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Necesidad de la Iglesia
5 comentariosGracias al Concilio Vaticano II hemos pasado del “fuera de la Iglesia no hay salvación” al “fuera de la Iglesia hay mucha salvación”. Porque la salvación no depende de la Iglesia, sino de Cristo que, por medio de su Espíritu actúa en todas partes y, por los medios que sólo él sabe, puede unir a los seres humanos a su misterio pascual. Ahora bien, decir que fuera de la Iglesia hay salvación, plantea la pregunta por la necesidad de la Iglesia. Esta necesidad hay que entenderla desde la sacramentalidad. La Iglesia es sacramento, signo y realización, de dos unidades: la de los hombres con Dios y de la de los hombres entre sí.
La Iglesia es necesaria porque necesitamos signos y testigos, porque es necesario señalar en lo concreto de nuestro mundo la posibilidad de una unión real con Dios y la posibilidad de que los seres humanos, a pesar de sus diferencias, puedan vivir como hermanos. El mundo, aún sin saberlo, necesita a la Iglesia. Dios la necesita para hacerse hoy presente en el mundo. Por otra parte, la Iglesia es necesaria porque la fe no se puede vivir en solitario. Los creyentes necesitamos un lugar donde poder compartir lo que esperamos, un espacio dónde anticiparlo. Los hermanos nos apoyamos y nos garantizamos unos a otros que eso que vivimos no es una manía personal, porque otros también lo viven; unos a otros nos damos seguridad de la fe.
Finalmente, la Iglesia es necesaria porque, a pesar de su pecado y de sus múltiples deficiencias, ha transmitido la Palabra de Dios de generación en generación. Una Palabra que es también su permanente crítica y, por eso, muchas veces la Iglesia pretende domesticarla, sin lograrlo. Sin la Iglesia, la Palabra no hubiera llegado hasta nosotros. En la Iglesia hay mucho pecado, pero también florece la santidad, a veces como reacción a tanto pecado. En la Iglesia hay mucha ambición de poder, pero también hay entrega y generosidad. Ella es una madre con muchas arrugas que, unas veces queriendo y otras a su pesar, guarda y transmite el tesoro de la Palabra de Dios.