Dic
Nacimiento de Dios
5 comentariosNo pienso sólo en el nacimiento de Jesús al decir nacimiento de Dios. Sin duda, el acontecimiento de la Encarnación de Dios en el hombre Jesús de Nazaret es la entrada en el tiempo del Verbo de Dios: el Verbo se hizo carne, como se dice de todo niño que viene al mundo. Pero este nacimiento se desdobla en varios acontecimientos estrechamente relacionados que también pueden calificarse de “nacimiento de Dios”. Según la carta a los Hebreos, la elevación de Cristo a la derecha del Padre fue su introducción en el santuario de Dios, que le dijo: “Tu eres mi Hijo, hoy te he engendrado”. Más aún, esta partida de Jesús es el tiempo de la venida del Espíritu, derramado sobre toda carne, para la siembra de la vida divina, para reunir a los hijos de Dios dispersos y llevarlos a la gloria, constituyendo así “el cuerpo total” de Cristo.
Con la resurrección de Cristo se anuncia la gloria de los hijos de Dios, cuando Dios sea “todo en todos”. Podemos y debemos calificar este acontecimiento final como el definitivo nacimiento de Dios en todos y cada uno de nosotros. Aún podemos añadir un último significado, porque el creyente de hoy recibe la revelación en una cultura distinta de la de los primeros cristianos. Esta nueva cultura, como reconoce el Concilio Vaticano II, bajo algunos aspectos le permite comprender y expresar mejor la revelación, le obliga a pensar a Dios en función de una nueva situación, le inspira un lenguaje nuevo sobre Dios. Es necesario que Dios siga naciendo hoy en nuestra cultura y en nuestras vidas para que la revelación, ocurrida en otro tiempo, sea acogida hoy y manifieste su validez para hoy.
El que desde el comienzo de los tiempos viene al encuentro del mundo, y se hace plenamente presente en Jesús de Nazaret, sigue naciendo cada día en la Iglesia en cuanto “Dios-con-nosotros”. El nacimiento de Dios, lejos de ser un acontecimiento del pasado, es una realidad que debe hacerse presente en cada momento de la historia de las personas y es también una esperanza de plenitud futura, que llena y llenará de sentido la vida.