión y oferta.
Lamentaba un alumno de la Facultad de Teología, al escuchar esto del respeto, la libertad y el diálogo, que nosotros, los católicos, no fuéramos tan proselitistas como otros, porque entendía que el proselitismo es signo de convicción y certeza. A mi entender el proselitismo puede ser manifestación de fanatismo e inseguridad. La falta de buenas razones se compensa con gritos y amenazas. La fe cristiana busca convencer, no busca llenar iglesias. Busca cambiar el corazón, no vaciar el bolsillo de dinero. Busca un encuentro con Jesucristo, no el aplauso de la autoridad.
No se puede ofrecer el tesoro que llevamos sin haber primero experimentado la fuerza transformadora de la fe, y luego sin un respeto exquisito a la respuesta de quien recibe nuestra oferta. En línea con lo que dice la primera carta de Pedro: estad siempre dispuestos a dar razones de vuestra esperanza y vuestra fe, pero con buenos modos y respeto, siguiendo las huellas de Cristo que, cuando le insultaban no devolvía el insulto, en su pasión no profería amenazas, y siempre respondía con una bendición.