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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Abr
2013

Padre con entrañas maternales

5 comentarios

Resulta muy llamativo eso que dice el Credo de la fe cristiana, tal como fue formulado en el siglo IV: “Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos… Engendrado, no creado”. Más aún: hay un Concilio de la antigüedad (el Concilio de Toledo, año 675) que afirma que “el Hijo fue engendrado y nació del seno del Padre”. O sea, Dios Padre tiene un Hijo, que nace de su seno, porque él lo ha engendrado. Nosotros no solemos decir que el padre engendra y mucho menos que tiene un seno. La que engendra, la que da a luz, la que porta al niño en su seno, es la madre, aunque evidentemente el padre interviene en el engendramiento. En todo caso, entrar en estas cuestiones de tipo sexual para ver hasta qué punto pueden aplicarse a Dios me parece una equivocación. Porque Dios es trans-sexual, está más allá de las distinciones sexuales. En todo caso, una buena analogía para entender la “generación” en Dios sería la de la mente humana que engendra la palabra.

Ahora bien, el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. De ahí se deduce que, en cierto modo, Dios es semejante al ser humano. Y por tanto, tiene que integrar en su realidad divina lo que en nuestro campo se llama masculino y femenino. De hecho, en la Sagrada Escritura, se atribuyen a Dios cualidades tanto masculinas como femeninas. El Antiguo Testamento presenta varias veces el amor de Dios a su pueblo bajo la figura de madre. El profeta Isaías (49,14-15) compara a Dios con una mujer que no olvida al hijo de sus entrañas. En Is 66,13 se dice que Yahvé consuela como una madre; en el Salmo 131 se compara a Dios con el regazo de una madre; y en otros textos el amor de Dios es comparado al amor de una madre que lleva a su pueblo en su propio seno, dándolo a luz en el dolor, nutriéndolo y consolándolo (Is 42,14; 46,3-4).

En la conocida como parábola del hijo pródigo, la reacción del padre ante el hijo que vuelve evoca las entrañas maternales: “todavía estaba lejos cuando el padre lo vio y, conmovido en sus entrañas, corrió a su encuentro y se lanzó a su cuello, cubriéndolo de besos” (Lc 15,20). Los rasgos son aquí más maternales que paternales. Se trata de un padre con sentimientos y entrañas maternas. Para caracterizar quién es el Padre del cielo no bastan las características del padre terreno; hay que añadir además las perfecciones de la madre. Solamente asumiendo las dos figuras de padre-madre expresamos lo que creemos en la fe: hay un misterio último, acogedor, fuente y principio de todo, que nos invita a la comunión, del que todo viene y hacia el que todo va: el padre y madre celestial.

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Marceliano de Garganta y Sauras de Hijar
19 de abril de 2013 a las 19:45

Resulta un tanto vidrioso, fray Martin, empeñarse en confinar la Trinidad a parametros humanos, aunque sea por modo de analogia. No me refiero a la transexualidad del Padre, que dice usted. (Menudo palabro en un contexto teologico, aunque, repito, sea por mor de traslacion.) Es que algunas afirmaciones resultan cuestionables, por reseñarlo con voluntad de entendimiento. No firmarian hoy muchos que la mente crea la palabra. (Incluso hay corrientes filosoficas que invierten la expresion para indicar que la palabra crea el concepto, vale decir, la mente.) Por lo demas, las entrañas en el sentido de afecto no son exclusivas de genero. El padre puede ser mas tierno que la madre. A quienes nos hallamos a años luz de determinados retorcimientos teologicos sobrevenidos con la dictadura de genero, nos parece sumamente arriesgado construir sobre arena. (Perdon por la falta de acentos; no me deja incluirlos mi ordenador.)

Martín Gelabert
19 de abril de 2013 a las 23:07

Como siempre agradezco las aportaciones de los lectores, que sirven para enriquecer el propio pensamiento y para enriquecer mi texto. A propósito de la anterior aportación (muy valiosa) me gustaría hacer una precisión: es Santo Tomás el que utiliza la comparación de la mente humana que engendra la palabra para ofrecer una explicación de cómo el Padre engendra al Hijo. En su Tratado sobre las razones de la fe, se puede leer: "Hay que entender que la generación en Dios es según la naturaleza intelectual. Nuestro entendimiento forma un inteligible, que es como su prole, por lo que se le llama concepto (lo concebido) de la mente. Esto es lo que significa la palabra exterior... Al concepto exterior de la mente lo llamamos palabra de la mente o del entendimiento". Cosa distinta es que estas analogías hoy resulten más o menos significativas y sea necesario buscar otras más comprensibles para la mentalidad actual. Pero la pregunta por cómo es posible que el Padre engendre al Hijo, aunque remita al misterio, pide alguna respuesta comprensible.

Maite
21 de abril de 2013 a las 17:03

Muchas gracias, Padre, por estos artículos tan estupendos que nos ofrece. Se aprenden muchas cosas. Espero poder seguirle el miércoles próximo en esta conferencia con este título tan sugerente que va a dar en Madrid.

entrañad*s
21 de abril de 2013 a las 20:12

Papa Francisco dijo no hace mucho que el verdadero protagonista de la parábola del hijo pródigo era el Padre. La misericordia del Padre que sale a la puerta, brazos abiertos, a esperar al hijo amado. Lo conocía, sabía que volvería.

Dios es Padre, pero sobre todo Madre, afirmó Juan Pablo I. Casi lo tachan de hereje. Y sin embargo Dios se retira, y de su seno está surgiendo, ahora, toda la creación, en un ejercicio continuo de maternidad continuada, de creación continua, en el seno amoroso, el vacío amoroso de Dios. Lo afirman los textos místicos de nuestros hermanos judíos. Meister Eckhart no anda lejos.

Como una madre embarazada. ¿ No gime,hoy la creación con dolores de parto ? Hoy ya se dice de una pareja que está esperando un hijo que "están embarazados". Se dan síntomas de embarazo tambien en los padres. Porque un embarazo incluyen aspectos biológicos, psiquicos y espirituales. Diferenciando el lenguaje pastoral del dogmático, Benedicto XVI afirma que Dios ES Dios. Ni padre ni madre. Hay verdades que se revelan a los sencillos. No a los que buscan epatar

Gracias Fray Martín. Gracias por hacer accesible su próxima conferencia por esta web. El centro de la circunferencia en todas partes.

camino
22 de abril de 2013 a las 00:31

Gracias padre por el tema tan apasionante sobre el que trata en esta ocasión, dando una explicación comprensible con la que trata de acercarnos al sublime misterio de Dios.
Dios cómo Padre nos da la vida humana, la sobrenatural, y sobre todo nos da cómo prueba de su infinito amor a su Hijo que Es La Vida.
Dios cómo Madre nos revela en su hijo Jesucristo hasta donde puede llegar su ternura al dársenos cómo alimento en La Eucaristía, al quedarse con nosotros hasta el fin del mundo, guiándonos con su Espíritu, y haciéndose más intimo a nosotros que nuestra propia intimidad.

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