Jul
Por la fe contraemos un matrimonio
4 comentarios“Por la fe el alma se une a Dios ya que por ella el alma cristiana contrae una especie de matrimonio con el Señor, como se dice en Os 2,22: te desposaré conmigo en la fe”. Con estas palabras comienza Tomás de Aquino su comentario al “Credo”. Comienza, pues, situando la fe en su auténtica y verdadera dimensión. Pues la fe no es principalmente la aceptación de una serie de verdades, sino un encuentro personal entre el creyente y el Dios revelado en Jesucristo.
Los hay que piensan que ser cristiano es una cuestión doctrinal. Pero ser cristiano es tener el Espíritu de Cristo, vivir con los sentimientos de Cristo. Y es posible no solo conocer muy bien el Catecismo, sino además estar “muy metido” en la Iglesia, pero no perseverar en la caridad, permanecer en el seno de la Iglesia “en cuerpo”, pero no “en corazón”. Esos, reconoció el Concilio Vaticano II, “no se salvan”. La fe no es ni una cuestión de palabras, ni una cuestión de apariencias, de ir a muchas procesiones, de gustos estéticos o litúrgicos, o de votar al partido políticamente más a la derecha. Como bien dijo Benedicto XVI, “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
Es muy profunda esta idea de Tomás de Aquino: por la fe contraemos un matrimonio con el Señor Jesús. Eso del matrimonio tiene un sentido amplio y es un asunto de largo alcance. Ya Juan Pablo II calificó la Eucaristía en términos matrimoniales: “es el sacramento del Esposo, de la Esposa”. El Esposo, en la eucaristía, siempre es Cristo. La Esposa es la Iglesia, formada por mujeres y varones que, como “esposas” de Cristo se unen a él. Lo que dice Tomás de Aquino va en la misma dirección: mujeres y varones creyentes, por la fe, contraen con Cristo Jesús un matrimonio. Se unen a él de forma tan profunda, que nada puede romper esa unión. Pues la fe es confianza, es entrega; una confianza resultado de un encuentro y una entrega que cada día hace más irrompible el amor.