Feb
Sexo, curas y otras historias
15 comentariosAyer se agolpaban tantas noticias insensatas que preferí esperar un poco antes de salir a la palestra. No todas tienen que ver con la Iglesia. ¿Qué decir de la declaración de bienes del Presidente de la Generalitat valenciana? ¿Quién se puede creer que su único patrimonio sea un piso compartido, un coche antiguo y dos mil euros en cuenta corriente? Si van a decir esto, que se callen. Porque no resultan creíbles y la gente cada vez se fía menos de la clase política.
¿Y qué decir de la Obispa luterana alemana que tronaba contra el alcoholismo y fue pillada conduciendo con una alta tasa delictiva de alcohol? Pues al menos hay que decir en su honor que ha dimitido de todos sus cargos, que eran muchos. No es lo corriente ni entre los políticos ni entre los eclesiásticos. ¿Y qué decir de las declaraciones en México, ante 11.000 personas, del Secretario General de los Legionarios de Cristo? “El Señor no me permitió ver lo malo de nuestro Fundador. Solo me permitió ver lo bueno. Y le estoy agradecido al Señor por el bien que me hizo a través de un mal instrumento”. ¡Venga ya! Uno de los más estrechos colaboradores de Maciel, ¡y no veia nada, el pobre! ¡Qué dejen de una vez el discurso místico barato, apelando a lo que el Señor permite o no permite, y que dimitan, eso que dimitan, y se vayan al desierto a orar, con su clergyman incluido!
El asunto estrella del día de ayer ha sido lo del cura de Toledo. Hay que decir que ha sido su Arzobispo el que ha destapado el asunto. Vaya esto en honor del Prelado. Los medios se han enterado gracias a la denuncia y a la acción fulminante del Arzobispo. Sus alumnos de clase de religión descubrieron su foto colgada en internet y se la pasaban por el móvil. Una foto de su cuerpo, desde la cabeza a los pies, en paños menores, ofreciendo servicios sexuales. Vamos, un asunto de locos. Porque una cosa es ser pecador y otra ser además tonto. Si publicas fotos de tu cuerpo, que al menos no salga tu cara. En fin, que si no puedes ser casto, sé al menos cauto. Todo muy lamentable. La cosa daría para una reflexión sobre educación para el celibato o la soledad celibataria (digo bien soledad celibataria, no celibato) como campo abonado para adiciones. Pero mejor lo dejamos para otro día.