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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

17
Sep
2009

Pan con sabor especial

4 comentarios

I.D.I. es un boletín de Informaciones Dominicanas Internacionales, que se puede encontrar en internet, aunque hay que buscarlo un poco. En el último número, el 473, se entrevista a un dominico que desde Hong Kong viajaba a China para encontrarse con cristianos. Lo importante, dice, no era predicar, cosa además complicada por el control que ejerce el gobierno. Lo importante era acompañar, estar con ellos. En este contexto cuenta el encuentro con un “obispo viejito”, en una zona muy pobre, acompañado por un oficial del “Oficio religioso de China”. Tuvo oportunidad de comer con el obispo, el oficial, dos sacerdotes, una hermana y algunos cristianos. En el centro de la mesa había un típico pan chino. En un momento dado el “viejito con la manos sucias” le ofreció un trozo de este pan y se lo cambió por el que tenía el dominico, dando como razón que el trozo que le ofrecía era mejor. Los comensales regañaron al obispo, porque todo el pan era igual. Pero ante la insistencia y la mirada del obispo, el dominico comprendió, tomó el pan y respondió: “Tiene razón, tiene un sabor muy especial, sí, es un poco diferente del mío”. Luego, él mismo lo dio a probar a algunos de los otros comensales. ¿Qué había ocurrido ante los ojos de un policia que no se enteró de nada?

Y mientras tanto, aquí en España, hace unos números la revista Vida Nueva se preguntaba si había crecido el número de celebraciones “tradicionales” de la Misa. Pues sí, claro que ha crecido, lo que suscita la pregunta de si ha vuelto la nostalgia (algunos lo llaman lo retro) o si nunca se fue. Evidentemente la concelebración del obispo y el dominico en China no fue una Misa tridentina, de esas que gustan a los nostálgicos. Pero sí fue una Eucaristía auténtica y verdadera, parecida a la que celebraban los primeros cristianos. Porque lo que importa no es el ritual, sino los dos o tres reunidos en nombre de Jesús para compartir el amor y la fe. A veces me asalta la pregunta de si algunas celebraciones nuestras se convierten en ritos piadosos en los que no se comparte, porque ni conoces al que tienes al lado ni te importa.

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lola
17 de septiembre de 2009 a las 15:39

Me ha gustado eso de que no va a predicar sino a acompañar. La verdad es que hablar de Dios al que sufre lo veo muy dificil, yo no se, desde luego.
Tambien pienso que algo debe cambiar en nuestras celebraciones, pero no se el que. a mi me da lo mismo, pero por ejemplo mis hijos no encuentran sentido, se aburren y pasan, y ademas es muy cierto que no sabes a quien tienes al lado y a nadie parece importarle. Pienso mucho sobre eso, pero no se me ocurre nada.

Makarios
17 de septiembre de 2009 a las 16:11

A veces parece que la Iglesia de Cristo necesita estar perseguida para volver a celebrar la verdadera Cena del Señor, sentados a la mesa, sin disfraces llamativos, sin parafernalias innecesarias, sin oscuros ritos secretos reservados a una casta privilegiada, con al sencillez del Jesús que renunció a la pompa y al boato para dejar ver en sus actos la sencillez de Dios.
Y también es cierto: cuando "oigo" misa, no se casi nunca quien está a mi lado; cuando celebro la Eucaristía siempre tengo al lado un hermano con el que trato de establecer algún vínculo, siquiera sea solo durante la celebración. ¡Cómo notamos la falta de aquel dominico que celebraba en nuestra iglesia con el que tomábamos un vino en el bar de enfrente al salir de la misa, prolongando la asamblea en la calle,casi tan numerosa como en el templo.
Un abrazo

FRAY BENITO,OP
17 de septiembre de 2009 a las 17:25


Querido Martín: El diccionario Casares creo que dice.Fantasear,dejar correr la fantasía o imaginacón.Imaginar algo fantástico. Ante estos cristianos,solo puedo
callar y pensar en ellos en actitud contemplativa.fray Benito,op

feligresía
17 de septiembre de 2009 a las 21:28

Las reformas litúrgicas debieran incluir la diversidad cultural en la que el Evangelio se incultura. Porque el catolicismo es universal, no uniforme. Y los signos deben hacer referencia a aquello que significan, y que quienes lo reciben lo hagan como algo suyo. La liturgia es una significación del Misterio de Cristo. Y como dice Martín lo importante es ese dos o tres en Mi Nombre ( por cierto, no especifica el grado clerical, ni el sexo, ni el estado civil...pero nos llevaría lejos del tema del post). Todos los panes son Pan. Cristo se hace todo a todos. El vino, el trigo, son propios de la cultura mediterranea. Por cierto, se debería tener en cuenta la especificidad delos celíacos ¿ Que problema hay en que puedan comulgar con pan sin gluten? Hay culturas cuyo alimento básico es el maiz o el arroz. Y en vez de vino sus frutos producen otros jugos. Importarlos supone un dispendio para comunidades de pocos recursos.Hay inculturaciones eucarísticas que ayudarían a la integración de quienes asisten a ella. Celebraciones liturgicas dignas son aquellas en las que el Amor de Dios se transmite entre los asistentes. Saludos

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