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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

10
Oct
2011

Sí, Jesús tenía fe

16 comentarios

Muchas cuestiones relacionadas con la fe cristiana pasan desapercibidas. Cuando se cae en la cuenta, unos se las toman en serio y se preocupan por profundizar en ellas y buscar cómo compatibilizarlas con el resto de los datos de la fe; otros pasan de largo o simplemente niegan que haya problema. Así ocurre con la cuestión de la fe de Jesús. Digo bien “de Jesús”, en genitivo. Y no digo, porque ahora no es el momento: “fe en Jesús”. Un lector habitual de este blog me ha pedido que toque este tema y me dice: “supongo que será un tema muy manido y tratado a nivel de Facultad de Teología, pero no queda claro a nivel de calle” (no creas, querido amigo, a nivel de Facultad somos pocos los que nos atrevemos a tratar este tema afirmando claramente la fe de Jesús). Añade que en muchas de las cosas que ha oído sobre este asunto subyace un “monofisismo que siempre aflora”. Monofisismo: antigua herejía que afirmaba que en Cristo hay una sola naturaleza, la humana; herejía que ha cambiado de cara y reaparece en muchos modernos que entienden que la única naturaleza que hay en Cristo es la divina. Porque no saben qué hacer con la humanidad de Jesús.

Que Jesús tenía fe aparece explícitamente en distintos lugares del Nuevo Testamento. Los dos más claros son Heb 12,2 y Mc 9,23 (cuando Jesús dice que todo es posible para el que cree está hablando de sí mismo). La fe de Jesús hay que entenderla en clave de fidelidad. Jesús es fiel a Dios, al que llama Padre, tiene en él una confianza incondicional, se pone en sus manos, incluso en Getsemaní y en la cruz, convencido de que en sus manos está seguro a pesar de las apariencias contrarias. Esta confianza de Jesús es un reflejo en su vida de lo que el Padre mismo es. Porque el primero que es fiel (fiel a nosotros y fiel a Jesús) es el Padre Dios. Lo que Dios es, se refleja en la vida de Jesús, como debería reflejarse en la vida de todo cristiano. Si Jesús es la traducción humana de lo que Dios es, la fe-fidelidad de Jesús es el modo como se refleja en el mundo la fidelidad de Dios. Porque la fe no es un conocimiento de verdades o doctrinas, sino un fiarse del Dios fiel. Jesús es fiel porque se apoya totalmente en Dios. Añado: todo cristiano participa vital y activamente de la misma fe de Jesús, de modo que podríamos decir que Jesús imprime en cada uno de los suyos su propia actitud, su misma fe al incorporarnos a él como cabeza nuestra.

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JM Valderas
10 de octubre de 2011 a las 20:58

Querido Martín: Es de agradecer que hayas abordado el tema de la fe de Jesús. Suele ser tema recurrente en las lecciones de Biblia del pueblo llano en las parroquias. Es decir, cuestión que inquieta a los cristianos inquietos. No podemos caer en un monofisismo ni humano ni divino, muy cierto. Jesus es verdadero Dios y verdadero hombre. Tampoco, creo yo, hemos de caer en un voluntarismo ciego, de mera fidelidad, cuando la fe es una virtid teologal que atiende a la inteligencia. La inteligencia de Jesus fue conformándose, como la nuestra, partiendo de la recepción acrítica de las enseñanzas de sus padres, de la sinagoga, de los mayores. Mientras iba creando su propio juicio. Luego, fiel yahvista, tuvo que creer en el Dios de la Alianza. Es decir, en los contenidos doctrinales de una teología de la salvación del pueblo elegido. Su fe y su fidelidad, sin la menor duda, anduvieron de la mano. Pero, entiendo yo, lo difícil no es explicar la fidelidad, sino la fe. A mí me cuesta bastante, tal vez porque no lo acabo de comprender, intentar diferenciarlo en las reuniones de Biblia mencionadas. Sobre todo, porque la doble naturaleza posee una persona única, divina. Lo característico de la persona humana es la inteligencia; al quedar aquella subsumida en la divina, no es tarea fácil hablar de la fe de Jesús, que nunca dejó de ser Dios.

Martín Gelabert
10 de octubre de 2011 a las 21:15

Gracias Valderas por tu intervención. Cierto, no es fácil hablar de la fe de Jesús porque nos movemos en este delicado equilibrio de su doble naturaleza. Yo entiendo que su conocimiento era progresivo y que su experiencia de Dios se iba enriqueciendo y profundizando a través de las situaciones con las que se encontraba. Para hablar de la fe de Jesús hay que aclarar que la fe es ante todo una manera de existir, una actitud comprometida de toda la existencia con Dios, una entrega de toda la persona a Dios, un confiar en Él sin reservas. Por lo demás, no sé si puede ayudar este texto de Tomás de Aquino: "Cuanto hay de perfecto en la fe y en la esperanza, puede aplicarse a Cristo; sólo habría que negar en él lo que de imperfecto hay en esas virtudes" (De Veritate,29,4,ad 15). Mi pregunta es: eso que Tomás llama "imperfecto", ¿no es en realidad la condición ineludible de la situación humana, que también habría que aplicar al hombre Jesús "todavía no glorificado"? (en línea de Jn 7,39).

Milón
11 de octubre de 2011 a las 03:54

En el complejo ámbito de la cristología previa u ontológica hemos de articular las dimensiones metafísicas (Unión Hipostática, comunicación de idiomas...), psicológica (ciencia y conciencia de Cristo) y moral (voluntad y libertad). El gozne que nos puede ayudar a engarzarlas y con ello arrojar algo de luz a los temas es el de la kénosis, estado que temporalmente afecta a la naturaleza humana del Verbo humanado. Este anonadaminto, vaciamiento, rebajamiento proexistente, con las consabidas concreciones físicas, nos sitúa ante una psicología de homo viator. El Verbo, que nunca cesa su influjo creante y apropiante (U.H.) y que permite puntualmente arrebatos de gloria (visión beatífica)o de ciencia infusa( en aras al mejor ejercicio de su función proféticamente salvadora), normalmente se relaja, se retira, se hace tenue y, por consiguiente, hace vivir a Jesús sobre la base de un conocer humano experimental y progresivo y desde una fe meritoria. El eclipsamiento de la conciencia de su divinidad fue especialmente intenso durante la Pasión.En ella la fidelidad pendió de la fe en su Padre y ésta era posible por la casi virtual independencia del yo divino.

creció como casi todos
11 de octubre de 2011 a las 08:53

" Crecía en sabiduría delante de Dios y los hombres". Como verdadero hombre se desarrolló como ser hunmno a lo largo de su vida. Lo de las dos naturalezas y una persona en Jesús de Nazaret,creo que hay que aceptarlo en la fé. Roza el Misterio. La teología no puede explicarlo todo. Pinceladas sobre el Misterio, siempre más allá.

Miaumiau
11 de octubre de 2011 a las 12:14

Desde la perspectiva creyente,la clave teológica debería situarse en la relación exclusiva, que Jesús mantiene con Su padre.. Mi Padre .. Vuestro Padre. Jesús expone en su humanidad, la procedencia de su filiación,EL Verbo Encarnado desarrolla su misión, con el único objetivo, de salvarnos y por ello se encarna, hombre nacido de mujer, por obra del Espíritu Santo. Creo que Jesús no se "diviniza",en el desarrollo de su cometido, que su doble naturaleza es la condición natural de Jesús desde su Encarnación. Desde la Fe, asumimos los creyentes esa Dignidad y esa doble naturaleza.
La fe, es la aceptación viviente con la inteligencia y la voluntad, de que no existe, ni contradicción, ni reducción de los estados, sino participación en el Misterio, de que la humanidad tiene un destino y un destino de Gloria.

Desiderio
11 de octubre de 2011 a las 20:46

Yo me planteo si al afirmar que Jesús tuvo desde niño conciencia de ser Hijo de Dios no se ve mermada su condición humana. Como perfecto hombre que fue, creo que debería vivir de fe, que es lo que corresponde a los seres humanos. Otra cosa es cómo fue esa fe, que entiendo que por su naturaleza divina sería una fe, por decirlo de algún modo, 'cierta', una fe dotada de cierta certeza, certeza que creo que iría consiguiendo poco a poco, conforme fuese haciéndose más íntima su unión con el Padre. En Jesús se aprecia de modo perfecto la evolución que debería seguir todo creyente, hacia una actitud vital de vacío de sí mismo en lo que tiene de humano, y de llenado de todo lo que proviene de Dios. En Jesús, su humanidad se llena de divinidad en la medida en que lo que busca con su vida es realizar la voluntad del Padre, esto es, que el hombre llegue a su verdadera plenitud humana haciendo lo que el Creador ha dispuesto para el ser humano. Sólo siendo plenamente humano la persona es plenamente divina.

Bernardo
13 de octubre de 2011 a las 00:15

Cuánto miedo sigue en el cuerpo de muchos cuando se trata de sugerir la plena humanidad de Jesús. Jesús tenía fe como hombre pleno que era y al que no faltaba ninguna de las cualidades que adornan a todo hombre verdadero, entre ellas la fe, sea como confianza o como fe plena. Lo divino en Jesús ni se superpone a lo humano ni lo suplanta, sino que se expresa por su medio. Esto fue lo que Calcedonia quiso expresar con aquello de "unum eundemque Christum Filium Dominum unigenitum, in duabus naturis inconfuse, immutabiliter, indivise, inseparabiliter agnoscendum".

OGM Wilhem
6 de febrero de 2015 a las 01:49

Me gustaría saber qué se piensa actualmente de la postura de Santo Tomás de Aquino, en la Suma teológica - Parte IIIa - Cuestión 7. Pues postula que Jesús no pudo tener fe, ya que, Cristo, desde el primer instante de su concepción, vio plenamente la esencia divina. Tal parece que en Jesús, comprehensor divino en acto (viendo a Dios por esencia con mayor claridad que todas las criaturas), no hay lugar para la fe. Saludos!

Martín Gelabert
6 de febrero de 2015 a las 11:18

Para OGM Whilem: le agradezco su participación en este post un poco antiguo. Además del texto que usted cita de Santo Tomás, hay otros que matizan el texto citado, como por ejemplo: De Veritate, 29, 4, ad 15; y Suma III, 7, 9, ad 1. A propósito de la visión de la esencia divina por parte del hombre Jesús hay que decir dos cosas: esta era la tesis teológica común en tiempo de Santo Tomás, pero nunca ha sido definido dogmáticamente. Para más datos, puede ver estos dos libros míos: Para encontrar a Dios. Vida teologal, editorial San Esteban-Edibesa, página 68; y Creer sólo en Dios, editorial San Pablo, páginas 23 a la 26.

carlos
19 de abril de 2016 a las 01:14

Saludos para todos nuestros hermanos de la fe, a pesar de nuestras pequeñas diferencias, sabemos que nos úne la sangre de nuestro amado Mesías. Muy interesantes los temas que se publican en esta página, sin duda nos ayudan en nuestro crecimiento espiritual. Un abrazo, Shalomm!!! Puede conocernos en emunasite.wordpress.com

David Ruiz
1 de marzo de 2018 a las 15:37

Mil gracias por tratar este tema padre Martín. Han pasado varios años de esta publicación y aun es un tema vigente. Agradezco el aporte de Milon. Pienso que ha dado en el centro del tema. La Kenosis no anula ninguna de las dos naturalezas de la única persona: el hijo de Dios. En Cristo debio existir una Kenosis perfecta: la naturaleza humana perfecta requiere un desarrollo gradual de la conciencia y de la psicología humanas. La naturaleza divina se debió manifestar en arreglo a está realidad. Y estas afirmaciones no niegan Calcedonia. Realmente Cristo debió tener verdadera fe, virtud teologal. Debió pasar tambien la oscuridad de la fe, sobre todo en la cruz. Mi pregunta sería si Cristo tuvo que «creer» o llegar «gradualmente» al convencimiento de que Él era el Mesías, que Él era Hijo de Dios. Muchas gracias.

José
24 de abril de 2018 a las 18:47

No tengo tiempo para traducir al español, pero leí un artículo que remite a la suma teológica http://www.newadvent.org/summa/4007.htm#article3
en el que expresamente santo Tomás de Aquino dice en la cuestión 7, artículo 3 que en Jesús no había fe.
Respuesta a la objeción 1 " Y en consecuencia, no podía haber fe en Él (en su persona). And hence there could be no faith in Him".
Por favor que dice el Catecismo sobre este tema, Jesús tenía fe si o no según el Catecismo. esa es la fe de la Iglesia, gracias por su trabajo.

Elías
20 de noviembre de 2019 a las 17:27

Pero entonces ¿La fe de Jesús en qué se apoya? ¿Es una confianza ciega? ¿confianza en una intuición que tiene sobre Dios a la que se arroja sin reparos?

Entiendo su respuesta, pero creo que la única manera de dar fundamento sólido a la fe de Jesús es la visión que tiene del Padre (entonces sí habrá que matizar hasta que punto participa su humanidad de esta visión). Jesús confiaba en el Padre, su fe no es comparable a la nuestra, pues Él ve al Padre, y por que lo ve lo puede revelar. En su visión inmediata de Dios podemos confiar y en ella encontramos el fundamento de nuestra fe.

Antonio Cabrer Moreno
14 de julio de 2020 a las 15:26

A la luz Bíblica y de nuestra razón, impregnada por las Sagradas Letras, sin sesgo de ninguna clase, nos hacen ver que Dios Trinitario, junto a Jesús hecho hombre, no actúa ya, ninguna fe humana, sino que actúa la CERTEZA ABSOLUTA, PUES LE FE SE ACABA CUANDO VEMOS CARA A CARA, cuando estamos frente a la realidad de Dios y de todo lo que a Dios lo rodea.

Guillermo
29 de enero de 2024 a las 14:29

Me llama la atención, conforme la orden dominica, que no se cite al menos a Santo Tomás en esta cuestión difícil. Porque la fe está definida bíblicamente y por concilio. Y la fe no es exactamente fidelidad, sino creer en lo que no se ve (y Cristo ha visto al Padre). Santo Tomás aborda la cuestión y la da por negativa. Solo lo menciono para que el lector de este artículo tenga otra fuente donde recurrir, y profundizar. Respeto la respuesta, y la entiendo, pero no la comparto. Dios los bendiga.

Martín Gelabert
29 de enero de 2024 a las 15:47

Para Guillermo: el pensamiento de Tomás de Aquino sobre esta cuestión ofrece matices interesantes. Llega a decir que cuánto hay de perfecto en la fe puede aplicarse a Cristo. Puede ver al respecto: De Veritate, 29, 4, ad 15; Suma de Teología, III, 7, 9, ad 1. Por lo demás, si está interesado sobre este tema puede ver el abundante material que ofrezco en mi libro: "Para encontrar a Dios. Vida teologal".

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