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Pescar en río revuelto
1 comentariosMe escribe una amiga para agradecerme mi último blog. Me habla de la necesidad de “enfocar con buena luz la situación, tan dura, tan execrable, tan sin sentido. Y de mantener viva la luz de la Esperanza”. Me añade algunas reflexiones sobre la necesidad de ir a votar y lamenta que los partidos “ni siquiera son capaces de unirse sin fisuras en un manifiesto unitario”.
Le respondo agradeciendo sus palabras. Y añado: Ayer fui a Xátiva a dar una clase de esas que damos los profesores de teología, clases de formación permanente a comunidades y grupos. A la ida y a la vuelta escuché la radio, cambiando el dial para tener una mejor panorámica de la situación. Me entristecí. En la Cope, Cristina entrevistaba a Miguel Buén para echarle en cara sus declaraciones a favor de la negociación. En la Ser, Gemma entrevistaba a Martínez Pujalte para echarle en cara que hubiera manifestado que el PSOE seguía negociando con los terroristas. Todos aprovechando la situación para pescar en río revuelto. Al final, uno termina por sospechar que de eso se trata: de pescar votos. Los periódicos de hoy enfocan el asunto buscando el lado más favorable para atraer el voto hacia el partido con el que simpatizan.
Claro que mañana debemos ir a votar, pero sabiendo que por encima de la política está la vida. Por encima del ganar o perder está la convivencia, el señorío del saber ganar y del saber perder; está la voluntad de solucionar los problemas a base de razones; está el aceptar la parte de verdad del otro, las cosas buenas que pueda aportar. Porque, si al fin y al cabo, todos buscamos el bien, entonces el bien, venga de donde venga, tiene que ser bienvenido. Lo que yo sospecho es que no buscamos exactamente el bien, sino el poder. El bien es una añadidura al poder, y sirve en la medida en que sirve al poder.