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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

9
Jun
2013

Te amo porque soy yo

10 comentarios

Solemos entender el amor humano de forma muy utilitaria, incluso en sus formas más elevadas, como puede ser el amor conyugal. La dinámica del amor suele ser la siguiente: “te amo porque eres tú”, o sea, te amo porque hay algo en ti que me gusta, me atrae, me complementa. Pero la perfección del amor no está en el “te amo porque eres tú”, sino en el “te amo porque soy yo”. En la revelación que Jesús nos ha hecho de Dios, encontramos esta perfección del amor.

El Dios cristiano es Amor en plenitud y perfección. En Jesucristo este Amor que es Dios se ha revelado como relación y comunión intratrinitaria. El Padre ama al Hijo, pero no le ama por lo que puede sacarle al Hijo, sino por lo que el Padre es. Y el Hijo ama al Padre, no por lo que puede obtener de él, sino por lo que el Hijo es. En la relación entre el Padre y el Hijo no sería concebible que el uno le dijera al otro: “te amo porque eres tú”. Este tipo de amor, por muy sublime que sea, es un amor utilitario, necesitado. El Padre y el Hijo se aman mutuamente, pero se aman por lo que cada uno es en sí mismo. Cada uno es “relación” de amor.

Cuando Dios ama a los hombres, no les ama por lo que los hombre son. Eso sería amarles para su propia satisfacción. No. Dios ama “porque Dios es así”, un amante que no puede más que amar, un Dios que lleva la relación inscrita en la entraña de su ser. Me ama como soy, pero no me ama por lo que yo soy. La razón de su amor está en él mismo. Dios me ama porque es Dios. Dios es iniciativa de amor hacia su creación, porque él es primeramente iniciativa de amor en sí mismo entre varios. Si Dios nos ha creado a su imagen, entonces hay que decir que nos ha creado como iniciativa de amor.

En el “yo te amo porque eres tú”, hay una búsqueda de interés o de complementariedad psicológica. Además, este amor es precario. No dura. En el mejor de los casos dura hasta la muerte del otro. Así se presenta, normalmente, el amor entre los esposos: te seré fiel hasta que la muerte nos separe. Sin embargo, la experiencia del amor es susceptible de profundizarse queriendo la existencia del otro más allá de su muerte. Y esto nos conduce a la esencia verdadera del amor humano, hecho a imagen del Amor que es Dios: te amo, te amo a ti, porque soy yo. Y por eso te seré fiel más allá de la muerte. Sólo así el amor apunta a la eternidad.

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Anónimo
9 de junio de 2013 a las 14:57

Mi querido P. Martín, no nos enseñaron lo que es el verdadero amor. Cuando se dice «Te quiero» es un amor posesivo, se busca algo del otro y nadie es complemento del otro. Cada uno es uno, que se une a otro para compartir y complacerse mutuamente. Son dos personas únicas que deciden amarse por que sí, eso de la media naranja es un grave error que aún se sigue diciendo.
Cuando decimos «Te amo» implica esa unión de dos en donación y va más allá de la muerte, nadie lo puede sustituir, porque no cabe otro amor.
Cuántas veces hemos oído decir: Eres el amor de mi vida, cuando deberíamos saber que es al revés: Eres la vida de mi amor. Dios nos da vida en el amor
Gracias
Cecilia

como El nos amó
9 de junio de 2013 a las 15:27

Mil gracias por su reflexión Fray Martín, tan necesaria en tiempo de "amores licuados", de amoríos secuenciados. De temor al compromiso, o de pensar que pasando de un amor a otro, se va a profundizar en el Amor.

En el fondo no acabamos de creer que estamos creados a imagen y semejanza de Dios. Y Dios es Amor. "Donde no hay amor ponga Amor, y encontrará Amor",les recordaba Juan de la Cruz a sus hermanas carmelitas. ¿ No es el Cuerpo Místico de la Iglesia una com-unión de Amor que nos une a todo y todos en y con Dios? No caben desconexiones de des-Amor. Y si hay interferencias o fuera de coberturas, el Amor nos interpela a restaurar la conexión allá donde sea necesario.

Gratuidad y altruismo del Amor. Como EL nos amó.

Un cordial saludo

florecilla
9 de junio de 2013 a las 20:55

Pequeña. Con su genuina belleza. Lo suyo no es el esplendor de la rosa, ni el exotismo de la orquidea. Se encuentra al borde del camino, casi pasa desapercibida. La florecilla que acompaña el post. Siempreviva. Pero igual que la rosa y la orquídea,la luz del sol la mantiene viva. Y nos transmite la ternura de lo sencillo, de lo humilde, de aquello que encontramos por sorpresa en el camino. Se abajó como uno de tantos. Y nos sorprende en nuestra pequeñez cada día.

Gracias Martín.

Martín Gelabert
9 de junio de 2013 a las 21:25

GRacias por el comentario de "florecilla". Solo quiero añadir que la foto no está "robada" a nadie. Es mía o, mejor, de mi familia, la hizo mi hermana.

en familia
9 de junio de 2013 a las 21:58

De nada. ¡ Mucho arte y hondura en la familia Gelabert ! Gracias Martín, por compartir. Felicidades a su hermana por su sensibilidad,y arte fotográfico. Que sea el inicio de una feliz colaboración de palabra e imagen en su blog. Un lujo en la blogosfera

un cordial saludo

Anónimo
10 de junio de 2013 a las 00:56

Ese otro amor me parece bastante descarnado, muy divinizado, demasiado divinizado.
Así pues, mientras yo sea sólo humano y no llegue a divino, amo a mi mujer por ser ella, por creer que es la que Dios me destinó para convivir y ayudarnos mutuamente.
Claro que hay un bastante de utilitario en nuestra relación, pero en esta vida necesitamos dar y recibir, y la confianza es un buen detalle.

carlos
10 de junio de 2013 a las 01:24

lo que dice esta verdad sobre el amor tiene mucho de cierto, ¡quien puede amar a alguien que lo destruye nadie ama a alguien por ser malo q, queremos amar a los que son buenos con nosotros , pero si nuestra naturaleza fuese el amor que ademas lo tiene dios verdaderamente, amariamos hasta aquel que nos destruyay eso es dificil solo seconsigue pidiendoselo a dios en la mañana, en la noche en la tarde en la madrugada de rodillas y poniendo la intencion y opracticnadolo la practica hace al maestro , el verdadero amor te hace a imagen y semejanza de dios...lo humano queda en la tierra , los cristianos vivimos mirando a al jerusalen celeste osea a la eternidqad, quien se materializa en este mundo esta perdido , su optica divina y santa la perdio de vista ..animo hermanos esto en este tiempoa mi me ayuda con el matrimonio destruido , esto necesitaba leer...

Valero
10 de junio de 2013 a las 17:23

"Sea el Señor tu delicia, y el te dará lo que pide tu corazón" dice el salmo y dice Santa Teresa "que tan alta vida espero, que muero porque no muero". San Agustín dice que el principal trabajo del cristiano es fomentar el deseo de Dios. Se desea lo que es atracyente y como estamos hechos a imagen de Dios, tenemos una sed de amor, o mejor diría, de amar, que sólo es posible unidos a Dios, en Jesucristo. Yo no sé en que consiste el verdadero y puro amor porque no puedo explicar que o quien es Dios, pero sé que el me desea, me busca, me anhela, me sale al encuentro en cada acontecimiento cada día, así que algo en mi, debe atraerle, y esto me hace recordar aquel texto: "La alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo".

maría
11 de junio de 2013 a las 02:03

Me gusta su comentario y por lo visto tambien a muchos Fray Martín. El amor creador es también salvifico que se manifiesta en la presencia de su Hijo en nuestra historia.

anónimo
18 de junio de 2013 a las 03:46

Sí Dios no fuera Dios no podría amarme a mí.Me ama por ser Dios por mí entregó a su hijo,indigna como soy.
Gracias

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