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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

17
Oct
2012

¿Puede la ciencia ayudar a comprender la Biblia?

6 comentarios

Digo bien “la Biblia” y no “la Palabra de Dios”. Porque la naturaleza también es “Palabra de Dios”. Y la gramática para entender la naturaleza la proporciona la ciencia. Ya Buenaventura y Tomás de Aquino hablaban de dos Sagradas Escrituras que Dios ha dado a los hombres: el libro de la creación y la Biblia. Benedicto XVI se ha referido al libro de la naturaleza como palabra de Dios. Por tanto, si la misma Palabra de Dios se encuentra en dos escrituras, no puede haber contradicción entre ellas. Una puede ayudar a comprender la otra.

La Biblia (término plural: “libros”) está escrita por autores humanos. Cada autor tiene su propio estilo y sus presupuestos culturales. Un texto se entiende cuando se tienen en cuenta estos condicionantes. Una novela no puede tomarse como relato histórico, ni entender como narración exacta de acontecimientos lo que está escrito en lenguaje poético, simbólico, o en forma de oración. No tener en cuenta estos principios ha supuesto muchos falsos conflictos entre fe y ciencia a la hora de interpretar los textos del Génesis sobre la creación del mundo y del ser humano. Es bueno recordar que Galileo, en su conflicto con el Santo Oficio, hizo notar el doble lenguaje de la ciencia y de la Biblia, un lenguaje no siempre coincidente y no fácilmente traducible desde la ciencia a la biblia y a la inversa.

Los datos científicos no contradicen la Biblia. Pero sí que, en ocasiones, contradicen interpretaciones y lecturas teológicas de algunos pasajes bíblicos. Por tanto, los datos científicos pueden ayudar a entender mejor la Biblia, buscando una interpretación de la misma que no sea contradictoria con estos datos. Más aún, puesto que los autores bíblicos (por ejemplo los redactores del Génesis) estaban imbuidos, a su pesar, de una cosmología ya superada, la ciencia permite comprender mejor el texto bíblico, en la medida en que consigue determinar el estado de conocimientos habidos en el momento en que se escribió el texto. Así la ciencia ayuda a distinguir lo propio de la afirmación de fe y lo que es un ropaje que no tiene valor absoluto. Juan Pablo II reconoció, en distintas intervenciones, que para declarar que el mundo ha sido creado por Dios, la Biblia se expresa en los términos de la cosmología del tiempo del escritor y, por tanto, no avala de ningún modo una cosmología caduca.

Finalmente, importa notar que la verdad no se limita a la exactitud de las mediciones científicas. Es de otro orden. Por esto, aunque el texto bíblico repose sobre una información científica superada, no pierde su verdad antropológica y teológica. Sigue siendo un texto revelado.

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Maite
18 de octubre de 2012 a las 15:13

Su texto es iluminador. Pero le hago notar que hay mucho fundamentalismo bíblico, mucha lectura literalista de la Biblia, entre los protestantes y entre los católicos.

Bernardo
19 de octubre de 2012 a las 15:51

Claro, Martín, el problema está en los que confunden inspiración con veracidad fáctica. Que la Biblia esté inspirada no quiere decir que sus afirmaciones de tipo "científico" sean o no ciertas. Lo eran en sus tiempos, no hoy que ha cambiado el contexto explicativo.
Claro que las ciencias nos ayudan a entender e interpretar, es más, las ciencias funcionan como criterio de interpretación. Hoy no puede ser de otra manera. Si obviamos las ciencias perdemos el significado de la Biblia.

Martín Gelabert
19 de octubre de 2012 a las 16:50

A propósito de este post, me escribe un lector bien informado y me dice algo que creo puede ser de interés para todos: “Al hablar tú de los dos libros, he dado media vuelta a la silla y he entresacado una obra del mismo título "The Two Books", de Olaf Pedersen, publicado por la Vatican Observatory Foundation y la Libreria Editrice Vaticana. Como bien sabes, antes de santo Tomás, san Agustín había escrito, a propósito de la creación, "magnus liber naturae rerum". Por si crees que es de interés para tus lectores, entre la muchedumbre de libros sobre física (cosmología le llamas en tu post) y teología, dos que me parecen al alcance de muchos es Teologia e fisica, de Simone Morandini, y, para mí el más sólido, Nuova fisica e nuova teologia, de Michael Heller”. Tras agradecerle sus informaciones le añado un dato que quizás también puede ser de interés para los lectores del blog, a saber: que sobre los dos libros de Dios es bueno recordar la aportación que, en su teología natural, hace el no demasiado conocido teólogo catalán Raimundo Sibiuda (muerto en 1436 y en el que se percibe la influencia de Buenaventura y de Tomás de Aquino): el libro de la naturaleza, al contrario de lo que ocurre con el de la Biblia, no puede falsificarse, ni borrarse, ni interpretarse falsamente, y no admite herejes.

Juanjo
20 de octubre de 2012 a las 10:53

Se me ha ocurrido que quizá tambien tendría sentido la pregunta del título si se formúla al contrario; ¿Puede la Biblia ayudar a comprender la ciencia?. Si entiendo como es Dios, qué sentido tiene la vida, si veo al hombre como imagen de Dios; ¿no sera más "fácil" entender y descifrar la naturaleza?. Un científico creyente con una cosmovisión distinta a uno no creyente ¿no le resultará más "lógico" estudiar el origen y el fin último de la Creación?

Martín Gelabert
20 de octubre de 2012 a las 13:56

Juanjo: te agradezco mucho tu aportación, porque has planteado un tema de sumo interés. La teología (o la Revelación) no solo ofrece orientaciones éticas a la ciencia. También puede ofrecer, entre otras cosas, unas presuposiciones iniciales sobre el universo, que son necesarias para orientar la investigación científica. La teología presupone la racionalidad y el sentido global del universo; para ella no son equidistantes el caos y la armonía. Por otra parte, según cuales sean los "intereses" y presupuestos del investigador, su investigación se orienta en uno u otro sentido. Por tanto, en el diálogo de la teología (de la fe) con la ciencia no sólo hay que preguntar lo que la ciencia aporta a la teología, sino lo que la teología puede aportar a la ciencia.

Un amigo
21 de octubre de 2012 a las 10:05

Aunque tal vez me desvíe ligeramente del contenido del post, no puedo evitar transcribir literalmente una cita de Rafael Aguirre con la que acabo de tropezarme que me parece muy significativa; pertenece a su libro "Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana" : ... se adoptan actitudes fundamentalistas que no hacen justicia ni a las profundas diferencias entre las circusntancias del s.I y a las nuestras, ni se plantean suficientemente la necesidad de un proceso hermenéutico para leer desde el presente los hechos del pasado. El "bibliazo", y lo hay de derechas y de izquierdas, suele ser un simplismo religioso y de una ingenuidad intelectual que cree poder eximirse de la responsabilidad de pensar y desconoce la complejidad de la realidad, más aún, contribuye a encubrirla y tergiversarla"

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