May
Sorprendida y horrorizada
5 comentariosSegún cuenta la prensa la Sra. Vicepresidenta de nuestro Gobierno se ha mostrado “sorprendida” y “horrorizada” tras posar en Níger con un polígamo y sus tres mujeres. El polígamo es socio de un empresario valenciano que se dedica al negocio de la chufa y que solicitó fotografiarse con la alta personalidad del gobierno español. Según la prensa la Vicepresidenta pensaba que las tres mujeres del varón eran en realidad sus hijas.
Lo que no entiendo es lo de horrorizada. ¿Por el polígamo? ¿Por la poligamia? ¿Por la mala imagen política que supuestamente le produce la foto? ¿Acaso no sabe que Níger es un país de mayoría musulmana y que el Corán permite la poligamia? Más aún, que muchas personas la viven con normalidad porque forma parte de su cultura. Supongo que no hace falta que deje claro mi desacuerdo con la poligamia o con determinados modos de entender el matrimonio pero, por si acaso, lo hago. Lo que me sorprende es que a la Vicepresidenta le horrorice la poligamia y le parezcan normales otros tipos de matrimonio. Si ella se sorprende y se horroriza ante la poligamia podría comprender que otros ni se sorprendan ni se horroricen, pero no estén de acuerdo con otros tipos de matrimonio legales en España. No sé qué resulta más contracultural. La poligamia parece bastante cultural.
Todo esto me lleva a pensar que los contextos condicionan las valoraciones. La valoración de la Sra. Vicepresidenta se debe, sin duda, a sus presupuestos culturales. Comprenda usted, señora, que los presupuestos religiosos son más fuertes y más condicionantes que los culturales. Pero si los presupuestos condicionan las valoraciones, también es importante esforzarse por comprender y, para comprender, hay que ponerse en la situación del otro. Cuando se comprende, aunque no se esté de acuerdo, ya no se condena. Cuando se comprende hasta se pone uno en el buen camino para poder amar. En eso me parece que Jesús va por delante: no condenaba, aunque no estuviera de acuerdo con adulterios o prostituciones. Porque comprendía a las personas y las amaba.