Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

3
Oct
2009

Padre bueno ante cientos de muertos

6 comentarios

Un lector pregunta (comentado el post “Dios ¿ingeniero o artista?”) cómo explicar a la buena gente que Dios es Padre a la vista del último terremoto ocurrido en la isla de Sumatra, que ha dejado cientos de muertos. Preguntas similares se escuchan cada vez que la naturaleza resulta mortal para las personas. Porque si el terremoto hubiera ocurrido en un lugar desértico nadie se preguntaría qué tiene que ver Dios en el acontecimiento. La pregunta surge cuando hay personas afectadas. El problema no es tanto el terremoto cuanto las personas. Y, aunque hay algunas respuestas explicativas de cómo se compagina la existencia de un Dios bueno y todopoderoso con el mal y el sufrimiento, basadas en la finitud y libertad humanas, no resulta fácil consolar a los que sufren con este tipo de argumentos. Del mismo modo que cuando se pierde un hijo en un accidente de tráfico, no valen argumentos sobre la imprudencia de los conductores o la necesidad de mejorar los sistemas de seguridad en el vehículo. Las personas prefieren, si no culpar a Dios, al menos interpelarle.

Las explicaciones teológicas sobre el problema del mal es preferible dejarlas para la clase o para los momentos de serenidad. En el momento del sufrimiento lo que dignifica al ser humano es ayudar y acompañar. Y, si estamos ante personas religiosas, decir una palabra humilde sobre el amor de Dios que en la cruz de Cristo se solidarizó con todos nuestros sufrimientos y en su resurrección prometió un futuro a lo que aparentemente no tiene ninguno. Por otra parte, los que contemplamos el asunto con un poco de distancia, antes de apelar a Dios, convendría que nos hiciéramos algunas preguntas: ¿qué ha pasado?, ¿qué puedo hacer ante lo ocurrido?, ¿cuál es la causa de lo ocurrido?, ¿por qué la naturaleza siempre golpea más a los pobres?, ¿qué puedo hacer para evitar que desaparezca esta causa? Solo después resulta posible preguntar por el papel de Dios ante lo ocurrido. Una pista: el hombre es contingente, falible, limitado. Lo contingente alguna vez acaba, lo limitado no lo puede todo, lo falible alguna vez falla. El hombre no es Dios.

Posterior Anterior


Hay 6 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Bernardo
3 de octubre de 2009 a las 22:11

Tienes toda la razón, la teodicea la dejamos para las aulas, pero el problema sigue ahí. Quiero plantear dos datos para que nos hagamos a la idea de lo sucedido.
1º. El terremoto es producido porque la tierra está viva, las placas tectónicas, en su movimiento de subducción, generan corteza terrestre nueva de forma lenta pero progresiva, a la vez que destruyen la corteza "desgastada" posibilitando la pervivencia de la vida en el planeta. Esto es algo tan necesario como que sin ello hace millones de años que la tierra sería un completo yermo.
2º. El terremoto se produce en zonas específicas donde la fricción de las placas tectónicas es mayor, eso puede ser previsto y utilizar todos los medios para que las construcciones sean lo más resistentes posibles, como sucede en Japón, donde terremotos semejantes apenas dejan víctimas mortales. De esta manera el problema no es la naturaleza sino cómo los seres humanos hacemos frente a nuestra existencia. Si Sumatra hubiera sido Japón, no estaríamos hablando de la cantidad enorme de víctimas, luego se trata de un mal moral y no físico o metafísico. Dios no sería responsable de él.
Saludos

FRAY BENITO,OP
3 de octubre de 2009 a las 22:42

Yo tambien he visto las imágenes por TV.Me ha llamado la atención,que siempre que ocurren ese tipo de catástrofes,las casas son de muy mala construcción,pero eso lo dejo para otro día.

La pregunta que te hacen creyentes y no creyentes, es por qué Dios permite que tenga cancer?.¿Por qué ha tenido que morir mi hijo con 20 años? ¿ Por qué me he quedado sin empleo? ¿Por qué mi marido me ha dejado? ¿por qué Dios permite que me pase esto ami? En el fondo,estas preguntas revelan una profunda INSOLIDARIDAD con el dolor ajeno. ¡Que le pase a otro! Lo que nos preocupa no es la existencia del dolor,de la enfermedad, de la injusticia....si no que nos pase a nosotros,cristianos fieles.
Por otra parte,la desgracia provoca a menudo en nosotros el repliegue sobre nosotros mismos. Nos hace percebirnos como eje en torno al cual deben jirar las demás personas,e incluso Dios mismo, a quien le exigimos que se ponga a nuestro servicio.
Job tuvo esta misma tentación;necesitó ir más allá de su experiencia individual.El primer gran cámbio se produce en él cuando amplia su mirada y cae en la cuenta de que otros muchos sufren como él.No se puede hablar del sufrimiento con seriedad sin dolerse con el otro. fray Benito,op

fray Benito,op
3 de octubre de 2009 a las 22:46

Bernardo,gracias por la lección de geología. fray Benito,op

lola
4 de octubre de 2009 a las 02:48

Tal vez desde el sufrimiento y la finitud es cuando somos capaces de descubrir que, efectivamente no somos Dios, y no nos bastamos a nosotros mismos, sino que necesitamos al Otro y a los otros. Tal vez por eso el camino es la cruz, y jesus en la Cruz estaba solo, pues todos lo ababnonaron. ¿Hacemos eso nosotros con los que tienen cualquier cruz?

poverello
4 de octubre de 2009 a las 13:27

¿ De que nos sorprendemos? La humanidad lleva lustros de actuación depredadora respecto a la naturaleza y sus recursos. Y hemos sobrepasado el límite, y comenzamos a sufrir las consecuencias. Las casas de los mas pobres son las más vulnerables cuando la catastrofe estalla. Están en la periferia. El reparto tan desigual de recursos les adjudica el máximo de riesgo. Es necesario aunar el querer, poder, y saber, darle ya un vuelco a la historia y reconducir-nos. El exterior es reflejo d elo interno de cada uno. Nada cambiará sino es de dentro a fuera. O la naturaleza nos hará madurar a golpe de catástrofe. Quien sabe estamos a tiempo. En el Amor siempre hay una nueva oportunidad. Saludos

Desiderio
4 de octubre de 2009 a las 20:17

Coincido plenamente con fray Benito. No nos preocupa tanto el problema del dolor en sí, como el hecho de que no nos pase a nosotros. Creo que la mayoría de los que Le apelan cuando las cosas se les tuercen, y no se acuerdan demasiado de Él cuando la vida les sonríe. En definitiva no es más que un "que no me pase a mí". Como se dice en el post, para mí hay dos aspectos. Primero, el de acompañar a los que sufren, caso en el que de poco servirá un razonamiento teológico sobre el origen del sufrimiento, y será mucho más efectivo un acompañamiento, un testimonio, una presencia, que quizá fue lo que nos dejó Jesucristo en su Pasión. Y el segundo aspecto, es ese origen del sufrimiento que no podemos dejar de buscar, supongo que nuestra naturaleza humana es así. Está claro que el sufrimiento forma parte de nuestra vida, como dices, por nuestras limitaciones y por nuestro uso erróneo de nuestra libertad. Y partiendo de este punto, yo me planteo hasta qué punto lo importante en el ser humano es no sufrir. No lo digo porque disfrute sufriendo, sino en el sentido de que creo que lo importante no es tanto sufrir o no sufrir, sino ser capaz de vivir cualquiera de esas situaciones en presencia de Dios. ¿De qué me sirve toda la felicidad terrena si eso me aleja de Dios? De nada, supongo. Aquí abajo seré el rey del mambo, pero allá arriba no tendré nada. Ya digo, con ello no quiero decir que me dé igual cualquier de las dos situaciones, sino que lo realmente importante, dada esta condición humana nuestra, es permanecer cercanos a Dios.

Logo dominicos dominicos