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Oír el mensaje de la herejía
14 comentarios“La Orden de Predicadores nació contra la herejía. Es tanto como decir que nació de la herejía. Porque, al revés de tantos otros que habían tratado de luchar contra ella, Domingo había oído el mensaje de la herejía. Y lo había comprendido”. Son las últimas palabras del libro de Michel Roquebert, Santo Domingo. La leyenda negra.
¿Cómo habían tratado otros de luchar contra la herejía?, ¿cómo había Domingo escuchado el mensaje de la herejía? Los Abades cisterciences, enviados por el Papa para combatir la herejía cátara, se presentaban tal como correspondía a su rango, a saber, con gran solemnidad, lujo y ostentación. Por otra parte, tampoco estaban muy preparados para responder a unos herejes que conocían bien la Escritura. Pero lo fundamental era que los cátaros vivían austeramente, buscando imitar la pobreza evangélica. El Obispo Diego de Osma y su compañero Domingo trataron de combatir a la herejía con sus propias armas, interiorizando los procedimientos de los herejes y asumiendo todas las exigencias de la vida apostólica más auténtica. Con el curso del tiempo, Domingo se dará cuenta de que la santidad de vida necesitaba un indispensable complemento: la formación teológica. Pobreza y saber: he ahí las dos armas de Domingo, he ahí su escucha y su comprensión de la herejía.
Escuchar el mensaje de la herejía y comprenderlo, sigue siendo el buen camino para la evangelización. No convertiremos al mundo condenándolo, sino buscando lo bueno que tiene y mostrándole un Evangelio que responde a esto bueno que ya hay y lo potencia. Buscar lo bueno de lo aparentemente malo, encontrar las inquietudes que hay en muchas reacciones contrarias a la Iglesia, ese es el camino para poder entablar un diálogo fructífero o, al menos, para que puedan escucharnos. Durante mucho tiempo la Iglesia vio como anti-evangélicos los ideales de la revolución francesa, libertad, igualdad, fraternidad. Hoy vemos como perversos lo que, para muchas y muchos son ideales de liberación, la libertad sexual pongamos por caso (pero no nos quedemos en el ejemplo). Para mostrar las consecuencias negativas de algunos modos de concretar esos ideales de liberación habrá que comenzar por discernir lo bueno que en ellos puede haber. Así podremos decir que hemos comprendido el mensaje de la herejía y así seremos aceptados como sus interlocutores. No para aprobar sin más lo que dice la herejía, sino para intentar que otra alternativa pueda ser escuchada.