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Razones del interés y razones del amor
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Para ir más allá de las razones y de los argumentos hay que entrar en el terreno del amor. Amor no es ingenuidad. El amor es lúcido. Pero lo que, sobre todo, no es el amor es indiferencia. Hoy hay poca ingenuidad, pero mucha indiferencia. Pongamos como ejemplo la cuestión ecológica. Aquellos que se niegan a escuchar las voces que, como hizo el Papa Francisco, advierten contra la degradación de la naturaleza y hacen notar que las malas consecuencias de esa degradación las sufren los más pobres, sólo piensan en su interés inmediato, de modo que sus finanzas y sus réditos les impide ver la economía real, el día a día de los que tienen dificultades para llegar a fin de mes.