Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Abr
2012

Pero Dios le resucitó

4 comentarios

Este “pero” es importante. Indica que hay un antes con el que contrastarlo. En este caso, un antes con el que no se está de acuerdo. Dios no está de acuerdo con la muerte de su Hijo. Por eso le resucita. Y no está de acuerdo porque él siempre está a favor de la vida buena y de la buena vida. Y Jesús fue, con sus palabras y obras, promotor de vida: “Yo he venido para que tengan vida abundante”. Fueron los hombres, unas malas personas, que estaban en contra de la vida y de todo lo que conlleva, amor, justicia, verdad y belleza, los que le mataron. Pero Dios le resucitó.

Repito lo que he escrito en “Con acento”, en una reflexión complementaria a la que aquí ofrezco: Durante toda esta semana de Pascua la primera lectura de la Eucaristía está tomada de los sermones del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hay un estribillo que se repite en todas esas lecturas: “Vosotros le crucificasteis, pero Dios le resucitó”. Está claro, no fue Dios quien rechazó a Jesús, fueron unas malas personas que no pudieron soportar su Palabra. Dios, al resucitarlo, dio la razón a Jesús y se la quitó a las autoridades que le habían crucificado: una vida como la suya es la que Dios acoge. En su seguimiento nosotros podemos vivir con esperanza.

Y podemos vivir con esperanza porque la resurrección de Cristo es inseparable de la nuestra. El resucita como el primero de una larga lista de hermanos. Resucita como cabeza nuestra, para que nosotros, miembros de su cuerpo, si honramos este cuerpo suyo que se prolonga en el pobre, el hambriento y el necesitado, podamos seguirle también en su victoria sobre la muerte. La Pascua de Cristo es nuestra Pascua. Cierto, con su Pascua se ha abierto un camino de esperanza para todos los seres humanos. Pero, desgraciadamente, no todos se han enterado. Eso de que con la resurrección de Cristo “el mundo entero desborda de alegría”, como dicen los prefacios de la Eucaristía del tiempo pascual, estrictamente hablando no es verdad. Quienes desbordan de alegría somos, o debemos ser, los creyentes, lo que estamos al tanto de tan buena noticia. Eso sí, nuestra alegría debe ser contagiosa y por eso la resurrección de Cristo es una exigencia de testimonio para que, poco a poco, pueda ser verdad eso de que el mundo entero desborda de alegría.

Posterior Anterior


Hay 4 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Juanjo
7 de abril de 2012 a las 15:39

Tras esta reflexión y bajo estos presupuestos, no estaría mal, cambiar, adecuar o directamente eliminar ciertas expresiones, antífonas, prefacios o fórmulas del tipo; ”Dios no perdonó a su propio Hijo…” “Quiso que su Hijo padeciera….” “Envió a su Hijo a la muerte…” Los liturgos ¿no podrían modificar estás alocuciones para hacerlas más adecuadas al sentir actual?... ¡Ah esos responsables de la liturgia! Supongo que es bien conocido el chiste. ¿En qué se parece un liturgista a un terrorista? ¡En que con un terrorista a veces se puede negociar! ..… Es lo que dice el chiste…

Oscar P.
7 de abril de 2012 a las 15:44

Felices Pascuas, Profesor. Gracias por su constancia, por lo que dice y por como lo dice. Me ha gustado eso del pero. Seguro que Dios tiene muchos "peros" que poner a tantas situaciones inhumanas y a otras situaciones que hacemos pasar por divinas.

Maite
7 de abril de 2012 a las 22:18

Si Cristo no ha resucitado, inútil es nuestra predicación, nuestra fe no sirve para nada. Ahí, en la resurrección de Cristo, está el todo de la fe cristiana. Lo demás, o está en función de la resurrección o es asunto secundario. Feliz Pascua, hermano.

JM Valderas
9 de abril de 2012 a las 14:49

Querido Martin, El título que das al post me trae a la memoria las conversaciones inéditas entre Menéndez Pidal y Xavier Zubiri. Era éste, como bien sabes, un profundo conocedor de la teología de los Padres Orientales, que redescubrió durante su estancia en el exilio de París, huyendo del Madrid chequista. Se mmostraba Menéndez Pidal muy crítico contra la religión cristiana. Zubiri, le respondió a modo de resumen: "Pero resucitó, Don Ramón, resucitó". Pude pasar estos días con mis nietas cerca del convento oxoniense de los Blackfriars. Sobre toda otra experienciencia, me quedé con la lectura del editorial del Times del Good Friday (Viernes Santo)... dedicado a la Pasión y Resurrección de Cristo como fuente de valores u cultura. ¿Te imaginas un periódico español dedicando un editorial a los misterios centrales del Cristianismo? Desde luego, ninguno de los que solemos citar como representantes de la opinión de nuestro país. Me acordé de ti y de tus amigos teólogos reparando en el lema de la Universidad: Dominus illuminatio mea. Una luz que viene de la Resurrección.

Logo dominicos dominicos