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Si Santo Domingo levantara la cabeza
11 comentariosCon la exclamación: “Si Santo Domingo levantara la cabeza no nos reconocería”, se busca descalificar determinadas formas actuales. Donde digo Santo Domingo póngase el nombre que se considere oportuno en función de la descalificación que se desee hacer. Si se me permite una nota de humor, este tipo de expresiones, que suelen venir de ámbitos más o menos tradicionales o conservadores, me recuerdan lo que el ingenio romano ha hecho con las letras de la matrícula de los coches del Estado Vaticano: SCV (Stato Città del Vaticano), al leer en ellas: Se Cristo Vedesse (Si Cristo lo Viera). Una y otra expresión (la que busca criticar el presente y la que hace broma con las letras de los coches) adolecen de la misma falta de visión: el carisma evoluciona con los tiempos y la Iglesia está guiada por el Espíritu Santo para responder a los nuevos desafíos.
Naturalmente, si alguien como santo Domingo (con sus condicionantes culturales) apareciera hoy, tendría que hacer un esfuerzo muy grande para reconocer en el presente de la Orden, la necesaria actualización de su proyecto. Se encontraría totalmente desubicado. La inversa también es verdad: si un dominico de hoy, con sus experiencias y estudios, pudiera, por un imposible, viajar hacia el pasado, hasta el siglo XII, tampoco se reconocería en la figura de Domingo y sus frailes. Cada cosa tiene su momento y en su momento debe juzgarse. Los creyentes también tenemos nuestro tiempo. Como lo tuvo Jesús. Aunque ya el cuarto evangelio, el de la “alta cristología”, parece adivinar que el futuro de Cristo iba a ser muy distinto de su presente histórico. Por eso sitúa al Espíritu Santo como el que “interpretará” lo que vaya viniendo. De ahí la necesidad de distinguir entre arqueología y fidelidad a la tradición. La tradición es dinámica. Y la fidelidad se mantiene en la renovación. O dicho de otro modo: la auténtica fidelidad es creativa. Las repeticiones son la mayor de las infidelidades.
Expresiones como esta de “si santo Domingo levantara la cabeza”, son un juego de palabras que, examinadas de cerca, no dicen nada. Porque lo cierto es que, si santo Domingo tuviera que hacer hoy lo que hizo en su tiempo, haría otra cosa. ¿Parecida a la que es hoy su Orden? Seguramente. En todo caso, los responsables de hacer hoy lo que santo Domingo haría no son los frailes del pasado, no es ni siquiera Santo Domingo, sino las dominicas y dominicos de hoy.