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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Mar
2022

San José, padre que acoge

6 comentarios
josepadreacoge

Cuando san José se encontró con el embarazo de María no tenía toda la información, pero las apariencias orientaban en una determinada dirección. A la vista de las apariencias, José toma la decisión menos lesiva para María. Pues la ley le obligaba a denunciar el adulterio de su mujer y eso conducía a María inexorablemente a la muerte por lapidación, tal como dice el libro del Deuteronomio (22,21). Pues bien, a pesar de todo “José acogió a María sin poner condiciones previas… La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley” (Francisco). Evidentemente, una decisión como esta solo se explica si José amaba a María y se fiaba totalmente de ella. Amar es decirle a otro: “te creo a ti”, a pesar de que todos me dicen otra cosa de ti.

“La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge” (Francisco). No se trata de una acogida fruto de la resignación, sino de la fortaleza, esa fortaleza que es un don del Espíritu Santo y nos da fuerza para enfrentarnos a situaciones inesperadas y difíciles sin ira y sin rencor. Este camino que nos muestra José, dice el Papa, nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque Dios elige lo que es débil (cf. 1 Co 1,27), es «padre de los huérfanos y defensor de las viudas» (Sal 68,6) y nos ordena amar al extranjero. Añade Francisco con mucha finura: “Deseo imaginar que Jesús tomó de las actitudes de José el ejemplo para la parábola del hijo pródigo y el padre misericordioso”.

Esta figura de José que acoge tiene hoy una gran actualidad. Son muchas las personas e instituciones que, ante la tragedia de los millones de personas que salen de Ucrania a causa de la guerra, adoptan una actitud acogedora, bien poniendo a disposición de esas personas viviendas, o bien entregando alimentos y, sobre todo, dinero, para que las instituciones serias y de fiar puedan ayudarles. José también se vio obligado a salir de su tierra, emigrando a Egipto, para salvar a su mujer y a su hijo, cuando Herodes pretendía matarlos. ¡Ojalá que a todas esas personas que se ven forzadas a dejar Ucrania les pase como a José que, cuando desapareció el peligro, pudo regresar a su tierra!

Desde otra perspectiva la figura de José, padre que acoge, resulta muy actual. Frente a aquellos que dan importancia a la sangre y creen que esos son los vínculos fundamentales, hoy se tiende a dar importancia a otros vínculos que estarían representados (no sólo ni principalmente, pero también) en la adopción. Más aún, José es figura de la paternidad que ensalza Jesús. Pues para Jesús lo importante no es la carne o la sangre, sino la acogida. Es padre el que acoge y recibe con amor a su hijo. Lo que une no es la sangre, lo que une es el amor. Esos son los lazos más fuertes, los más irrompibles. Cuando dos se aman, ¡qué importa la raza, el color, la edad, qué importa si uno es indio o es español! José amaba a María y a Jesús. No porque llevaban su sangre, sino porque les acogió.

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juan garcia
16 de marzo de 2022 a las 21:36

Una gran verdad, fray Martin: no es la sangre el vinculo de unidad entre el hombre y su mujer, el hombre y su Dios, ni el hombre con con su hermano universal. El hecho de pertenecer a una familia determinada, diriamos de sangre, no es el vinculo mas fuerte. Cuando uno se enamora y ama de verdad a su pareja, deja la familia de sangre para formar una nueva familia. Lo mismo diriamos de quien se enamora de su vocacion.

El hecho de que san Jose recibiese a su novia embarazada (una tremenda sorpresa), nos presenta a un amante perfecto, sin dudas ni sospechas, ejemplo supremo de un amor perfecto de su pareja. El "si" de Maria, revelado a Jose por el Angel del Senor, fue la respuesta razonable por la cual san Jose recibe a su prometida en su casa y en su corazon. Y fue el origen de muchas sorpresas futuras de amor y sufrimiento. San Jose: ruega por nosotros.

Anonimo
17 de marzo de 2022 a las 16:57

Para encontrar cosas bellas sobre la mujer debemos darnos un paseo por los poetas de los nuevos y viejos tiempos:"Una mujer perfeta, quien la encontrara?" (Prov. 31). San Jose habia buscado la mujer mas bella y perfeta como su futura esposa. Pero cual seria su sorpresa la noticia de su embarazo en su corta visita a su prima santa Isabel. No puedo imaginarme el profundo dolor de tal experiencia. Las mejores ilusiones y los planes de una vida juntos se venian abajo. No podia ser cierto. Maria no era capaz de tal infidelidad. Un tremendo delito castigado severamente por las leyes locales. Que hacer?

Gracias, Senor, por tus mensajeros secretos. Gracias, san Jose, por no haberte apresurado en un juicio sobre la fidelidad de la Virgen Maria, su esquema de valores: ante todo y sobre todo obediencia a los mandatos del Altisimo.

Valero
18 de marzo de 2022 a las 08:57

El mal parece triunfar, la guerra lo arrasa todo, sin embargo el amor y la acogida de tanta gente, pone de manifiesto que el AMOR vence al mal, es más fuerte. Y como dice Martín, Jesús da más importancia a la acogida que a los lazos de sangre. Menos patria y más fraternidad universal, es el mensaje que yo leo entre líneas en las noticias de estos días.

MARÍA
19 de marzo de 2022 a las 17:32

Estupendo comentario, gracias, F. Martín. Ha enaltecimiento una palabra: ACOGER
Acoger es abrir el corazón, es amar, es aceptar, es recibir, es incluir, es fraternidad, es compartir, es entrega...es más que la sangre, gracias de nuevo.

Hormias
19 de marzo de 2022 a las 19:13

Mil gracias por su blog desde un pueblo de Castilla la vieja.. Gracias de corazón fray Martín

Emili Salinas
19 de marzo de 2022 a las 20:10

Ojalá tuviéramos la fé que san José tuvo en María la aceptó y se dio de la palabra de Dios. Aprendamos de el de su amor y entrega a su mujer y su hijo.

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